miércoles, 3 de octubre de 2012

Oye, Apple: hacer mapas cuesta mucho más de lo que crees

¿Dónde quieres ir?: Los coches cubiertos de sensores de Google ayudaron a hacer un mapa del mundo, pero Apple aún tiene que dar sus primeros pasos. 
Fuente: Flickr Creative Commons | Don DeBold


La disculpa emitida por Apple sugiere que puede estar subestimando el esfuerzo necesario para crear una buena aplicación de mapas.

La semana pasada, en respuesta a las duras críticas hacia Maps, la nueva aplicación de mapas para aparatos móviles de Apple, el director ejecutivo de la empresa, Tim Cook, pidió perdón y admitió que la compañía se había “quedado corta”. Pero estas declaraciones no dan una idea de la auténtica dimensión del trabajo al que ahora se enfrenta Apple para arreglar las cosas.
Cook sí afirmó que las aportaciones de los usuarios tendrían un papel importante. “Cuanto más usen Maps nuestros clientes, mejor será, y agradecemos muchísimo todo la información que hemos recibido de ellos”, escribió Cook en una carta.
Pero Apple va a necesitar mucho más que las aportaciones de los usuarios. La dimensión del problema –especialmente los millones de etiquetas descarriadas sobre puntos de interés- requiere nuevas fuentes de datos y formas más fáciles de aportar correcciones, así como una cantidad suficiente de gente dispuesta a corregir mapas en regiones geográficamente muy dispersas. Según los expertos, nada de esto es obvio aún.
Hay formas de automatizar un poco el proceso. Apple puede analizar las búsquedas que hace la gente. Michael Dobson, presidente de TeleMapics, una consultora topográfica, explica que, por ejemplo, si una búsqueda no da como resultado que el usuario siga el enlace proporcionado Apple puede "señalar esta búsqueda como un posible error en su base de datos". "Puede ser un error en la dirección, un error del punto de interés, o un error de geometría de la red”, enumera Dobson.
Además, analizando dónde usa la gente los mapas, Apple puede establecer sus prioridades sobre qué arreglar primero, sostiene este experto. Y cuando la gente usa Maps de Apple, están proporcionando automáticamente un rastro GPS que podría servir para corregir información sobre la localización de carreteras. Pero nada de eso sirve para arreglar la cuestión de los puntos de interés.
Apple pone a disposición de los usuarios una interfaz para informar sobre los problemas, pero la empresa no tiene algo tan bueno como el Map Maker de Google, una herramienta del navegador que permite a la gente editar características de Google Maps.
“Google ha encontrado la manera de integrar las aportaciones colectivas a un nivel que Apple ni siquiera ha intentado aún”, afirma Dobson, que calcula que Google tiene entre 5.000 y 7.000 personas dedicadas a resolver problemas relacionados con los mapas, incluyendo eventuales y trabajadores a tiempo parcial. “No creo que Apple tenga más que a un par de cientos de personas trabajando en esto ahora mismo”, sostiene Dobson. “Apple puede intentarlo, pero desde luego no tienen ningún sistema que permita este tipo de aportaciones colectivas masivas”.
A Apple también le falta una flota de coches como los que ha usado Google para recorrer -hasta la fecha- nueve millones de kilómetros en todo el mundo, capturando rastros GPS de calles e imágenes de edificios, y en muchos casos, grabando los letreros de dirección de las calles, nombres y direcciones de negocios que se convierten en información en Google Maps automáticamente.
Aparte de la declaración de Cook, Apple no ha hecho más comentarios sobre su aplicación Maps (ver “¿Está Apple perdiendo el norte?”). Se cree que Google está desarrollando una versión de Google Maps para iPhone y iPad, pero lo único que ha comentado el gigante de los buscadores es que quiere asegurarse de que Google Maps siga estando disponible para todo el mundo.
Entre los distintos problemas que presenta Maps de Apple, algunos son más fáciles de arreglar que otros. Esas imágenes ampliamente difundidas de puentes y carreteras que se derriten son lo menos problemático, derivan de errores matemáticos que distorsionan las proyecciones de imágenes vía satélite, explica Dobson. Igual que las imágenes por satélite oscurecidas por las nubes, que se pueden arreglar con mejores series de datos.
El problema más grave –y sin duda persistente- tiene que ver con los puntos de interés. Más allá de los negocios, hay también etiquetas sobre colegios, hospitales, parques, comisarías y parques de bomberos.
En todo el mundo han surgido denuncias de etiquetas mal colocadas en Apple Maps. Y esto es especialmente problemático porque muchas veces la gente quiere encontrar un punto de interés por su nombre, no por la dirección. Si el punto está en el lugar equivocado, las direcciones para llegar hasta allí –y los propios mapas- son inútiles.
Hay por lo menos 100 millones de negocios en todo el mundo y puede que hasta 300 millones, según Schuyler Erle, un experto en mapas digitales coautor de libros de mapeo, incluyendo Google Maps Hacks, y colaborador de OpenStreetMap, un proyecto de código abierto para construir una base de datos a nivel de calle a escala mundial. “Eso son muchísimos datos que recoger: dirección, número de teléfono, tipo de negocio, horario de apertura”, enumera Erle.
Incluso en el mejor de los mundos, mantener toda esa información al día es un arduo trabajo. Erle explica que un estudio descubrió que en un solo año en San Francisco el 10 por ciento de los negocios cambiaban de lugar, cerraban o abrían. “Hay que correr solo para mantenerse en el sitio”, afirma Erle.
La interfaz de corrección de Apple no permite editar. Te da opciones como “La información es correcta”, “La marca está en un lugar incorrecto”, “El lugar no existe” o “Mi problema no aparece” y un formulario para que sugieras correcciones. Google Map Maker permite una edición mucho mayor y activa, con una interfaz de edición similar a la de Wikipedia.
“Las aportaciones colectivas pueden tener mucho valor, pero es difícil gestionarlas para que sea un sistema eficaz”, afirma Dobson. Quien hace los mapas tiene que verificar los datos y tener una cantidad suficiente de voluntarios. Eso implica que la gente use realmente los mapas y no los dé por perdidos.
En su carta, Cook se mostraba magnánimo al afirmar: “Mientras mejoramos Maps, puedes intentar alternativas descargándote aplicaciones de mapas como Bing, MapQuest y Waze de la App Store, o usar los mapas de Google o Nokia accediendo a sus páginas web ycreando un icono en tu pantalla de inicio que te conduzca a su aplicación”.
Google tuvo problemas parecidos cuando lanzó sus mapas en 2005. Había comprado los datos a empresas como Navteq, ahora propiedad de Nokia, y Teleatlas, ahora propiedad de TomTom. Sin embargo, tras pagar por sus errores, Google lanzó su famosa iniciativa de creación de sus propios mapas utilizando coches equipados con sensores.
Al no disponer de una flota de vehículos ni de un equipo de cartógrafos propio, Apple creó una serie de mapas completamente nueva comprando datos a distintos socios entre los que se incluye TomTom. Fusionar todos esos datos es una labor compleja, explica Dobson, y muy propensa a los errores.
Erle afirma que el punto fuerte de Apple siempre ha sido hacer que las cosas sean sencillas y lo que hace falta ahora es precisamente una interfaz de edición muy sencilla. “Eso es lo que hace Apple. Su punto de partida es hacer tecnología sólida y fiable y hacer que sea fácil de usar”, afirma. “Tu teléfono ya sabe dónde estás, así que debería permitir el hecho de contribuir como algo muy sencillo”.
Copyright Technology Review 2012.

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