La multinacional norteamericana General Electric (GE) y el proveedor de soluciones informáticas, UST Global, eligieron la ciudad chilena de Viña del Mar para dar vida a su próximo joint venture: un centro tecnológico de clase mundial -denominado GenShare-, que abrirá sus puertas en 2010. La alianza implica una inversión de 30 millones de dólares y la creación de unos 1000 puestos de trabajo en el plazo de 5 años que colaborarán estrechamente con los centros de excelencia de UST en India. Esta iniciativa es un ejemplo ilustrativo del papel clave que jugarán las tecnologías de la información en la recuperación económica de América Latina.
El aterrizaje de UST Global en Chile responde, según explica Joe Nalkara, COO de la empresa, a que “nuestros clientes están apostando por la estrategia "India+1", que apunta a aprovechar la madurez del mercado indio de TI y diversificar la cartera de servicios en otro país (además de los ocho donde ya tienen presencia), para así compartir la carga de trabajo y minimizar los riesgos”. Para apoyar esta estrategia, la empresa buscaba una plataforma en América del Sur que apoyara las operaciones de la empresa en India y en una zona horaria complementaria, para así brindar servicio a sus clientes de forma continua. Al final, dice, “elegimos Chile porque además nos brinda una combinación de fuerza de trabajo y estabilidad económica”.
El centro tecnológico también servirá como plataforma para terceros clientes en todo el mundo, principalmente EEUU y Europa. Al final de 2010, la empresa espera tener trabajando a entre 200 y 250 profesionales, entre ingenieros y otros expertos en tecnología informática. Alejandro Bottan, presidente de GE en el país destaca las auspiciosas repercusiones del joint venture, aseverando que “el mercado chileno de software se transformará rápidamente en un gran generador de empleo, demandando a un creciente número de profesionales jóvenes calificados, con ingresos crecientes. Y añade que “dado que somos una compañía global, con operaciones en más de 120 países, tenemos una importante demanda de programas y sistemas de software”.
Y no son sólo los socios de la alianza los que se muestran radiantes respecto al impacto de las tecnologías de la información en la economía chilena. La consultora de Tecnologías de la Información IDC prevé que esta industria genere en la región 690.000 nuevos empleos de aquí a 2013 y posibilite la creación de 6.000 nuevas empresas en el período.
Para Chile, este joint venture es muy valioso, señala Gustavo Donoso, profesor de la Escuela de Ingeniería Informática de la Universidad Católica de Temuco, considerando que UST Global cuenta con operaciones en India y que “este país ha sabido posicionarse como líder en la industria de las Tecnologías de la Información”. Donoso muestra su deseo de que este proyecto sea el punto de partida para que otras empresas extranjeras recorran un camino similar.
Además, Alejandro Mellado, profesor de la Escuela de Ingeniería Informática de la Universidad Católica de Temuco, cree que “estas iniciativas mejoran considerablemente la competitividad de Chile, en lo que respecta al desarrollo de capital humano calificado, ya que las soluciones de software claramente están orientadas al mercado extranjero”.
Aunque Mellado rebaja su entusiasmo en lo que se refiere al impacto que Genshare tendrá en el desempleo del país que, según el Instituto Nacional de Estadísticas de Chile (INE), alcanzará un 10,2% en el tercer trimestre del año. Las fuentes de empleo que creará esta alianza son para personal técnico calificado y, “justamente, son los no calificados los que poseen menos oportunidades”.
El impacto en la región
Enrique Canessa, profesor de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez, cree que, efectivamente, “si el proyecto de GE y UST Global tiene éxito, tendrá un positivo impacto sobre el empleo y la economía de la Quinta Región de Chile, especialmente en las ciudades de Viña del Mar y Valparaíso”. Esta última cuenta con excelentes centros universitarios y de I+D -Investigación y Desarrollo-, lo que contrasta con su escenario macroeconómico deprimido y altos índices de desempleo (del 16% en julio, según el INE)”, describe Hernán Astudillo, profesor del Departamento de Informática de la Universidad Técnica Federico Santa María. Aún así, advierte que “la inversión en TI tendrá un efecto duradero en la medida que permita, directa o indirectamente, sacar de la pobreza a importantes segmentos de la población latinoamericana, consolidando a la industria local, pero al mismo tiempo, estableciendo perspectivas globales de desarrollo”.
