En el mundo de los browsers o navegadores, el escenario recuerda a la década de los 90. En aquella época, Internet comenzaba a formar parte del día a día de las personas y Netscape Navigator y Microsoft Internet Explorer se disputaban el dominio del entorno que ayudaba al usuario a navegar por la Web. A finales de la década, Microsoft emergía como vencedora y Netscape desaparecía de la historia de las empresas puntocom.
Esta vez, la batalla de los browsers tiene un número mayor de competidores, entre los que destacan Internet Explorer, Mozilla Firefox y Google Chrome. Recién llegados como RockMelt, una joven empresa que planea integrar la navegación online a las redes sociales, apuestan por funciones diferentes e innovadoras para destacar en un segmento en que el usuario evita cambiar, o simplemente no sabe que existe un abanico de opciones aparte de su browser preferido.
¿Qué hay detrás del renacimiento del browser? Los especialistas de Wharton atribuyen el nuevo interés, en parte, a la computación en la nube, que permite el hospedaje de datos en servidores remotos. Esos datos, por su parte, pueden ser solicitados en cualquier momento vía Internet. Otro factor sería la computación móvil, que ha puesto a disposición del consumidor diversos aparatos que se conectan a Internet. Algunos browsers muy populares tienen el código abierto —el componente de la aplicación que transforma el código HTML y las instrucciones de formateo en las páginas finales de la Web que el usuario ve en la pantalla. Esto significa que cualquiera puede usar, cambiar o perfeccionar el software. RockMelt, por ejemplo, que ofrece acceso beta desde el 8 de noviembre a su browser, funciona con los fundamentos de Chrome y hace la integración de servicios como Facebook y Twitter. Otros browsers se basan en Webkit, un proyecto de código abierto patrocinado de forma inicial por Apple. De acuerdo con Kendall Whitehouse, director de nuevos medios de Wharton, el código abierto ha bajado drásticamente los costes de desarrollo de los browsers. Esto ha hecho "mucho más fácil para una empresa dedicarse a las actividades de desarrollo de servicios de valor añadido. RockMelt es un buen ejemplo de componente de código abierto que posibilita la innovación".
Gracias a esos componentes de código abierto de los browsers, nuevos proveedores pueden entrar en el mercado sin que tengan que comenzar tecnológicamente de cero. Eso permite que empresas como RockMelt puedan concentrarse en nuevas funciones en busca del browser perfecto. "El browser ideal para mí debe ser customizable, identificar mis preferencias con el paso del tiempo, permitir que me conecte y desconecte de los servicios sociales y segmente los 'amigos' con quienes deseo mantener contacto en esos servicios, además de compartir mi historial de navegación con otros aparatos", observa Shawndra Hill, profesora de Gestión de las Operaciones y de la Información de Wharton. "Lo más importante de todo es que me ayude a encontrar las páginas que estoy buscando en la Web de manera eficiente y eficaz".
El browser y las redes sociales
Cuando Google lanzó Chrome, en septiembre de 2008, la llegada del nuevo browser desencadenó una ola de creación de otros navegadores más rápidos y ligeros. De acuerdo con Eric Vishria, consejero delegado de RockMelt, los browsers están pasando por otro brote de innovación —en el caso de su empresa, esa innovación está vinculada a la creación de una experiencia que refleje la manera en que las personas usan la Web hoy en día. "Queremos llevar al browser los conceptos de compartir, identidad y la presencia virtual de los amigos en el browser", dice.
Además de recursos de búsqueda más veloces, RockMelt, browser de la empresa del mismo nombre, incorpora una función para compartir. A partir del momento en que el usuario proporciona a RockMelt acceso a su cuenta de Facebook, el browser le permite ver cuáles de sus amigos están online y posibilita la actualización de Facebook y de Twitter por medio de un clic sin que el usuario tenga que salir de la página de Internet en que está. Los datos son almacenados en la nube, de forma que pueden ser visitados desde cualquier ordenador.
