A primera vista, 2010 no parece ser un buen momento para comenzar una nueva empresa. El capital inicial, ya sea procedente de fondos de riesgo, inversores ángeles o de préstamos bancarios, continúa siendo escaso. Aunque, técnicamente, la recesión haya pasado ya, consumidores y empresas siguen mostrándose reacios a abrir la cartera. A pesar de los obstáculos, la creación de startups ha aumentado recientemente, tal vez porque los trabajadores despedidos han decidido perseguir su sueño de crear una empresa. Al mismo tiempo, el elevado índice de desempleo aumentó el número de profesionales disponibles para las empresas que quieran contratar. Para los que consiguen encontrar soluciones creativas para el desafío de la financiación, ahora es el momento adecuado para comenzar un nuevo negocio. "Los periodos de recesión son una oportunidad excelente para el que quiera empezar un nuevo negocio", dice David Wessels, profesor adjunto de Finanzas de Wharton.
Las cifras muestran que el ritmo de constitución de startups ha aumentado a pesar de la recesión, o tal vez a causa de ella. De acuerdo con un informe divulgado en mayo por la Fundación Ewing Marion Kauffman, una organización sin fines de lucro especializada en iniciativa emprendedora, el número de nuevos negocios creados entre 2007 y 2009 fue el más elevado en 14 años, superando incluso el boom de startups de 1999-2000. En 2009, 340 adultos de cada 100.000 comenzaron un nuevo negocio cada mes, un aumento del 4% en relación al ritmo registrado en 2008.
El crecimiento de la actividad empresarial puede parecer "absurdo para algunos", dice Thom Ruhe, director de Iniciativa emprendedora de la Kauffman. "Pero el contexto económico de los últimos años ha acabado con la imagen de seguridad en el empleo y de estabilidad económica. Algunas personas consideran una consecuencia natural el crecimiento de la actividad emprendedora como opción de vía económica. Es como si dijeran: 'Ha llegado la hora de controlar mi destino'.
"Sin embargo, si un número mayor de personas quisiera dar ese salto y comenzar un negocio propio, tendrán que enfrentarse a muchas dificultades para mantener la empresa operativa. Las inversiones hechas por los "ángeles", es decir, las inversiones patrocinadas por individuos ricos y que son fuente de capital para muchas startups, han experimentado una caída brusca como consecuencia de la crisis financiera de 2008. De acuerdo con El Centro de Investigación de Iniciativas de Riesgo de la Universidad de New Hampshire, las inversiones patrocinadas por los ángeles cayeron un 8,3% en 2009, llegando a US$ 17.600 millones, una caída que tuvo lugar justo después de una disminución del 26,2% en 2008. Como el volumen de transacciones fue un poco menor el año pasado hubo, en realidad, un aumento del 3% en el número total de empresas que consiguieron financiación.
Al mismo tiempo, en 2009, los ángeles decidieron invertir más en empresas en etapas de desarrollo más avanzado destinando sólo un 35% a las startups, frente a un 45% invertidos en empresas todavía en etapa de capital semilla en 2008. "Necesitamos capital para las startups", observa Jeffrey Sohl, director del Centro de Nuevas Investigaciones en Iniciativa emprendedora. "Si ese porcentaje del 35% sigue siendo bajo, tendremos problemas".
Plazos nuevos y más rigurosos
Mientras tanto, los emprendedores que consigan alguna financiación de los ángeles se verán forzados a adecuarse a plazos más rigurosos. Peter Linder, ángel de la región de Filadelfia, dice que muchos ángeles tal vez hayan sido demasiado generosos en el pasado en la forma en que medían el valor de una empresa a la hora de hacerse con una participación. Para él, el valor de las transacciones continuará más bajo que anteriormente. "Las personas ya han tenido muchas experiencias malas", dice él. "Aprendimos una lección: estábamos pagando un precio demasiado alto". Linder prevé que no habrá retorno a corto plazo para las startups que fueron valoradas de forma excesiva.
