lunes, 17 de enero de 2011

¿Qué se puede obtener reuniendo a los expertos de la industria aeroespacial con diseñadores de videojuegos?

"Ideas innovadoras", es una de las respuestas.

"La gente que trabaja en la industria aeroespacial está interesada en simulaciones. Y los desarrolladores de juegos de video saben mucho sobre interfaces humanas", explica Peter Dirksen, de la Mesa de Estrategias Tecnológicas (TSB, por sus siglas en inglés), una institución dedicada a promover la innovación en el Reino Unido.

Para cumplir con su cometido TSB acostumbra, como parte de su estrategia, poner en contacto a gente que en otras circunstancias tal vez no pensaría en trabajar de forma colaborativa.

Y el encuentro entre el mundo de la industria aeroespacial y el de los videojuegos es típico de sus redes de transferencias de conocimientos, que también ponen en contacto a empresarios, académicos, investigadores, fabricantes e inversionistas.

Estas relaciones "ayudan a abrir los ojos a nuevas oportunidades, a nuevas ideas", le dijo Dirksen a BBC Mundo.

Ideas, por ejemplo, como la de también emplear videojuegos para entrenar al personal médico que debe atender situaciones de emergencia, uno de los muchos proyectos apoyados por TSB.

La ruta de la innovación

Y es que como demuestra el auge de la biomimesis, las ideas para nuevos productos o nuevas tecnologías pueden surgir de la cuidadosa observación de la naturaleza.

Pero muchas ideas interesantes también surgen del contacto entre gente con diferentes experiencias, perspectivas y conocimientos.

Ese convencimiento, por ejemplo, ha llevado al editor asociado de la revista Wired, Jonah Lehrer, a demandar un mayor acercamiento entre arte y ciencia.

Y lo mismo afirma Steven Johnson en su libro "De dónde vienen las buenas ideas: la historia natural de la innovación".

"(Las buenas ideas) vienen de la relación con el grupo, de las redes de las que somos parte", le dijo Johnson a la BBC.

"Existe el cliché del genio solitario que de pronto dice '¡Eureka!', pero esa es la excepción".

"Lo más común es encontrar ideas que son producto de la colaboración, de tomar prestados conceptos, herramientas, enfoques o metodologías", afirmó Johnson, quien también cree que los mayores innovadores -como por ejemplo Charles Darwin- son aquellos que tienen muchos pasatiempos diferentes.

"Es esa perspectiva ecléctica del mundo la que les permite resolver grandes problemas", explicó.

"Conectar y catalizar"

Este convencimiento también guía el trabajo de la Mesa de Estrategias Tecnológicas, que tiene como lema "Conectar y servir como catalizador".

"La clásica idea de la innovación es que uno tiene una idea brillante y que todo viene de ahí. pero eso no pasa muy a menudo", reconoce Dirksen.

"Es un proceso de mucho más largo plazo, que requiere de diferentes insumos a través de sus diferentes etapas", cuenta.

Y su labor, precisamente, es intentar que los emprendedores británicos puedan acceder a los insumos que necesitan para hacer realidad sus ideas.

Para ello TSB emplea un modelo de "innovación abierta" basado en redes flexibles de personas e instituciones que comparten conocimientos y experiencias, empezando por una red social especializada inspirada en Facebook, y llamada "Connect".

Redes que también permiten identificar oportunidades para el trabajo en común, que la organización también estimula con financiamiento público a menudo asignado a través de concursos para promover la innovación.

"Hace 30 o 40 años muchas grandes compañías tenían grandes laboratorios para la investigación y el desarrollo de nuevos productos, y todo se hacía dentro de casa. Esos días ya pasaron", le dijo Dirksen a BBC Mundo.

El presente de la innovación, sin embargo, es cada vez más uno de intercambio, de conexión, de colaboración.

No hay comentarios:

Publicar un comentario