viernes, 2 de noviembre de 2012

Bernardo Gutiérrez: “La tecnología móvil es la gran revolución del momento”



El periodista experto en redes sociales e internet realiza un análisis de la "sociedad 3.0" en que nos encontramos viviendo y cuenta sobre su nuevo libro colaborativo #24H.





Por Télam / Tecno América Economía

Detrás de sus anteojos amarillos, el periodista español Bernardo Gutiérrez dispara frases repletas de referencias y citas. Pasa de un tema a otro como si su oralidad tuviera hipervínculos, como si hablara en red. No es casual entonces que el universo de su discurso sea internet y su influencia en la sociedad actual. Desde el territorio como nuevo campo de acción en red hasta las oportunidades que brinda el software libre o la eliminación de los intermediarios en las nuevas transacciones comerciales.

Llegó a Buenos Aires para presentar su nuevo libro “#24H”, escrito en “tiempo real” y con la colaboración de sus seguidores en internet. En charla con Télam, Gutierrez se explayó sobre sus proyectos y cómo la tecnología nos está modificando.



-En su descripción de Twitter (@bernardosampa) se define como “postperiodista”. ¿Podría explicarnos de qué se trata?

-Es una provocación. El periodismo ha mutado. Tengo 37 años, empecé hace varios años a trabajar de periodista, he visto toda la evolución y como cambió el flujo de la noticia. Por ejemplo, Twitter con sus publicaciones cronológicas y distribuidas ha dinamitado un poco ese monopolio de los medios. Sigo publicando en periódicos como 20Minutos, El País y en revistas; pero estoy interesado en el flujo fragmentado de las noticias, de la información, del contenido multimedia, de las nuevas narrativas. Me interesan cosas que otros no la definen como periodismo. El mensaje mutó de lo que era plano en texto o imagen para televisión o audio para radio, y se ha mezclado en un nuevo formato híbrido. Seré periodista toda mi vida, pero es una llamada de atención a algunos compañeros más clásicos.



-En su blog, “Código Abierto”, hace referencia a la “sociedad 3.0”. ¿Qué es?

-De aquella llamada web 2.0 de Tim O’Reilly del 2006 a hoy, hay una mutación más grande. Una de las características es internet en el territorio, en todas partes. internet en bares, en celulares, aplicaciones geolocalizadas. Es un poco la sociedad híbrida que yo llamo. Ya no es internet y ciudad física sino todo mezclado: cómo nos vamos a relacionar nosotros con internet móvil. Por otro lado la web semántica: cómo van a cambiar los patrones de búsqueda. Entonces el “2.0” nos queda chico. Es decir, del texto original de O’Reilly del 2006 hay gente que no entendió nada, seis años después. Y hay que entenderlo porque vamos a otro lugar, más loco, más diferente. La horizontalidad se va a trasladar no sólo a los sistemas de búsquedas en la web, sino a cómo nos comportamos en la ciudad. Cómo, con una aplicación, vamos a poder saber qué hacer en una ciudad. Y no sólo alrededor del consumo, sino alrededor de relaciones humanas.



-Lo que dice, en parte, es posible por el avance tecnológico y su masificación.

- Exacto. En España, en plena crisis, hay un 80% de penetración de smartphones. Esto explica la fuerza del 15M, de los “indignados”. Hay un uso de la tecnología móvil muy fuerte. Es la gran revolución del momento.



-La producción de contenidos en Internet es muy alta. ¿Cómo es posible procesarla, digerirla?

-Estamos en la época del “Big Data”, que le llaman, y en la época de filtrar. El trabajo del periodista es más importante que nunca para saber si algo es importante o no… De hecho están funcionando muy bien las aplicaciones vinculadas a hacer curaciones de contenido como Flipboard, Prismatic, etc. Quizás sea más difícil que nunca saber qué es importante y qué no. Es ahí donde entra el factor “inteligencia colectiva”, con agregadores como Menéame, Digg.

La linealidad no tiene tanto sentido. internet ha roto esta linealidad clásica del Renacimiento, de otras épocas. Leer un periódico desde la primera página hasta el final… es muy raro, no tiene mucho sentido. Por eso el papel ha quedado en entredicho con estos flujos no lineales de internet.



-Un tema que subyace en lo que usted cuenta tiene que ver con la libertad de los usuarios de publicar y acceder a los contenidos en Internet. ¿Existe alguna amenaza que pueda coartar esa libertad?

