lunes, 5 de diciembre de 2011

¿Debería la filantropía operar como un negocio?

SÍ, LAS BUENAS INTENCIONES NO BASTAN

Para algunos, el hecho de donar dinero a una causa le da el derecho a exigir un progreso medible, una especie de rendimiento sobre su inversión. Para otros, asumir los problemas sociales más desafiantes es costoso, complejo y lento, para lo cual se requiere una mente abierta y creativa.

Por Charles B. Bronfman y Jeffrey R. Solomon

Hay muchas personas que, como Bill Gates, tienen la visión y la disciplina para ser grandes filántropos. O al menos deberían.

Porque Gates entiende lo que cualquier donante, grande o pequeño, debería entender: que para tener un impacto sostenido y estratégico, la filantropía debe ser administrada como un negocio: con disciplina, estrategia y un enfoque sólido en los resultados. Las organizaciones que reciben su apoyo deberían rendir cuentas como lo hace el directorio de una empresa ante sus accionistas. Y eso significa, por encima de todo, que usted debe conocer el rendimiento sobre la inversión.

Por ejemplo, se han comprometido recursos privados para eliminar el polio porque los donantes consideran que el esfuerzo tiene un plan de negocios racional que sigue una misión. En general, todo patrocinador de una causa debería esperar eficiencia en las operaciones y estrategias que se adopten.

En nuestra opinión, los argumentos contra un enfoque más empresarial en la filantropía simplemente no se sostienen. Por ejemplo, quienes lo rechazan señalan que un énfasis en el rendimiento evitará que los donantes ayuden a los más pobres, porque el tipo de problemas que tienen suelen ser los menos propensos a producir resultados positivos, rápidos y medibles.

No aceptamos esa premisa. Concentrarse en la eficiencia y los resultados es un enfoque que funciona en toda clase de entidad benéfica. Siempre debe haber un equilibrio entre ingresos y gastos, y se deben establecer y cumplir metas para que continúe la financiación.

John Weber
La Fundación Robin Hood, que combate la pobreza en la ciudad de Nueva York desde 1988, ofrece un ejemplo elocuente. El grupo evalúa el rendimiento de las inversiones que realiza en varios programas en toda la ciudad. Pero no toma decisiones de financiación sólo con base en las mediciones. También apela a la experiencia de administradores en el terreno y realiza juicios cualitativos al comparar beneficios y costos.

Quienes se oponen también sostienen que si se afianza la filantropía con mentalidad empresarial, menos gente intentará provocar cambios sociales a través de donaciones a movimientos sociales u organizaciones políticas de base. Eso tampoco es verdad. Nada relacionado a los movimientos de base impediría que se beneficien de un enfoque disciplinado. Como donantes, nos gustaría que hubiera claridad sobre los objetivos. Si un grupo quiere obtener mejor infraestructura para una comunidad, puede mostrar el impacto que está teniendo al contar los pozos y las cocinas solares en África Central, o las plazoletas con juegos en un vecindario pobre de Nueva York. Adoptar principios empresariales saludables hace que una organización sin fines de lucro cumpla con su misión.

—Charles Bronfman es presidente del directorio y Jeffrey Solomon es director general de Andrea and Charles Bronfman Philanthropies, una red de fundaciones benéficas.

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NO, LOS MÁS POBRES SEGUIRÁN SUFRIENDO

Por Michael Edwards

No hay duda de que a veces la mentalidad empresarial puede ayudar a la filantropía. Hay problemas que pueden solucionarse al usar tasas de rendimiento e indicadores de éxito fácilmente medibles.

Pero la expresión clave aquí es "a veces". Cuando se trata de filantropía, se pueden tener tantas teorías, sistemas métricos y planes como uno quiera. Pero en la práctica, lo que alimenta el éxito es algo mucho más simple: el deseo y capacidad de hacer lo que haga falta para alcanzar la meta y la libertad de hacerlo de forma creativa. Y ambas cosas están amenazadas por el ascenso de la filantropía administrada como un negocio.

¿Por qué? para empezar, no olvidemos por qué existe la filantropía. Es para llenar un vacio dejado por el mercado y los gobiernos. Por definición, entonces, una mentalidad demasiado empresarial alejará los recursos de las personas más pobres, los problemas más difíciles y las soluciones más importantes, que suelen ser costosas, complejas y lentas.

En ese sentido, la diversidad de estilos de financiación es vital en la comunidad filantrópica, para apoyar distintos tipos de ideas.

