Desde que el VIH y el SIDA existen, ha habido una pequeña minoría de personas que han contraído el virus, pero no la enfermedad. Sus cuerpos son, de alguna manera, capaces de controlar el VIH, lo que hace que sean menos contagiosas e inmunes a los síntomas del SIDA, a veces para siempre. Un nuevo estudio del genoma de casi 1.000 de estas personas, conocidas como "controladores del VIH", ha descubierto la razón genética detrás de este hecho.
Los investigadores examinaron el ADN de 974 controladores y, mediante la realización de un análisis de asociación de genoma completo, lo compararon con el ADN de 2.648 pacientes cuya enfermedad había progresado.
"De los tres mil millones de nucleótidos en el genoma humano, realmente la cuestión se reduce a sólo unos pocos que se relacionan con una función específica del sistema inmune que marca la diferencia", afirma Bruce Walker, virólogo del Hospital General de Massachusetts, y uno de los dos investigadores principales del estudio, publicado hoy en Internet por la revista Science.
Estos nucleótidos, o trozos de material genético, están situados en una región genómica que codifica las proteínas necesarias para la inmunidad—un lugar obvio que ya había sido considerado antes por los investigadores. No obstante, y debido a que prácticamente todas las diferencias encontradas entre los controladores de VIH y aquellos cuya enfermedad había progresado estaban localizadas en este área, a partir de ahora los científicos pueden orientar mejor su trabajo de investigación.
"Se han dado muchas teorías sobre si estos controladores podrían ser manifestaciones de múltiples mecanismos", afirma Warner Greene, director del Instituto Gladstone de Virología e Inmunología de la Universidad de California en San Francisco, que no estuvo involucrado en la investigación. "Ese tiende a ser el enfoque dentro del campo".
El estudio identificó diferencias en una región del cromosoma 6, donde se encuentran los genes que controlan una parte clave del sistema inmune llamada el antígeno leucocitario humano, que es una molécula situada en la superficie de las células. Cuando esa molécula se agarra a un trozo pequeño de un virus, eso señaliza a las otras células que la célula está infectada y debe ser destruida. En función de los aminoácidos presentes en la molécula, la parte de un virus que a la que se agarra será ligeramente diferente, y eso es lo que marca la diferencia dentro de los controladores del VIH.
Es demasiado pronto, señalan Walker y Greene, para utilizar esta información y diseñar un fármaco o vacuna contra el VIH, aunque es un paso en esa dirección.
"Creo que esto nos da una visión muy importante sobre el tipo de reacciones que se producen durante la respuesta inmune que conduce al control de alto nivel del VIH", afirma Greene. "Si tuviéramos una vacuna que convirtiera a todo el mundo en controladores—eso sería espectacular".
Aproximadamente una de cada 300 personas que dan positivo en las pruebas del VIH son controladores, asegura Walker. El sistema inmunológico de estas personas mantiene menos de 2.000 copias de ARN del virus por mililitro de plasma sanguíneo. La mayoría de las personas con VIH poseen una carga viral de entre cientos de miles y cinco millones de copias por mililitro, dependiendo de la etapa de la infección.
El otro autor principal del estudio, Paul de Bakker, profesor asistente en el Brigham and Woman's Hospital y miembro asociado del Broad Institute, afirma que lo próximo que quiere hacer es buscar variantes genéticas raras que también pudieran ayudar a explicar por qué los sistemas inmunológicos de algunas personas están en mejores condiciones para controlar el VIH.
No hay comentarios:
Publicar un comentario