Los tumultos actuales del mercado de capital riesgo son otra dificultad para los emprendedores. Según Raphael Amit, profesor de Iniciativa emprendedora de Wharton, diversos factores contribuyen actualmente a inquietar a la comunidad de capital riesgo, inclusive los bajos retornos generados por muchos fondos en el transcurso de la última década. Además de eso, el capital que intenta salir de una inversión se enfrenta a muchas dificultades. Eso es consecuencia de un mercado de oferta pública inicial de acciones (OPV) muy cerrado en los últimos años y de la caída en las actividades de fusiones y adquisiciones. Según datos de Thomson Reuters y de National Venture Capital Association (NVCA), la salida del capital riesgo de un negocio a través de una fusión o adquisición (F&A) cayó a 271 en 2009, frente a 379 dos años antes. Además de eso, hubo sólo 12 OPVs vinculadas a capital riesgo el año pasado, frente a 86 en 2007.
"Los bancos no querían prestar dinero a empresas dispuestas a hacer transacciones de F&A", dice Amit. "Cuando hubo transacciones de ese tipo, los valores fueron bajos. Al mismo tiempo, cuando los inversores invierten en startups, ellos saben que la posibilidad de una salida vía OPV es nula". No es una sorpresa, por tanto, que la actividad de inversión de capital riesgo haya dejado de ser atractivo en los últimos años. En 2009, se hicieron sólo 2.893 transacciones para una inversión total de US$ 18.000 millones, frente a 4.004 por valor de US$ 28.000 millones el año anterior, de acuerdo con Thomson Reuters y la NVCA.
Aunque haya habido un incremento este año —en el primer semestre de 2010 se completaron 1.646 operaciones por un total de US$ 11.000 millones en inversiones. Wessels advierte que las empresas que consiguen financiación están muy avanzadas en su desarrollo. "La empresa que es financiada hoy en día en general no necesita financiación", dice él. "Es, por norma, una empresa que es lucrativa y con clientela; tiene que ver también con la velocidad con que crece". Leonard Lodish, profesor de Marketing de Wharton, dice que esa situación representa un cambio frente a lo que se observaba hace algunos años. "En 2006 y 2007, era mucho más fácil conseguir financiación si había una buena idea y un buen historial de rendimiento. Ahora, es preciso probar que el modelo de negocio propuesto funciona de verdad".
El elevado número de obstáculos para la obtención de financiación puede llevar a las startups a una frecuencia mayor de fracasos, evalúa Robert Fairlie, profesor de Finanzas de la Universidad de California Santa Cruz y autor del informe Kauffman sobre la actividad emprendedora. Además de las dificultades de obtención de capital de los ángeles y del capital riesgo, Fairlie resalta que otras fuentes de financiación —líneas de crédito bancario o préstamos inmobiliarios— son también menos accesibles, esto porque las instituciones financieras están prestando menos y el valor de las viviendas ha caído. "Es más difícil hacer algo por cuenta propia hoy en día".
Fairlie dice que el índice más elevado de fracaso de las startups ya aparece en las estadísticas de suspensión de pagos. De acuerdo con El Instituto Americano de Suspensiones de pagos, en 2009 hubo 60.837 solicitudes de suspensión de pagos de empresas, frente a 43.546 el año anterior y tres veces más que el índice registrado en 2006. Según datos del Center for Venture Research, un 40% de las salidas de capital por parte de inversores ángeles en 2009 se dieron en forma de suspensión de pagos, frente a un 26% el año anterior. Incluso para las empresas que sobrevivan, el resultado puede traducirse en crecimiento más lento. Según explica Amit, si la revalorización de las startups cayese, "habría menos dinero", de media, "entrando en la empresa en una única ronda de financiación".