-Hay un riesgo grave en que las operadoras y grandes marcas controlen el contenido, aunque sea indirectamente, controlando el acceso. La Neutralidad de la Red es importantísima. Que nadie pueda, bajo ningún concepto, hacer un “apagón” bajo ninguna amenaza, o que un gobierno saque una ley y diga ‘ahora no puedes hacer esto’. O que un monopolio o un lobby de 4 o 5 operadoras puedan controlar todos los accesos. Eso restringe la libertad, por eso hay que luchar por la Neutralidad de la Red.

También los monopolios de búsquedas y las redes sociales. Yo estoy muy metido en la cultura del software libre, el código libre, que garantizan la privacidad. Facebook y las grandes redes no garantizan la privacidad. Y no sólo eso: hacen negocio con tus imágenes y con lo que posteas. Hay un movimiento muy interesante “open source”. La licencia copyleft no sólo se está usando para libros y materiales culturales. También se están licenciando edificios.En España hay estudios arquitectónicos que hacen sus obras con Creative Commons y ponen los planos en internet, y cualquier persona del mundo puede tomarlos para su uso. Es decir, el conocimiento abierto. Abriendo el código y compartiendo puede ser bueno hasta para el autor a nivel comercial. La cultura libre no es sinónimo de gratuidad, sino de apertura de conocimiento. Hay muchos ejemplos de éxito al respecto.



-En tiempos de compartir y distribuir contenidos gratuitamente vía internet, algunos autores ven esto como una amenaza a su negocio. ¿Cuál es el modelo de negocio posible?

-No existe la gran solución. Es complejo, existen muchas cosas ‘microfuncionando’. Por ejemplo, el crowdfunding: permite costearte y ganar plata para tu proyecto con el aporte de otros usuarios, es un puntito. Por otro lado, los músicos casi todos ganan más con los conciertos que con la creación y venta de música. Porque ellos ganaban como mucho un 10% con las ventas y la grabadora se quedaba con todo el resto. Igual que las editoriales, salvo que seas un best seller y tengas mucha capacidad de negociación. También hay algunas opciones como (la aplicación online que permite acceder a un enorme catálogo de música) Spotify, que los artistas reciben un poquito de dinero por allí. En el caso de los libros, el autor puede publicarlo y venderlo en Amazon. No es una fórmula cerrada. Yo creo que es más interesante, más abierto. Porque no sólo depende del intermediario.



-Usted está presentando su libro “#24H”. Un texto muy particular, fragmentado, con muchas citas y participativo. ¿Cómo fue el proceso de escritura?

-Este libro comenzó hace unos cuatro años. Me pregunté cómo sería un libro en formato blog y ficticio. Una entrada más los comentarios para crear una dinámica, una narrativa. Lo aparqué hasta que en la primavera árabe me empecé a encender, ¿qué está pasando aquí? Aquí hay algo diferente que se está cocinando en Internet, no a través de sindicatos y movimientos clásicos. Luego llegó el 15M en España, los indignados, que fue muy en red, territorio, la resistencia del copyright con la Ley Sinde, y se llenaron las calles de las ciudades. Eso explotó. Entonces me dije: ‘lo que tengo que hacer es recrear un poco lo que está pasando en un formato de ficción y de blog’. Como si fuese una novela. Me propuse recrear 24 horas en Internet.

Escogí el 16 de mayo. Es el día después del 15M y un día antes de que la puerta de Madrid se llenara en la acampada sol. La idea era recrear el día muerto, lo que pasó en el medio, pero desde la ficción. Mientras escribía, iba publicando pedacitos en mi blog. Los comentarios reales del blog los incorporaba al libro. Iba tuiteando cosas. Era un proceso de escritura en tiempo real y contándolo con inteligencia colectiva, con gente en red. Un libro participativo, en cierto sentido. Además está licenciado con copyleft. La idea es que sea abierto, que cualquier persona lo pueda reescribir. De hecho, creamos una sala de remezcla del libro. Invito a todos los “DJs de libros” que quieran remezclar el libro. Puedes hacer lo que quieras con este libro.

Hablo mucho en “#24H” sobre las escrituras colectivas. También cuestiono qué es creación y qué recreación, qué es mezcla y qué es exclusividad, qué es narración colectiva y qué es narración individual. Hay muchos links. Si algún lector se mete en el libro, va a un link y se escapa y nunca vuelve: ¿será ese un final posible? ¿está bien? No hay que leerlo linealmente. Es un libro vivo, un libro F5, que se puede actualizar constantemente. Un libro en el que he perdido el control.

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