GenShare representa sólo la punta del iceberg para un país como Chile que, en general, depende de los recursos procedentes de las exportaciones de materias primas. “Centros como éste traerán movilidad y mejores expectativas a los profesionales de TI, impactando favorablemente en su formación y en los eventuales spin-off -creación de nuevas empresas y entidades- que voluntaria o involuntariamente se gestarán alrededor de esta iniciativa”, comenta Eduardo González, profesor de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez.
La clave está en cómo mostrar las fortalezas de cada país a los inversores extranjeros del sector. Panamá, por ejemplo, podría ser el destino para la inversión en servicios de TI, señala Astudillo, “debido a sus bajos costos y el nivel educacional parejo de su población. En cambio, Uruguay podría concentrar recursos extranjeros para el desarrollo de proyectos, dada su masa crítica de profesionales de muy buen nivel”.
En tanto, en opinión de González, Brasil es el candidato más potente para atraer mayor inversión en TI, debido a su tremendo mercado, seguido de México. “Brasil ha mostrado un manejo económico previsible y estable, ofreciendo garantías a los inversionistas internacionales. México también tiene una economía estable, es miembro del NAFTA –Tratado de Libre Comercio que incluye a Estados Unidos y Canadá- y presenta la ventaja adicional de su cercanía con Estados Unidos. En menor escala y por sus condiciones políticas serias, existen muy buenas posibilidades para que Chile, Colombia y Perú concentren recursos para ser invertidos en el sector de las TI”.
Las barreras que hay que derribar
Pero no hay que dar por supuesto el desembarco de inversores extranjeros ya que hay varios aspectos que podrían frenar las oportunidades de inversión de TI en la región. “El nivel de la educación técnica-profesional del país y el dominio del inglés, son algunas variables” que hay que tener en cuenta, explica el profesor Astudillo. Por ejemplo, en el caso del centro de desarrollo de software que será construido en Viña del Mar, Bottan reconoce que “la generación de suficientes profesionales especializados en sistemas informáticos, con muy buen dominio del idioma inglés” va a significar una importante barrera para el desarrollo del proyecto.
El profesor Canessa explica, además, que la barrera del idioma es especialmente problemática “considerando que el entrenamiento de los profesionales será en inglés y que algunos chilenos tendrán que viajar a India. Si no se tiene un buen dominio del inglés, se hace difícil al menos al comienzo, entender el acento de este país. Sin embargo, lo anterior podría ser contrarrestado por el hecho de que en el desarrollo de software, se utilizan a diario muchos conceptos técnicos en inglés”.
Canessa visualiza otros obstáculos de índole cultural. “Hay que destacar que los profesionales indios tienden a ser muy analíticos, ordenados y estructurados al enfrentar el diseño de una solución informática, además de tener una gran capacidad de trabajo. Lo anterior podría contrastar con lo que estimo, un estilo más informal de trabajo, por parte de los técnicos chilenos. Por ello, creo que es muy buena idea que el entrenamiento de los profesionales locales se lleve a cabo en India, a fin de que se sumerjan en esa cultura de trabajo”. Ante estos posibles desencuentros culturales, GE ha anunciado que el centro podría comenzar a funcionar a fines de este año, y que durante esta etapa “enviaremos a 30 o 40 profesionales chilenos a capacitarse a India”, señala Bottan.
En el futuro desarrollo de proyectos de perfil tecnológico, “definitivamente, las entidades educativas tienen una oportunidad única”, señala Donoso. No obstante, para él, la principal amenaza que plantea el nuevo centro de software es el interés que puedan demostrar los jóvenes en carreras del área tecnológica. “Espero que logremos interesar a los jóvenes en las carreras vinculadas con la tecnología, ya que la demanda por estos profesionales no dejará de crecer en al menos los próximos 20 años”.
En última instancia, añade González, la educación superior será mucho más fuerte si las universidades y los centros de formación son capaces de alinear sus procesos educativos con las necesidades de las compañías tecnológicas. ¿Y quién sabe? Se podría estar poniendo los cimientos de un nuevo Silicon Valley. “No hay que olvidar la existencia de buenas Universidades y centros de formación técnica en varios países de la región, lo que aporta la savia para el florecimiento de nuevas empresas de TI”, rescata González.
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