viernes, 1 de abril de 2011

Blogs versus redes sociales


Es casi un rito. Cada año, los expertos proclaman la muerte de los blogs. Los blogs no desaparecen pero sus textos largos compiten con el texto rápido y no estructurado de las redes sociales.

Las advertencias comenzaron en 2007. Luego en 2008, la revista Wired, preguntaba si el surgimiento de Twitter, Facebook y Flickr entre otros no se pondrían más en boga que los blogs. En 2009, Copyblogger declaró otra vez la muerte del blogueo pero dijo que continuaría viviendo. El año pasado, Problogger debatió sobre el papel que jugaba el email en todo esto y concluyó que no es una decisión de una cosa o la otra.

Y ahora, a tres meses de comenzado 2011, es hora de que nuevamente lleguen los pronósticos, esta vez liderados por el New York Times. Claro que no es la plataforma lo que se analiza sino los usuarios, el joven contingente que viene sin orientación ni disciplina como para poder enfocarse en contenido de formato largo. The Social Media Marketing Blog habló hace poco de los cambios en el sistema de mensajes de Facebook y su falta de título (subject line).

Otra forma de mirar esto es separar el mensaje del medio, como hace Om Malik en GigaOm. Su planteo es que lo que cuenta es el contenido, y las plataformas son simplemente las formas en que nos conectamos con cada uno. Pero Malik no acepta que se dé por vencido al blog: todavía hay mucho margen para contenido largo.

La pregunta es, entonces, adónde nos lleva todo esto. ¿Estamos condenados a contar caracteres y desmenuzar los mensajes en pequeños bocaditos digeribles para estas nuevas generaciones poco afectas a la lectura de textos largos? ¿Tendremos que adaptar los blogs a esta tendencia?

Para los marketineros, el mensaje es que necesitamos estar preparados para todas las eventualidades en este escenario. Esto significa la necesidad de tener en cuenta a los que atención corta pero seguir apoyando el contenido en profundidad que da mayor significado con más contenido. Por ejemplo, esto significaría crear titulares atractivos y enganchar las miradas con buen texto o video. También significaría crear piezas de contenido que se pueda compartir o embeber dentro de otros formatos, contenido que pueda tener vida propia y transmitir un mensaje.

Esto se reduce a que los creadores de contenido tienen más caminos que nunca para contar sus historias. Las preferencias de los consumidores son más volubles que nunca, y por eso hay que prepararse a sus gustos cambiantes mientras cortamos el nudo gordiano de cómo logramos comprometerlos completamente.

A pensar, entonces, en el plan.

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