La estrategia de la empresa ha atraído el interés de algunos veteranos de las antiguas batallas de los browsers de los años 90. RockMelt recibió una financiación de cerca de US$ 10 millones de inversores como Andreessen Horowitz, empresa de capital riesgo gestionada por Marc Andreessen y su socio, Ben Horowitz. Andreessen fue uno de los fundadores de Netscape, la empresa pionera en la popularización del browser de Internet a mediados de los años 90.
"El browser fue olvidado durante mucho tiempo a finales de la década de 90 y principios de la década de 2000 después de que Internet Explorer, de Microsoft, aplastara a Netscape. Nadie más estaba dispuesto a enfrentarse a Microsoft hasta que Google decidió invertir en el segmento de browser, primero de forma indirecta a través de Firefox y después a través de Chrome", observa Kartik Hosanagar, profesor de Gestión de las Operaciones y de la Información de Wharton. "El éxito de Firefox, y después del Chrome, mostró que había mucho espacio para innovar".
El hecho es que difícilmente pasa una semana sin que algo nuevo suceda en el segmento de browsers. Mozilla ha preparado el Firefox 4 para lanzarlo en 2011 y promete mejoras en la velocidad de la nueva versión. Internet Explorer de Microsoft está abriéndose al HTMLS, la próxima generación de lenguaje descriptivo de páginas de Internet. El Safari, de Apple, y el Opera, browser creado por la compañía noruega homónima, dominan el segmento de telefonía móvil. Google continúa haciendo mejoras constantes en Chrome.
Como consecuencia de todo eso, la cuota en el mercado global se ha dividido entre algunas empresas más importantes. NetApplications, empresa de aplicaciones y de herramientas analíticas, estima que varias versiones de Internet Explorer controlan un 59,2% del mercado de browsers; a continuación viene el Firefox, con un 22,8%; Google Chrome cuenta con un 8,5% del mercado y Safari, de Apple, con un 5,36%. Opera tiene un 3,2% del mercado, lo que también incluye sus browsers para desktops y aparatos móviles.
Cuando Google lanzó Chrome, en 2008, la estrategia era crear un browser ligero con el que pudieran funcionar de forma rápida aplicaciones de Internet cada vez más complicadas, con Google Maps y Google Docs. De acuerdo con Whitehouse, Google Chrome "desencadenó otra ola de desarrollo de browsers. Microsoft se despertó y redobló su empeño creativo para mejorar Internet Explorer". Chrome comenzó una disputa entre Google, Microsoft y Mozilla Firefox para ver quién sería capaz de desarrollar el browser más rápido de Internet.
La página de descargas de Chrome describe el browser como "posiblemente, el software más importante de su ordenador". Para muchos especialistas, el browser sólo se ha vuelto realmente importante en los últimos años, ya que hoy en día para comprar un software nuevo se va cada vez menos a una tienda y se pulsa más el botón de "descarga". Los browsers, ya sean mejorados por medio de plug-ins, como Flash Player de Adobe y Silverlight de Microsoft, o por medio de los más recientes recursos de HTMLS, ahora pueden soportar softwares sofisticados con video, juegos y aplicaciones de negocios. "En un ambiente de computación en la nube, la función del software es proporcionar servicios; deja de ser un mero producto envasado al vacío", señala Andrea Matwyshyn, profesora de Estudios jurídicos y de Ética en los negocios de Wharton. "El software de desktopestá convirtiéndose en una cosa del pasado. Ahora, el browser es el centro de todo".
En los años 90, existía la idea de que el browser se convertiría en un sistema operativo. Ese pronóstico nunca se confirmó, aunque Whitehouse reconozca que el browser juega un papel cada vez más importante en el ordenador del usuario. "Es verdad que el sistema operativo continúa siendo indispensable para la gestión de las funciones rutinarias del hardware, pero el browser —y las plataformas conectadas a Internet como el AIR de Adobe— desempeña un papel cada vez más esencial en la forma en que el usuario interacciona con las aplicaciones de software, minimizando el papel del sistema operativo", dice Whitehouse.
