Por Jim Harper
Si usted navega por Internet, ¡felicitaciones! Usted es parte de la economía de la información. Los datos obtenidos de sus comunicaciones y transacciones son los que hacen posible el comercio moderno. Por supuesto, no todo el mundo está celebrando. Muchos están preocupados y consternados, e incluso horrorizados al saber que "su" información es el combustible que permite andar a la red global de computadoras.
¿Quién está recopilando la información? ¿Qué están haciendo con ella? ¿Cómo me perjudica esto? ¿Cómo puedo detenerlo?
Estas son preguntas válidas, pero más allá de tener la reacción natural de decir "paren", la gente debería informarse y aprender a controlar su información personal. Hay muchas opciones y herramientas que se pueden usar para proteger la privacidad y existe cierta obligación de usarlas. La información sobre usted no "le pertenece" si usted no hace nada para protegerla. Entretanto, aprender sobre la economía de la información puede aclarar sus múltiples beneficios.
Es natural estar preocupado por la privacidad en línea. Internet es un medio interactivo, no uno estático como la televisión. Cada visita a un sitio web envía información hacia afuera antes de mostrar la información que busca. Y los datos que los navegantes de Internet envían pueden ser reveladores.
La mayoría de los sitios de Internet hacen seguimiento de sus usuarios, particularmente mediante el uso de cookies, pequeños archivos de texto instalados en las computadoras de los navegantes. Los portales usan cookies para personalizar la experiencia del visitante. Y las redes de publicidad las usan para obtener información sobre los usuarios.
Una red que tiene anuncios en muchos sitios web reconocerá el navegador (y por consiguiente a la persona que lo está usando) cuando visita diferentes portales en Internet, lo que le permite a la red de anuncios obtener información sobre los intereses de esa persona. ¿Está en un sitio viendo información sobre camionetas 4 x 4? Puede ser que vea un anuncio de vehículos de este tipo cuando siga navegando.
La mayoría de los sitios de Internet y redes de anuncios no "venden" información sobre sus usuarios. En la publicidad personalizada, el modelo de negocios consiste en vender espacio a los anunciantes, dándoles acceso a personas con base en su información demográfica e intereses. Si una red de anuncios vende información personal, podría afectar su negocio de publicidad y reducir su propia rentabilidad.
A algunas personas no les gusta este seguimiento por varias razones. Para algunos, es como una violación ser tratado como un simple objeto comercial. A algunos les preocupa que la información sobre sus intereses sea usada para discriminarlos o para excluirlos de información y oportunidades a las que pudieran tener acceso.
El exceso de personalización de la experiencia en Internet puede estratificar a la sociedad. Algunos creen, por ejemplo, que si usted es pobre o forma parte de una minoría, el contenido de entretenimiento y los comentarios que usted vea en la web pueden ser diferentes a los que ven otros, lo que evitaría su participación en la conversación "general" que los medios tradicionales producen.
Igualmente, la información de navegación puede caer en manos del gobierno para usos equivocados. Estas son preocupaciones legítimas en diferentes partes del mundo.
El uso "furtivo" de las cookies es una de las quejas más débiles. Las cookies han sido parte integral de la navegación en la web desde el principio y sus consecuencias en materia de privacidad han sido objeto de discusión pública por más de una década. Las cookies son una amenaza escondida a la privacidad de la misma forma que fumar es una amenaza no evidente para la salud. Si usted no sabe sobre eso, no ha estado prestando atención.
Pero antes de ir al menú de preferencias de su navegador y cancelar todas las cookies, debería hacer otra pregunta sobre el intercambio de información en la web. ¿Qué está obteniendo a cambio?
La razón por la cual una empresa como Google puede gastar millones y millones de dólares en servicios gratuitos como su motor de búsqueda, correo electrónico, herramientas de mapas y otros es gracias a la publicidad en línea que intercambia por información personal.