¿Qué significa esto? Que hay muchas causas que difícilmente obtienen financiación por parte de enfoques empresariales. Entre ellas: causas que apoyan gobiernos sólidos, movimientos sociales y acciones de base, las cuales pueden ser cruciales para obtener resultados donde más importan. Filántropos con mentalidad demasiado empresarial consideran que el gobierno es un inconveniente que estorba a la hora de solucionar problemas que les incumben. Pero ninguna sociedad en la historia ha prosperado sin inversión pública, infraestructura, leyes y regulación. La filantropía debería generar la demanda para estas cosas en lugar de sustituir la acción del gobierno. Pero para hacerlo, debe apoyar a organizaciones sin fines de lucro, para que impulsen cambios, no sólo para que entreguen resultados medibles predeterminados.

Una monocultura empresarial, en la que todos cumplen el mismo criterio para dar, es inefectiva, no democrática y menos divertida. Reduce la filantropía a poco menos que un ejercicio de contabilidad.

Al final, los donantes de organizaciones sin fines de lucro no son accionistas. No tienen un rango superior a otros miembros. Las agencias deben rendir cuentas no sólo a los donantes y reguladores, sino a quienes ayudan. Y eso es bueno: los afianza en sus comunidades y los mantiene independientes de intereses poderosos que podrían buscar manipularlos, sin importar cuán bien intencionados sean.

Si no tenemos cuidado, la filantropía podría degenerar en un sistema de control, no un sistema de apoyo al cambio social.

—Edwards es un distinguido investigador de Demos, un grupo de investigación y activismo con sede en Nueva York.

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El arte de la recaudación: de gota en gota se llena la copa





Cuando los problemas económicos causan una reducción de las grandes donaciones, más organizaciones sin fines de lucro están recurriendo a pequeños donativos conseguidos a través de métodos no tradicionales. Muchas están usando redes sociales en línea para atraer una gran cantidad de benefactores necesarios para que las pequeñas contribuciones asciendan a totales importantes, a menudo gracias a individuos que reclutan a sus amigos y otras personas para que ayuden.

"De la misma forma que las microfinanzas usan herramientas innovadoras para alcanzar los mercados de crédito y resolver problemas en países pobres, la microfilantropía usa el mismo enfoque innovador que tiene la recaudación de fondos", afirma Una Osili, directora interina de investigación del Centro de Filantropía de la Universidad de Indiana, en Indianápolis.

La tendencia ha tomado impulso desde que la Cruz Roja de EE.UU. recaudó unos US$32 millones con donaciones de US$10 a través de mensajes de texto, luego del terremoto en Haití en 2010. El éxito de esa campaña abrió los ojos de muchos donantes y organizaciones sin fines de lucro a las posibilidades de la microfilantropía.

[MICRO]Peter Hoey
Construcción de redes

Las pequeñas donaciones no reemplazan las altas sumas que siempre han financiado las organizaciones benéficas de gran escala. En cambio, son una forma de diversificar la recaudación de fondos para que no dependan demasiado de ningún método en particular, afirma Osili.

Como otras organizaciones sin fines de lucro, charity:water, una fundación de Nueva York dedicada a brindar agua potable a personas en países en vías de desarrollo, usa métodos de recaudación de fondos tradicionales y no tradicionales para distintos propósitos. Las grandes donaciones de fuentes privadas y corporativas financian las operaciones de la entidad, mientras que 100% de las donaciones a través de canales alternativos, como medios sociales y los distintos sitios web de la organización, son destinados directamente a proyectos de agua.

Cerca de 70% de las donaciones a charity:water proviene de canales digitales, principalmente de individuos que dan dinero a través de su principal sitio web.

Mycharitywater.org ha acumulado US$11,5 millones desde agosto de 2009. Los recaudadores de fondos individuales han hecho de todo, desde correr maratones hasta poner puestos de limonada. La campaña promedio ha conseguido US$1.000, dice Paull Young, director de participación digital de charity:water. "El día de su cumpleaños, Justin Bieber le pidió a la gente que donara", dice.

Un beneficio de las plataformas de recaudación en línea es que hay menos costos administrativos que a través de métodos más tradicionales como campañas por correo tradicional o por teléfono, afirma Toni Maloney, cofundadora y presidenta ejecutiva del Business Council for Peace, o Bpeace.

El donante dorado

Bpeace es una red sin fines de lucro de profesionales de los negocios que buscan generar empleos y respaldar el desarrollo económico de las mujeres en países afectados por conflictos armados, al ayudar a emprendedoras en esas zonas a expandir sus empresas. Una forma que tiene de recaudar fondos es a través de pequeñas donaciones de personas que leen los blogs que relatan los esfuerzos de los voluntarios y el progreso de las compañías a las que ayudan. También obtienen apoyo de donantes que acuden a amigos y socios para campañas periódicas de recaudación de fondos.

Un peligro de depender demasiado de la recaudación de fondos entre pares, afirma Maloney, es que algunos contribuyentes están más interesados en la campaña de recaudación de fondos del amigo que en la organización. Y si el amigo pasa a otra causa, la organización sin fines de lucro podría perder muchos de los donantes que trajo esa persona.

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