Una aplicación de teléfono móvil que registre todo lo que hace el usuario—desde el envío de correo electrónico a los juegos—puede que no suene como algo muy deseable. Sin embargo un grupo de investigadores está desarrollando un tipo de software para ver si es posible determinar las mejores formas de optimizar la vida de la batería de los teléfonos y descubrir puntos muertos en la red.
Junto varios colegas de Microsoft Research, Hossein Falaki, candidato a doctorado en el Centro para la Detección Integrada de Redes en UCLA, ha desarrollado un software que registra el uso de datos, el uso del teléfono, y los niveles de carga de batería. El software está diseñado para funcionar en dispositivos que usen Windows Mobile o el sistema operativo Android. La versión de Android también puede realizar un seguimiento de los datos enviados y recibidos por las aplicaciones individuales.
"Un problema importante que todos experimentamos con los teléfonos inteligentes es que las baterías no duran lo suficiente," afirma Falaki, que presentará un documento el próximo mes en la Conferencia de Medición de Internet en Melbourne, Australia, basado en más de 2.000 días de recolecta de datos de ocho usuarios de Windows Mobile y 35 usuarios de Android. "Mediante el estudio de cómo usan las personas los teléfonos, podemos encontrar formas de que los dispositivos y las redes se adapten a la gente".
Por ejemplo, la aplicación de seguimiento puso al descubierto datos que sugieren que un ligero cambio en el hardware de dos teléfonos fabricados por el fabricante taiwanés HTC podría ahorrar aproximadamente el 40 por ciento de la energía consumida por sus radios. Estos teléfonos desconectan automáticamente la radio tras estar inactivos durante 17 segundos, una táctica utilizada por todos los dispositivos y a menudo con un valor de tiempo similar. Sin embargo esa táctica no se ajusta bien al modo en que los usuarios utilizan sus teléfonos inteligentes, que acceden a los datos en "ráfagas", afirma Falaki. "La gente saca el teléfono de su bolsillo, interactúa con él durante unos minutos, y luego no lo usa durante un tiempo relativamente largo", asegura.
Los registros de uso de datos mostraron que después de una explosión de actividad, los usuarios rara vez necesitan más datos durante los siguientes 17 segundos, por lo que con frecuencia la radio se queda encendida de forma innecesaria. De hecho, un 95 por ciento de los paquetes de datos fueron enviados o recibidos dentro de un margen de 4,5 segundos entre ellos. Restablecer el dispositivo de modo que la radio se apague después de 4,5 segundos consumiría un 40 por ciento menos de energía sin afectar al rendimiento, señala Falaki.
"Estos 'tiempos de espera' son más grandes de lo que tienen que ser", afirma Arun Venkataramani, profesor asistente en la Universidad de Massachusetts, Amherst, y dedicado al estudio del uso de energía en dispositivos móviles. "Desde la perspectiva de la aplicación y el usuario, hay amplio margen para mejorar". También afirma que los datos de Microsoft-UCLA coinciden con los resultados de sus propios experimentos dedicados a la búsqueda de los costes energéticos de los períodos de tiempo de espera en los teléfonos móviles.
Sin embargo, la cantidad de tiempo que un teléfono espera antes de ponerse a dormir está en parte establecida por las redes de telefonía móvil, cuyas preocupaciones van más allá de la vida de la batería del usuario, añade Venkataramani. Por ejemplo, los tiempos de espera a veces se alargan para reducir el trabajo de las torres móviles, que deben intercambiar mensajes de control con los dispositivos cuando se despiertan o duermen. La recopilación de más datos sobre el comportamiento del usuario podría ayudar mejorar los problemas relacionados con la vida de la batería, afirma Venkataramani, pero sigue siendo probable que las compañías quieran anteponer sus redes.
Falaki afirma que los dispositivos, las aplicaciones y las redes inalámbricas deben ser diseñadas teniendo más en cuenta el modo en que la gente utiliza sus dispositivos, pero que debido a que los teléfonos inteligentes son todavía relativamente nuevos, se sabe poco acerca de ese tema. Los estudios previos han utilizado los datos relativos a las redes inalámbricas en su conjunto, en lugar de analizar el comportamiento individual de los usuarios, o han usado experimentos en laboratorio de los que no se puede extraer información sobre datos de transferencia ni patrones de uso diario, asegura. "Por el contrario, nosotros capturamos patrones de uso real extraídos del modo en que la gente utiliza normalmente sus dispositivos".
Lin Zhong, que dirige el Grupo de Computación Eficiente en la Universidad Rice, señala que se sabe realmente muy poco acerca de cómo la gente usa los teléfonos inteligentes. "El grupo de datos de UCLA-Microsoft es pequeño, pero aún así ha servido para señalar algunos resultados interesantes", afirma.
Zhong y sus colegas de Rice desarrollaron un software de seguimiento que se ejecuta en iPhones hackeados o liberados, y puede capturar datos de la red, información sobre la batería y los momentos en que las personas utilizan aplicaciones o características específicas. Su grupo de investigación se encuentra en los últimos cuatro meses de unas pruebas de un año de duración utilizando el software para capturar todos los aspectos del modo en que 35 personas usan sus dispositivos iPhone 3GS.
"Suena como si pusiéramos un virus en el dispositivo, pero lo hacemos de una manera que preserva la intimidad y no interfiere con la persona cuando está utilizando su teléfono", afirmó Zhong. Por ejemplo, aunque se registran todas las llamadas del teléfono, los números no se muestran.
El grupo de Rice está utilizando sus datos para crear un nuevo tipo de mapa de cobertura de telefonía móvil: uno creado mediante la recopilación de las experiencias reales de usuarios reales. "Si nos fijamos en el mapa de cobertura de, por ejemplo, AT&T, nos dice que hay plena cobertura 3G en Houston, pero sabemos que eso difiere de la experiencia real", señala Zhong. "Podemos crear un mapa de red con gran detalle".
Este es un ejemplo de cómo las aplicaciones de registro de actividades en teléfonos móviles pueden ser útiles no sólo para los investigadores, afirma. Los futuros usuarios podrían beneficiarse de una aplicación que registrase y compartiese la fuerza de red experimentada por su teléfono para construir un mapa dinámico de la cobertura de la red y los puntos Wi-Fi, afirma.
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