viernes, 29 de julio de 2011

Los científicos desarrollan el poder terapéutico de las tabletas

IOWA CITY, Iowa —Normalmente, Griffin Wajda no responde preguntas. Con frecuencia, el niño de 10 años murmurará frases repetidas antes de ser persuadido a hablar.

Pero en un programa al que asiste una vez por semana, conducido por investigadores de la Universidad de Iowa, ha comenzado a abrirse. Recientemente, sentado en frente a una computadora Dell de pantalla táctil, dibujó un gran círculo con un lápiz digital alrededor de una serie de figuras en forma de barras dibujadas por su hermano. Cuando su madre le pidió que explicara el dibujo, respondió: "escuela de verano".

Griffin estaba aprendiendo a interactuar con su hermano con la ayuda de una aplicación colaborativa diseñada por los investigadores de la Universidad de Iowa. El programa requiere que los niños autistas imaginen cuentos con compañeros de su edad y complementen los dibujos mutuamente en la pantalla táctil.

Shalini Ramachandran

Griffin Wajda y Juan Pablo Hourcade juegan con una aplicación de narración de cuentos colaborativa en Iowa City.

La tecnología multitáctil —que hizo que los teléfonos inteligentes, iPads y otras computadoras tipo tableta se transformaran en una sensación para los consumidores— tiene una nueva función: como terapia para parálisis cerebral y autismo. Investigadores de por lo menos tres universidades de América del Norte, incluyendo la de Iowa, están desarrollando aplicaciones terapéuticas para aparatos multitáctiles.

Juegos creados por el Scientist Discovery Room Lab de la Universidad de Harvard y por Michelle Annett, investigadora de la Universidad de Alberta, anima a los niños con parálisis cerebral o víctimas de derrames cerebrales a incrementar los movimientos que pueden hacer con sus brazos y muñecas.

"Es una herramienta muy motivadora para los pacientes. Es visual, la respuesta es instantánea y es divertida", dice Isabel Henderson, vicepresidenta del Hospital de Rehabilitación Glenrose en Alberta, Canadá, donde los juegos forman parte de la rehabilitación física de las víctimas de derrames.

Uno de cada 110 niños en EE.UU. sufre de desórdenes vinculados al autismo. Hay niños con niveles altos o bajos de la enfermedad. Alrededor de uno de cada 300 niños tiene parálisis cerebral, de acuerdo con en el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades. Entre tanto, uno de cada 380 estadounidenses sufre un derrame cerebral al año, la tercera causa de muerte después de las enfermedades cardíacas y el cáncer.

Los terapeutas reconocen que las terapias sociales y físicas pueden ser reiterativas y no siempre logran la participación de los pacientes. El tratamiento estándar para los distintos tipos de autismo es el denominado Análisis de Comportamiento Aplicado, que consistente en el ensayo y la práctica de conductas sociales, como responder preguntas y embarcarse en conversaciones cotidianas, dice Deb Scott-Miller, un asesor de educación especial en la programa de Iowa City.

Los niños con parálisis cerebral— un grupo de desórdenes causados por daños cerebrales antes o poco después del nacimiento— trabajan para mejorar sus habilidades motrices y su coordinación a través de ejercicios repetitivos como pasar un trapo sobre una mesa.

Los pacientes que se están recuperando de un derrame hacen algo similar, apilando conos, lo que los ayuda a levantar sus brazos.

Durante las pruebas realizadas en Harvard, los niños con parálisis cerebral jugaron a "atrapar las mariposas" en mesas con pantalla táctil sosteniendo una pelota para controlar la posición de un frasco con mariposas virtuales. Utilizando un lápiz digital en la otra mano, "capturaban" mariposas ubicadas sobre la pantalla y las deslizaban hacia el frasco. Un aparato que había sido colgado en los niños registraba la inclinación de sus torsos e interrumpía el juego cuando intentaban compensar el limitado alcance del movimiento de su brazo inclinándose hacia la pantalla.

Las aplicaciones todavía necesitan ser utilizadas en combinación con otras terapias, dijo Michelle Colwell, una terapeuta ocupacional en el Hospital de Rehabilitación Spaulding, de Boston. De todas formas, los juegos han resultado ser útiles para algunos pacientes.

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