lunes, 4 de octubre de 2010

La era digital está transformando la industria editorial y las economías de las que dependían los nuevos escritores

[autores]Matt Wright-Steel para the Wall Street Journal

John Pipkin ha tenido que replantear su plan de mantener a su familia con su trabajo de escritor. El novelista suplementa sus ingresos trabajando como profesor en la Universidad Southwestern de Georgetown, Texas.


Cuando este año la agente literaria Sarah Yake buscaba comprador para la primera novela de Kirsten Kaschock, Sleight, pensó que sería algo seguro con las principales editoriales de Nueva York.

"Su proyecto era uno de los más ejemplares de la última década", comentó Jed Rasula, quien desde 2001 ha enseñado en el departamento de literatura en la Universidad de Georgia. "Sin duda pensé que encontraría quien lo publicara en Nueva York".

Pero las principales editoriales de Nueva York pasaron por alto Sleight, una novela sobre dos hermanas entrenadas en una modalidad artística de ficción. Una pequeña editorial independiente, Coffee House Press, en Minneapolis , tiene ahora previsto publicar el libro luego de pagarle a la escritora un adelanto de unos US$3.500, una fracción de los típicos avances que las editoriales solían pagar.

Siempre ha sido difícil encontrar editoriales dispuestas a publicar obras de ficción, pero los autores en Estados Unidos están sufriendo el increíble impacto de la revolución digital, la cual ya ha alterado el modelo de negocios de la industria editorial.

Debido a que su precio es muy inferior a los libros impresos, los electrónicos generan menos ingresos para las editoriales y las grandes cadenas minoristas están comprando menos títulos. Como resultado, las editoriales que promovieron a varias generaciones de escritores de ficción de EE.UU. están aprobando menos acuerdos literarios y contratando menos novelistas nuevos. La mayoría de aquellos que son publicados reciben avances más modestos.

Los agentes literarios y editores dicen que así como las descargas digitales de música han significado que menos grupos y cantantes pueden vivir de los acuerdos con las casas discográficas, un menor número de autores literarios será capaz de ganarse la vida a medida que los libros electrónicos cobran mayor aceptación.

"Es mejor tener otra fuente de ingresos", dice Nan Talese, de la editorial Nan A. Talese/Doubleday.

En algunos casos, las editoriales independientes han asumido la tarea de firmar contratos con escritores prometedores. Pero ofrecen, en promedio entre US$1.000 y US$5.000 por adelantado, una fracción de los US$50.000 a US$100.000 que las editoriales establecidas pagaban típicamente por el debut de un libro de ficción en EE.UU.

Las nuevas economías del libro electrónico hacen que el dilema del autor sea dolorosamente claro: un libro nuevo impreso de tapa dura con precio de venta de US$28 tiene un rendimiento de 50% o US$14 para la editorial, y de 15% o US$4,20 para el autor. Actualmente, bajo muchos acuerdos de libros electrónicos, un libro digital se vende por US$12,99, de los que 70% o US$9,09 van para la editorial, y por lo general, 25% o US$2,27 para el autor.

El resultado es que con la venta de un libro electrónico un autor gana casi la mitad de lo que obtendría con la venta del mismo libro impreso.

Los ingresos más bajos de los libros electrónicos llegan en medio de un descenso que ya estaba en marcha en las ventas de libros. Las opciones de entretenimiento aparentemente infinitas creadas por la web han reducido el tiempo que la gente pasa leyendo libros. La debilidad económica también está contribuyendo a la caída de las ventas.

Las ventas de libros de consumo alcanzaron en EE.UU. un máximo en 2008 con 1.630 millones de unidades. Se espera que la cifra disminuya a 1.470 millones de unidades este año, y a 1.430 millones en 2012, dice Albert Greco, investigador de mercado de la industria.

Por su parte, las ventas de libros electrónicos se están disparando en EE.UU. En la actualidad, los libros electrónicos representan 8% de la facturación total por la venta de libros en ese país frente a entre 3% y 5% de hace un año. Mike Shatzkin, consultor editorial, anticipa que los libros electrónicos podrían representar de 20% a 25% de las ventas totales por unidad a finales de 2012. "Con el tiempo, los libros digitales superarán a los libros impresos", predice Greco.

Algunos expertos de la industria dicen que los precios más bajos de los libros electrónicos pueden resultar en un aumento de las ventas totales por unidad. Queda por verse si este aumento compensará la pérdida de ingresos por la venta de libros de tapa dura.

Aunque los libros electrónicos se encuentran todavía en sus inicios, las editoriales dicen que el promedio de los anticipos por libros de ficción ya están disminuyendo. Para garantizar los derechos de publicación de un libro, las editoriales pagan a los autores un adelanto sobre las futuras ventas de libros. Después de que el libro sale a la venta, el autor recibe una regalía de la cual se deduce el adelanto inicial. Una vez que el autor recupera el anticipo, gana un porcentaje por la venta de cada libro.

Siempre habrá algún autor con suerte cuya primera novela desata gran expectativa. Pero hoy en día, muchas novelas debutantes que hace cinco años habrían ganado lucrativos anticipo consiguen US$15.000 o menos, asegura Adam Chromy, un agente literario de Nueva York, quien hace poco quedó decepcionado con la respuesta inmediata de las editoriales a una primera novela que el pensó era excepcionalmente buena.

Para algunos, los libros electrónicos son buenas noticias. Autores de renombre y novelas que se consideran comerciales están cada vez más en demanda a medida que los lectores de libros electrónicos gravitan hacia los libros más vendidos con grandes tramas.

En julio, Amazon.com Inc. dijo que el fallecido escritor sueco Stieg Larsson, cuya novela Los hombres que no amaban a las mujeres forma parte de la trilogía superventas de libros detectivescos, fue el primer escritor en vender más de un millón de copias para el Kindle, el lector electrónico de Amazon.

La historia es distinta para los autores nuevos de ficción y los que tienen menos potencial comercial que podrían tener tiradas de 10.000 ejemplares o menos.

La primera novela de John Pipkin, Woodsburner, ganó varios premios literarios pero apenas ha vendido 359 copias digitales. "He tenido que replantear mi plan de mantener a mi familia como escritor de tiempo completo", dice Pipkin.

No todo el mundo cree que el paso a la edición digital es necesariamente malo para los escritores. El novelista E.L. Doctorow, que ha enseñado literatura creativa durante 23 años en la Universidad de Nueva York, dice que con los libros electrónicos, la industria se está distanciando de las editoriales en manos de grandes corporaciones y volviendo de nuevo al estado tradicional que disfrutaba hace muchos años.

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