Sam Pitroda es el padre de la revolución de las telecomunicaciones en la India. Este físico brillante es ahora consejero del Primer Ministro indio en cuestiones relativas al servicio público, la innovación y las infraestructuras.
El hijo de Indirah Ghandi, Rajiv Ghandi, le pidió a Pitroda durante su mandato como Primer Ministro, en los años 80, que trabajara para que cada indio tuviera acceso a la telefonía. Al modernizar el sistema de telecomunicaciones, democratizó el teléfono y redujo sus costes.
Sam Pitroda: “Al principio de los 80, tuve la oportunidad de presentarle a la entonces Primera Ministra, Indirah Gandhi, un proyecto sobre el potencial de las telecomunicaciones para ayudar a construir un país. Se puede construir una empresa, pero ¿se puede construir un país utilizando estas tecnologías?
Lo que la India necesitaba era acceso a la telefonía. No se trataba de una cuestión de densidad, ni de diferencias entre las zonas rurales y las urbanas.
Tuvimos que trabajar en un ambiente muy hostil, con temperaturas muy altas, mucho polvo, humedad, falta de mano de obra cualificada en el campo. Lo que necesitábamos realmente era construir nuestro propio modelo.
Montamos un equipo con poca gente, sin ninguna experiencia. Jóvenes brillantes, con una edad media de 23 años, con los que intentamos identificar el problema que había que resolver. Les hicimos partícipes del reto que suponía y trabajamos con ellos para desarrollar el proyecto correctamente.
La India no tenía una industria electrónica muy desarrollada, así que tuvimos que construir conectores, placas base, programas, equipos informáticos, importamos algunas piezas del extranjero. Pero también tuvimos que desarrollar toda la industria auxiliar. De repente nos dimos cuenta de que trabajábamos diez mil personas en el sector. Esto nos dio un nuevo impulso. La clave eran los recursos humanos”.
La revolución tecnológica vive ahora sus mejores momentos en la India. Todos sus habitantes, o casi todos, están equipados y conectados. Ahora, hay que desarrollar los aspectos relacionados con Internet para incrementar la eficacia del servicio público.
Sam Pitroda: “Actualmente, la exportación de programas informáticos y servicios genera 75.000 millones de dólares de beneficios anuales. Nuestra producción es de 200.000 millones de dólares al año.
Antes teníamos dos millones de teléfonos sobre un total de 750 millones de habitantes. Hoy tenemos 600 millones de teléfonos, a los que se suman cada mes 15 millones más.
Confíamos en llegar pronto a los mil millones de móviles, sería un progreso enorme. Hoy la India está bien conectada. Es un país en el que hay mil millones de usuarios. Hace cinco años, había mil millones de personas sin conexión. Nuestro reto ahora, cuando terminemos con la conectividad, es cómo vamos a desarrollar la siguiente cuestión.”
Para Sam Pitroda, las prioridades de la India son la educación y la sanidad. Aunque también le ronda por la mente poner en marcha una plataforma unificada de pago seguro por Internet. La población india, de más de 1.180 millones de personas, tiene varios retos por delante.
Sam Pitroda: “¿Cómo podemos sacar de la pobreza a 400 millones de personas e integrarlas en la sociedad? Este es el reto número uno.
El reto número dos: somos un país de jóvenes. Tenemos unos 550 millones de jóvenes de menos de 25 años. Tenemos que crear 15 millones de puestos de trabajo cada año, ¿cómo lo hacemos?
El tercer reto es impulsar el proceso de modernización, no podemos esperar. Necesitamos construir más universidades, más viviendas, más centrales eléctricas, producir más comida,…muchas cosas. Hay que agilizar todo esto.
¿Cómo podemos usar las tecnologías de la información, su potencial, el potencial de las conexiones y de la información para hacer frente a estos estos tres grandes retos
No tenemos respuesta para todo, ¡es bastante complicado!”
Ahora la misión de Pitroda es mejorar el modelo de innovación indio. Ya conoce algunos de los fallos y no duda en ponerlos en evidencia.
Sam Pitroda: “Llevo años diciéndolo: los mejores cerebros están demasiado ocupados resolviendo los problemas de los ricos, que no tienen problemas que resolver. El resultado es que necesitamos gente inteligente que solucione los problemas de los pobres. No se está haciendo, a la gente le da igual. Si no solucionamos los problemas de los pobres, ¿quién lo va a hacer? Es una manera diferente de ver la gran responsabilidad que tenemos”.
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