lunes, 12 de septiembre de 2011

La lucha del líder de Greenpeace por salvar el planeta


[mag911kumi1]Photograph by Bert Teunissen
Kumi Naidoo luchó contra el 'apartheid' en su Sudáfrica natal, pero hoy algunos critican sus tácticas al frente de Greenpeace.












A las 7 a.m. del 10 de junio, a 161 kilómetros de la costa de Groenlandia, una lancha de alta velocidad se lanzó a las aguas heladas. Kumi Naidoo, el carismático líder de Greenpeace Internacional, se subió a la embarcación y agarró fuertemente un cabo con una mano, mientras con la otra sostenía una pancarta que reclamaba: "Paren la destrucción del Ártico".
La lancha alcanzó su objetivo: una plataforma petrolera de 53.000 toneladas. Naidoo consiguió trepar hasta la cubierta, a pesar de la oposición de los trabajadores. El activista anunció que estaba allí para hacerles llegar una petición firmada por 50.000 personas para exigir que la compañía, Cairn Energy, hiciera público su plan de reacción ante derrames de petróleo, en caso de que tuviera alguno. Naidoo, de 46 años, pasó cuatro días en prisión. La petición se quedó en la plataforma, sin que nadie la leyera.
La protesta contra Cairn Energy fue la primera ocasión en más de una década en la que el director ejecutivo de Greenpeace fue arrestado y deportado durante una acción directa, y no es casualidad que Naidoo decidiera liderar la operación la víspera del 40º aniversario de la organización. Greenpeace se encuentra en una seria encrucijada. Lo que empezó como un pequeño grupo de militantes en Vancouver es ahora una organización con 2,8 millones de miembros y 2.500 empleados en 40 países. No es sólo la cara internacional del movimiento para la defensa del medio ambiente, es un gigante que compite al mismo nivel que algunas de las empresas contra las que lucha. Ha ganado batallas en los bosques y en los tribunales, pero también ha recibido fuertes críticas de que no ha conseguido resultados significativos que hayan cambiado el mundo. Entonces, ¿qué papel juega Greenpeace en el mundo actual?
[mag911kumi3]courtesy of Civicus
Naidoo (abajo izq.)
Naidoo, originario de Sudáfrica y al frente de la organización desde hace dos años, siempre ha compartido con Greenpeace una inclinación por la acción directa. Pero su disposición a negociar con las multinacionales es una estrategia nueva y controvertida para la ONG. Ha conseguido que Unilever y Coca-Cola dejen de usar gases HFC (que son más dañinos para la atmósfera que el CO2) en sus sistemas de refrigeración. Ha logrado que Nestlé deje de comprar aceite de palma en Sumatra, donde los bosques son talados sin miramientos. "Es completamente apropiado que el director ejecutivo de Greenpeace esté en el auténtico corazón de los negocios y las políticas globales", dice J. Carl Ganter, un destacado defensor del medio ambiente.
Para algunos guerreros ecológicos, se trata de un sacrilegio. "He perdido a algunos de los primeros militantes por esto", admite Naidoo sobre su acercamiento a Coca-Cola. "Pero no tenemos que apoyar todo lo que hace para trabajar con ella".
Paul Watson, el fundador más joven de Greenpeace y ahora líder de Sea Shepherd Conservation Society, una organización más pequeña y más polémica, es ahora el mayor detractor de su antigua ONG. "Se está convirtiendo únicamente en una máquina burocrática de hacer dinero que vive a costa de otras ONG", denuncia Watson. Es especialmente crítico con la filosofía de Greenpeace de ser sólo un testigo pacífico en las acciones directas, calificando esa actitud de cobarde.
De adolescente, Naidoo participó en las protestas contra el apartheid. Más tarde consiguió una beca para estudiar en Inglaterra. En 1990, regresó a Sudáfrica y durante dos décadas ocupó importantes cargos en el ámbito de los derechos humanos. Dirigió el primer programa nacional para la alfabetización y se hizo un sitio en la junta directiva de Greenpeace África.
En enero de 2009, fue uno de los líderes en una huelga de hambre de 21 días contra la postura del gobierno sudafricano con respecto al despótico líder de Zimbabue, Robert Mugabe. En su 19º día sin comer, lo llamaron para ofrecerle el puesto principal en Greenpeace.
El nuevo consenso entre los activistas es que el medio ambiente es ahora una cuestión de vida o muerte. "Apartheid climático" es un término que Naidoo utiliza para relacionar el medio ambiente con los derechos humanos.
El reto del cambio climático sigue en el aire. Aún no se han logrado acuerdos internacionales y el próximo intento será en diciembre, en la Cumbre del Clima en Sudáfrica. "El movimiento de defensa del medio ambiente es ahora global", dice Van Jones, ex asesor de Barack Obama. "Necesita a alguien que pueda hablar con gente de Asia, Latinoamérica, África. Con Nelson Mandela a punto de desaparecer de la escena internacional, no me sorprendería que el sudafricano más conocido entre los niños en los próximos años fuera Kumi Naidoo".

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