Entrevista por escrito con el autor Gary Shteyngart, acerca de su visión del "äppärät".
En un futuro próximo, todos los ciudadanos llevarán un súper iPhone controlado a nivel central que rastreará nuestros movimientos y podrá escanear a todo el mundo a nuestro alrededor para revelar su valor neto, su historial de compras y su potencial para ir juntos a una cita romántica.
El así llamado äppärät es un invento de Gary Shteyngart, autor de la novela satírica "Super Sad True Love Story". El personaje principal trabaja en el sector de los servicios post-humanos y se enamora de una mujer más joven que constantemente envía chats de texto a sus amigos. ¿Tendremos un äppärät en el futuro? ¿Tendrá un dispositivo móvil de ficción como éste un impacto a nivel de precaución sobre los diseños de hoy en día?
Para saber más sobre el asunto nos encontramos con Shteyngart antes de su reciente aparición en Newtonville Books, cerca de Boston.
TR: ¿Puede hablarnos acerca de su invención, el äppärät?
Gary Shteyngart: Me imagino que sería así de grande [el tamaño de un medallón], realmente muy pequeño. La forma en que lo imaginé en un principio era con pequeños trozos de datos flotantes para que todos pudieran ver su aspecto. Y lo quería muy brillante. Estaba pensando un poco en ... ¿se acuerda de la película WALL-E? Se acuerda que está enamorado del robot EVE, y que ella es muy brillante y tiene una especie de pantalla pequeña con un LED en la frente? Eso es más o menos en lo que estaba pensando.
TR: ¿Se cuelgan alrededor del cuello de las personas?
GS: Sería como una pieza de joyería, porque siempre querríamos tenerlo con nosotros. Es interesante que la gente no tenga—y podríamos pensar lo contrario—ningún tipo de dispositivo que se cuelgue alrededor del cuello, porque resulta muy raro tener que buscar constantemente en el bolsillo y sacar esto [el iPhone].
TR: ¿Cómo clasifica el äppärät a la gente?
GS: Vamos a un bar, digamos que entro en un bar. Todo el mundo me clasifica de forma automática y paso a ser el séptimo hombre más feo en la barra, pero tengo la cuarta mejor calificación crediticia, lo cual resulta muy interesante. Así que todo el mundo se me acerca y me lo dice, me dicen quién soy.
También se ocupa de clasificar la "personalidad" y el atractivo. La personalidad tiene que ver con lo extrovertidos que somos, cuántas cosas personales compartimos con los demás. Así que tiene que ver simplemente con escupir constantemente cosas acerca de nosotros—eso es lo que se considera una "buena personalidad". Ese es uno de los enfoques.
Después hay algo, hay una especie de almohadilla emotiva para que si ves a alguien que te atrae, te mida los latidos del corazón puesto que aumentan al mirar a esa persona. Y esa mujer o ese hombre de inmediato saben lo mucho que los deseas, y entonces él o ella pueden rechazarte o no.
TR: ¿Qué otras increíbles características tiene el äppärät?
GS: Bueno, la tecnología RateMe Plus es su parte más importante; el hecho de que nos clasifica inmediatamente. Podemos cargar todos los datos en él, y todos los datos están siempre disponibles. Siempre estamos emitiendo señales sobre quiénes somos.
También es muy parecido a lo que ya es el iPhone. Todo el mundo transmite información en este futuro que he diseñado. El periodismo ha muerto, a nadie realmente le importa. Así que incluso cuando suceden cosas terribles, lo que le importa realmente a la gente es su peso, los hidratos de carbono, sus factores pH y cosas así. Hay una mujer que tiene un programa, La "Hora del Muffin" de Amy Greenberg, donde habla sobre el tamaño de su muffin [el rollo de grasa de la cintura], puesto que sube y baja, fluctúa.
En un momento dado la gente se empieza a morir por todo Central Park, el gobierno ataca a algunas de las personas acampadas en Central Park, pero lo que a ella [Amy Greenberg] le preocupa sobre todo es el efecto en su muffin.
TR: En su libro, Estados Unidos es una sociedad post-alfabetización y hemos perdido la capacidad de interactuar directamente entre nosotros. ¿Nos ha llevado la tecnología a este punto?
GS: En el libro hay muchos culpables. Creo que la tecnología puede ser interpretada como un culpable, pero creo que el principal culpable es el hecho de que nos estamos volviendo más tontos. Si la tecnología permite esto o no es una cuestión abierta. Sin embargo, en comparación con otros países en el mundo, estamos constantemente a la baja en términos de resultados en una amplia variedad de cosas.
Esto puede que no sea tan evidente en el MIT, obviamente, porque todo el mundo viene al Instituto a obtener una educación, aunque en términos de educación primaria las cosas están realmente mal.
Es interesante un estudio que el Times ha publicado recientemente—el vocabulario de los niños se está reduciendo debido a que sus padres están constantemente enviando mensajes de texto y escribiendo en el ordenador y no tienen tiempo suficiente para simplemente comunicarse con el niño.
Así que eso es algo que realmente me intrigó y me sentí como si fuera ya parte de este mundo.
TR: En su libro, ¿por qué cree que tantas personas han dejado que su äppärät cambiase tanto sus vidas?
GS: Cuando estás con tu äppärät no hay impermeabilidad entre nosotros y la tecnología. Nosotros somos la tecnología. Está en todos lados. Quiero decir que lo siguiente será incorporarla en el cuerpo humano. Así, por ejemplo, podría estar viviendo dentro de nuestro ojo, de modo que el ojo sea básicamente un punto de datos gigante y podamos aprender a abrir y cerrar los ojos y manipular los datos de esa manera. Eso sería muy emocionante.
TR: ¿Qué otras características mejoradas se pueden esperar en la versión 7.7 del äppärät?
GS: Creo que en última instancia las tecnologías se fundirán por completo en un conjunto. Así que con cada año, pierdo alrededor de un 6 por ciento de mi humanidad, por lo que creo que en el año 2018 sólo seré una aplicación andante.
Los äppäräts también son un dispositivo de consumo. La idea es vendernos cosas. Eso es lo que Internet hace mejor, recoger nuestros datos y luego vendernos un producto. Y para eso sirve el äppärät. Todo el mundo tiene uno y no tenerlo es no ser civilizado, de algún modo, en esta civilización.
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