Sectores calientes
Existen, sin embargo, señales de que las cosas estén mejorando un poco. Amit observa el aumento de OPVs vinculadas al capital riesgo —fueron 26 en el primer semestre de este año frente a 12 en 2009. Él añade que las revalorizaciones parecen estar consolidándose también en el mercado de capital riesgo. De acuerdo con datos obtenidos por la oficina de abogados Wilson Sonsini Goodrich & Rosati, un 62% de los negocios hechos en el segundo trimestre de 2010 tuvieron un valor más elevado, es decir, el valor atribuido a la empresa en proceso de capitalización fue superior al proceso anterior. Esa cifra fue de sólo un 50% en el primer trimestre de este año. "Los datos muestran la consolidación constante de las revalorizaciones como consecuencia, en gran medida, del crecimiento de las actividades de inversiones y mejorías observadas en las condiciones económicas en general", según explica el informe de la oficina de abogados.
Pero nadie cree en un cambio de escenario de momento. Por eso las industrias mejor posicionadas son las que continuaron atrayendo inversiones en dólares, sobre todo la tecnología verde y la energía renovable, así como las empresas vinculadas a Internet. "Está resultando cada vez más barato crear una empresa de Internet", destaca Lodish, ya sea un minorista digital o una empresa de solución de gestión online. "Usted puede abrir una empresa y hacer una demostración de su modelo por miles o centenares de miles de dólares, y no millones".
En el caso de las empresas de tecnología verde, los costes de capital pueden ser más elevados, pero el mercado es igualmente receptivo. Datos del Center for Venture Research muestran que las transacciones hechas por los ángeles en el sector de negocios relacionados con la energía aumentaron en 2009. Lodish dice que el apoyo del Gobierno a las tecnologías de energía limpia explica, en parte, el entusiasmo del inversor. La Ley Americana de Recuperación y Reinversión de 2009, por ejemplo, destinó fondos para la modernización de la matriz eléctrica nacional. En consecuencia, las empresas que operan en ese sector han sido muy buscadas por los inversores.
Amit, sin embargo, advierte que el entusiasmo en torno a la energía limpia y la tecnología verde tal vez sea exagerado. "Hay muchas empresas de capital riesgo favoreciendo ese sector. Aún no tenemos una burbuja, pero es preciso averiguar si hay espacio para tanta gente".
Los que están en sectores menos competitivos necesitan ser más creativos a la hora de operar con presupuestos más modestos. Ruhe dice que una opción sería establecer relaciones con clientes en potencia antes de desarrollar plenamente un producto y, a continuación, conseguir que él financie el trabajo final. "Hace algunas décadas, grandes empresas financiaban los grupos de I+D", dice Ruhe. "Fue lo primero que las empresas recortaron cuando la economía se resintió. Creo que los emprendedores entraron en ese mercado para ofrecer I+D subcontratado. Empresas de gran tamaño se asocian con ellas y les dan espacio en el laboratorio, por ejemplo". Por lo tanto, mientras en el pasado el emprendedor prefería mantener en secreto un nuevo producto lanzándolo después con una gran campaña de marketing, Ruhe dice que ahora el emprendedor está más abierto y trabaja al lado de socios en potencia que pueden ayudarlo en el desarrollo del producto.
Según David Hsu, profesor de Gestión de Wharton, las startups necesitan prestar especial atención a la forma en que estructuran esas alianzas. "Es un arma de doble filo", dice Hsu. "Si usted se asocia con una gran empresa, ella puede desposeerte fácilmente de tu propiedad intelectual. Pero repartirse la tarta del nuevo producto con ella, disminuye el interés en tratar de competir contigo directamente".
Existe, sin embargo, una esperanza para el emprendedor en medio de todas esas noticias económicas negativas: el alto nivel de desempleo facilita la contratación. "Las personas se sienten motivadas a correr riesgos", observa Wessels. "Ejecutivos de gran talento están dispuestos a aceptar un puesto en una startup, cosa que no harían hace algunos años".
Además de eso, el terrible escenario de desempleo puede ayudar indirectamente a las empresas a contener los costes con salarios, dice Hsu. "El mercado de trabajo ya no es tan competitivo como antes. Una de las grandes ventajas de una empresa en etapa inicial es la capacidad de emitir acciones. Por lo tanto, es posible contratar a alguien con un salario inicial pequeño, pero en el momento en que la empresa alcanza determinadas etapas, esa persona podrá ganar más bajo la forma de opciones u otro tipo de remuneración variable".
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