Y no es únicamente Google. Facebook, Yahoo, MSN y miles de blogs, sitios de noticias y otros usan la publicidad para financiar lo que hacen. Y los anuncios personalizados tienen más valor que la publicidad dirigida a todo el mundo. Los comerciantes pagarán más por llegar a su computadora si usted tiene cierta propensión a comprar o usar sus productos y servicios (tal vez el seguimiento en Internet hace que todos sean especiales).
Si los usuarios de Internet ofrecen menos información, Internet les dará menos información. El contenido gratis so se acabará si los consumidores deciden rechazar la personalización, pero habrá menos contenido. Los que escriben blogs o los operadores de pequeños portales web tendrán menos razones para producir lo que hace que Internet sea un lugar fascinante.
Oferta y demanda
Como operador de un pequeño sitio sobre la necesidad de transparencia del gobierno estadounidense, WashingtonWatch.com, agrego nuevas herramientas para los usuarios cuando hay dinero suficiente para hacerlo.
Hace diez años, durante una ola de preocupación sobre las cookies, la Comisión Federal de Comercio (FTC) de EE.UU. le pidió al Congreso de ese país que regulara Internet en asuntos de privacidad. Si la FTC hubiera obtenido la autoridad para imponer regulaciones para controlar el tema, es dudoso que Google hubiera tenido el mismo éxito que ha tenido en la última década. El surgimiento de Google y todo lo que ofrece no estaba predestinado desde el principio. Dependió de un conjunto particular de circunstancias en las que tuvo acceso a la información de los consumidores y la libertad de usarla en formas que hacen dudar a algunos sobre la vulnerabilidad de la privacidad.
Algunos defensores de la privacidad y de la tecnología quieren proteger a los consumidores con ansias, pero gran parte de la "protección al consumidor" de hecho invita a los consumidores a abandonar la responsabilidad personal. La regla de "a cuenta y riesgo del comprador" requiere que la gente se mantenga alerta, aprenda sobre los productos que usa y le exija a las empresas. La gente se esfuerza o hace el mínimo esfuerzo para cumplir con las expectativas, y los defensores de los consumidores que asumen que el público es incompetente quizás tengan parte de la responsabilidad de generar dicha incompetencia, lo que perjudica a los consumidores.
Si una autoridad central decidiera cómo deberían los consumidores lidiar con las cookies , generalizaría de forma errónea respecto a muchos, si no todos, los intereses de los individuos, y les darían la combinación equivocada de privacidad e interactividad. La educación es el camino difícil, y el único, para lograr el equilibrio entre los intereses de privacidad de los consumidores con sus otros intereses.
The Wall Street Journal informó la semana pasada que ingenieros que trabajan en una nueva versión del navegador Internet Explorer de Microsoft pensaron que podrían establecer ciertas preferencias predeterminadas básicas para proteger mejor la privacidad, pero la división corporativa de la empresa se opuso a la medida cuando se enteraron del plan.
La nueva versión del navegador de Microsoft mantuvo el estatus quo en la funcionalidad de las cookies, como lo hacen el navegador Chrome, de Google, y el Firefox, un producto de la Fundación Mozilla. La historia de "las empresas atacan la privacidad" no funciona.
Esto no quiere decir que las corporaciones no quieran información personal; la quieren, para poder brindar el máximo servicio a sus clientes. Pero tienen problemas para determinar cómo satisfacer todas las dimensiones del interés del consumidor, incluida la demanda internamente inconsistente del consumidor de privacidad junto con contenido gratis, experiencias personalizadas en la web, conveniencia y demás.
Sólo una cosa es segura: nadie sabe cómo resultará todo. Las cookies y otras tecnologías de rastreo plantearán preocupaciones legítimas que contradicen los beneficios que brindan. Las configuraciones básicas de los navegadores podrían convergir en algo que proteja más la privacidad. El navegador Safari, de Apple, rechaza cookies de terceros a no ser que el usuario las autorice. Los agregados a los navegadores aumentarán el poder de los consumidores para controlar las cookies y otras tecnologías de rastreo. Los consumidores se acostumbrarán mejor a la economía de la información y elegirán de mejor forma cómo encajan en ese esquema. Lo que importa es que la conversación continúe.
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