Kevin Lee, un neurocientífico británico que trabaja para reformar la investigación de medicamentos en GlaxoSmithKline, luce una chaqueta con el logotipo de un competidor pequeño, pero luchador de la industria: EpiNova.
Sin embargo, EpiNova no es un rival de Glaxo. Es el nombre de una unidad de 60 personas que dirige Lee dentro de una fuerza de investigación compuesta por miles de personas que tiene el gigante farmacéutico británico.
Durante los últimos años, Glaxo ha dividido su grupo de investigación en decenas de pequeñas unidades de ese tipo. La meta: convertir a un personal de Investigación & Desarrollo aletargado y burocrático en una constelación de equipos especializados y capaces de descubrir medicamentos de vanguardia, de forma muy parecida a como lo hacen las empresas de biotecnología.
Lee, quien fundó y vendió dos empresas de biotecnología antes de sumarse a Glaxo, afirma que darle un nombre nuevo a su unidad fue crucial para mostrar que eran "similares a la biotecnología y no parecidos a las grandes farmacéuticas".
El experimento de Glaxo es una respuesta a uno de los problemas más urgentes de la industria: el fracaso de equipos de investigación gigantescos, formados a través de una serie de mega fusiones, para desarrollar medicamentos nuevos. Las fusiones ayudaron a las empresas a amasar potentes brazos de ventas y marketing, pero cargaron a sus departamentos de I&D con una burocracia que sofocó la innovación. Como consecuencia, las grandes farmacéuticas lanzaron relativamente pocos medicamentos nuevos al mercado en los últimos 10 años. Un presidente ejecutivo, Chris Viehbacher, de Sanofi-Aventis SA, lo llamó una "década perdida".
Ahora, el futuro de la I&D farmacéutico de cultivo propio está en peligro. Glaxo, que reportó ingresos de 28.400 millones de libras, o alrededor de US$42.500 millones, en 2009, afirma que recortó su personal global de I&D en cerca de 20% durante los últimos cuatro años. A la vez, aumentó marcadamente la inversión en investigación externa, al pagarle a pequeñas empresas de biotecnología y grupos académicos para descubrir nuevas drogas que Glaxo puede vender.
Jacques Bouwens, un reclutador del sector de la salud de la firma Russell Reynolds, estima que las 10 empresas farmacéuticas más importantes han eliminado alrededor de 27.000 empleos de I&D en los últimos 18 meses. Muchos analistas creen que grandes farmacéuticas como Glaxo tendrán equipos de investigación mucho más pequeños en el futuro.
Hasta ahora, los recortes de empleos no han producido grandes caídas en el gasto de la industria en I&D, en parte debido a que las compañías simplemente trasladan el gasto a investigación externa.
Los científicos de los nuevos grupos de Glaxo que se asemejan a firmas de biotecnología saben que corren una carrera contra el reloj. Los grupos, llamados unidades de desempeño de descubrimiento (DPU, por sus siglas en inglés), han utilizado cerca de la mitad de los presupuestos de tres años que les dieron en 2008. Glaxo dejó en claro que si los miembros del equipo no producen, podrían ser despedidos.
"Si fracasamos, debe haber consecuencias que podrían llegar hasta el despido", afirma Moncef Slaoui, director de I&D de Glaxo. Medicamentos para distintos tipos de cáncer, esclerosis múltiple y diabetes, entre otras enfermedades, están en desarrollo.
Los procedimientos farmacéuticos arraigados en la cultura de Glaxo están resultando ser difíciles de cambiar. Algunos científicos afirman que la enorme burocracia y la mentalidad anticuada de la empresa aún pueden minar la innovación.
Lee afirma que se quejó en una reunión reciente con el presidente ejecutivo, Andrew Witty, de que a veces era difícil lograr que el departamento de finanzas aprobara pedidos de financiación extra.
Witty señala que cierta burocracia es inevitable en una empresa muy grande, pero insiste en que la estrategia funciona. "Para mí no hay contradicción en el sentido de que se puede lograr innovación bastante exitosa y emprendedora dentro de una gran corporación".
Queda por verse si el enfoque tendrá éxito. Y algunos analistas afirman que Glaxo podría enfrentar una batalla cuesta arriba. "El problema con las grandes empresas que intentan comportarse como compañías de biotecnología es que la gente a la que realmente le gusta la cultura emprendedora de las empresas de biotecnología se va a ese campo", afirma Denise Anderson, una analista de cuidado de la salud de Sit Investment Associates, con sede en Minneapolis.
Glaxo ahora tiene 36 DPU ubicadas tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos, cada una especializada en una enfermedad o una tecnología diferente. EpiNova, el grupo del doctor Lee, prueba una nueva ciencia llamada epigenética para buscar tratamientos para enfermedades autoinmunes como el lupus. EpiNova invierte parte de su presupuesto en proyectos de investigación externos tanto en el entorno académico como en firmas biotecnológicas.
Otras empresas también vuelven a analizar sus esfuerzos de investigación. A comienzos de este año, AstraZeneca PLC adoptó un enfoque similar al de Glaxo, al dividir su investigación en grupos más pequeños que se comprometió a financiar según el desempeño. Novartis AG trasladó su sede central de investigación desde Suiza a Cambridge, estado de Massachusetts, en EE.UU., y contrató a un profesor de Harvard para dirigirla.
Las unidades de investigación de las grandes farmacéuticas, incluida EpiNova de Glaxo, tienen una desventaja a la hora de reclutar: no pueden ofrecerles a los empleados los atractivos incentivos financieros de las empresas de biotecnología, en particular acciones que potencialmente podrían dispararse a las nubes de la noche a la mañana si se logra un gran descubrimiento.
Glaxo afirma que intenta acercarse a las recompensas financieras de la biotecnología. En algunos casos, reserva "un fondo de dinero" para científicos involucrados en un cierto proyecto, indica Slaoui, el director de I&D. Cada vez que su droga experimental supera cierto obstáculo, se llevan parte del dinero, afirma.
Las DPU no se apropiaron por completo del grupo de I&D de Glaxo. Grandes equipos de científicos aún trabajan por fuera de las unidades de investigación, con la tarea de apoyar su trabajo. Un equipo de seguridad de medicamentos realiza pruebas en animales, por ejemplo, mientras otro grupo analiza la forma en que diferentes medicamentos son absorbidos por el cuerpo.
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