lunes, 28 de febrero de 2011

¿Son nuestros los gadgets que compramos?

PlayStation 3

Sony llevó a la corte a quienes modificaron la consola PlayStation 3.

Si uno gasta US$16.000 en comprar un auto ello le da el derecho a modificarlo al gusto. Entonces ¿por qué si uno paga US$400 por una consola de videojuegos o US$550 por un teléfono inteligente no puede alterarlos?

"Ésta es la guerra", declaró el hacker George Hotz cuando Sony obtuvo una orden judicial para impedir que los usuarios de PlayStation 3 pudieran abrir sus consolas y modificarlas usando el código creado por Hotz.

La empresa afirma que el programa del hacker permite instalar videojuegos piratas y hacer trampa cuando se juega en línea. Hotz dice que su código, conocido como "clave metldr", fue creado para que los entusiastas crearan sus propios videojuegos.

La PS3 fue la última consola en ser alterada por hackers y se rumora que Sony está trabajando en un nuevo sistema para impedir modificaciones.

Pero si las personas quieren hacer cambios en las consolas que ya compraron, ¿cuál es el problema? Y si genera un conflicto entonces ¿por qué algunas empresas si permiten alterar ciertos productos?

Microsoft está dejando que los programadores jueguen con Kinect, su sensor de movimiento, para que éste pueda ser utilizando en computadoras, en tanto que Sony "aspira" a hacer lo mismo con su control PlayStation Move.

El sistema Kinect cuesta poco más de US$240 comparado con nuestro antiguo sistema, que era sólo de dos dimensiones, y costaba cerca de US$5.000. Así que estamos ahorrando bastante

Peter Corrok de la Universidad de Warwick sobre un robot que utiliza Kinect

Académicos en la Universidad de Warwick ya encontraron otras maneras de utilizar el sensor para videojuegos de Microsoft.

"Diseñamos un robot que iba a trabajar en zonas de desastre como edificios colapsados que son inestables para los servicios de emergencia", dijo el ingeniero mecánico Peter Crook.

"El sistema Kinect cuesta poco más de US$240 comparado con nuestro antiguo sistema, que era sólo de dos dimensiones, y costaba cerca de US$5.000. Así que estamos ahorrando bastante".

Además Microsoft está trabajando para dar soporte técnico oficial a Kinect para computadoras personales, por lo que se espera que cada vez aparezcan más proyectos de este tipo.

Sin embargo, cuando se trata de la consola Xbox, la estrategia de Microsoft es diferente. El año pasado canceló el acceso a internet a los usuarios que habían modificado su dispositivo.

¿Quién tiene el control?

Cuando se compra una consola de videojuegos, se aceptan una serie de condiciones y términos de servicio que significan que uno está adquiriendo una licencia para usar un software, no que éste sea adquirido.

Kinect

Microsoft permite que los programadores busquen otros usos para Kinect.

"Si tienes un CD no tienes el derecho de copiarlo infinidad de veces", dice James Binns, director de Future Publishing, empresa de videojuegos.

"Eres dueño del formato físico, pero no del contenido. Lo mismo ocurre con una consola de videojuegos. Eres dueño del plástico y el metal, pero el software que tiene instalado se maneja aparte y Sony puede reclamar el control sobre él", dice.

Esta situación se está transformando en un debate que por un lado argumenta que las empresas deberían fomentar la innovación en sus productos y por otro que las compañías hacen bien en cuidar la calidad de su marca.

"El interés de los fabricantes es mantener las cosas como están", dice Tony Horgan, editor de reseñas de la revista tecnológica Stuff del Reino Unido.

"Me sorprende que durante tanto tiempo se hayan salido con la suya. Si tienes acceso a juegos por los que no has pagado entonces hay un problema. Pero si modificas lo que posees sin llegar a ese punto, estás en tu derecho", afirma.

Un pronunciamiento de los reguladores federales en Estados Unidos decretó el año pasado que hackear el iPhone -un procedimiento conocido como jailbreaking- era legal. Las autoridades dijeron que la ley de protección de derechos de autor no era valida para justificar "modelos de negocios restrictivos" de algunos fabricantes.

Por ello George Hotz cree que su código es legal y ya prometió que será el primero en lograr romper la seguridad del nuevo teléfono de videojuegos de Sony Ericsson, el Xperia Play.

Hotz cree que si es legal modificar un teléfono, también lo es modificar otros dispositivos.

Haciendo trampa

iPhone

Las autoridades de EE.UU. decretaron que "hackear" el iPhone es legal en dicho país.

Pero muchas empresas ven las modificaciones como una amenaza a sus productos y sus negocios. Apple dice que el jailbreaking podría "abrir la puerta" a los hackers con "resultados potencialmente catastróficos".

Sony argumenta que muchos usuarios utilizan estas modificaciones para hacer trampa en los juegos en línea, arruinando la experiencia de otros jugadores.

"Hemos enviado cartas pidiéndole a la gente que remueva códigos personalizados dado que violan los términos y condiciones del servicio", asegura David Wilson de PlayStation.

"Esto es tanto para beneficiar a nuestros consumidores como para beneficiarnos a nosotros, porque tenemos que protegernos. Tratamos de ser equitativos, pero claramente no podemos abrir la puerta a la trampa en los juegos o fomentar la piratería", aseguró.

"La reacción de la comunidad de videojuegos nos indica que vamos en la dirección correcta".

Si lo que quieres es total libertad en un aparato, entonces compra una computadora porque es la plataforma más abierta que puedes obtener

James Binns, Future Publishing

Sony no quiso hacer comentarios sobre el caso de Hotz.

"Si lo que quieres es total libertad en un aparato, entonces compra una computadora porque es la plataforma más abierta que puedes obtener", dice James Binns.

"Pero si lo que quieres es tener una experiencia donde alguien controla y da soporte a tu vida en línea, ofreciéndote juegos atractivos y ayudándote a conectarte con otros jugadores, tienes que olvidarte de modificar el dispositivo", afirma.

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