Pero no todo el mundo cree que el browser sea gran cosa. Para Hosanagar, las tendencias actuales indican que el software es más importante, sin embargo, "no soy radical hasta el punto de decir que él vaya a sustituir al sistema operativo". Peter Fader, profesor de Marketing de Wharton, compara la lucha en el segmento de browsers con una pelea de almohadas: "No tiene mucho sentido, y el browser es sólo una parte de la ecuación" que posibilita el dominio en Internet.
De hecho, en un reportaje reciente de la revista Wired, el editor Chris Anderson dijo que la red mundial de ordenadores (world wide web) se encuentra cerca de la extinción, y que la navegación en breve será sustituida por la descarga de aplicaciones. "Las conexiones de Internet continuarán estando disponibles, pero las personas quieren llegar rápidamente a su destino", dice Fader. "El browser es una capa que interfiere en ese proceso. Las aplicaciones nos llevan exactamente adónde queremos ir. ¿Cuál es la función del browser en un iPhone o en un iPad? Nadie pierde tiempo con una página inicial en el iPad. Hay varias aplicaciones, y las personas escogen las que les interesan".
Vishria, de RockMelt, está en desacuerdo con la idea de que la Web, y el browser, tengan los días contados. "Internet es nuestra fuente principal de noticias e informaciones, y el browser es el medio básico que nos permite encontrar cualquier cosa", dijo. "Nuestro trabajo consiste en proporcionar al usuario una experiencia mucho mejor de navegación".
La próxima generación
Lo que falta saber es si RockMelt tendrá éxito. Para los especialistas de Wharton, sin embargo, la idea de los browsers que incorporan los datos de las redes sociales y otras características nuevas es un avance natural. De acuerdo con Hill, la próxima generación de browsers trabajará con los sistemas existentes de Microsoft, Google y Mozilla y creará a partir de ellos softwares de nicho dedicados a tareas específicas. "Parece que RockMelt es cada vez más un add-on (complemento) de Chrome que un browser propiamente dicho", dice ella. Vishria no está en desacuerdo. "Como Chrome tiene el código fuente abierto, podemos beneficiarnos de las mejorías de velocidad y añadir lo que estamos haciendo por encima de eso", dice.
Aunque RockMelt, al principio, se haya preocupado de añadir Twitter, Facebook y actualizaciones de noticias en su intento de crear un browser más social, Vishria dice que habrá repercusiones para el comercio electrónico y para otras actividades. El fan del Facebook "va a enamorarse de RockMelt, pero otros pueden no animarse con el browser", prevé Matwyshyn. "Habrá browsers más adecuados para determinados públicos". Matwyshyn dice, por ejemplo, que otros browsers, en el futuro, podrán ser adecuados a mercados especializados, como e-commerce o juegos.
Hill y Matwyshyn, sin embargo, llaman la atención acerca de la desconfianza que genera la posibilidad de que los recelos por la violación de la privacidad debido a la necesidad de proporcionar información para la integración de plataformas cruzadas con Twitter y Facebook puedan entorpecer la adopción de RockMelt. No bastará con eso, no se sabe seguro si habrá un público suficientemente grande que quiera la integración entre medios sociales y navegación. Vishria dice que RockMelt no compartirá datos con otras redes. "No estamos gestionando una red de publicidad, y no hay incentivo alguno para que se compartan datos", dice él.
Otro factor desconocido: ¿algún browser de la próxima generación será capaz de conquistar suficiente cuota de mercado para obtener beneficios? Whitehouse dice que los ingresos de la mayor parte de los principales proveedores de browsers, Microsoft, Google y Apple, viene de otros productos de sus carteras. "Para esas empresas, el browser sirve, sobre todo, para llevar al usuario a otros servicios ofrecidos por ella y que puedan generar dinero de forma más rápida". Los ingresos de algunos proveedores proceden también de la comercialización de su campo de búsqueda, vendido a empresas como Google y Microsoft que se disputan el espacio visitado por el usuario para hacer sus búsquedas. Google, por ejemplo, es responsable de la mayor parte de los ingresos de Mozilla.
El plan de Vishria para convertir a RockMelt en rentable comprende, entre otras cosas, añadir múltiples servicios y cobrar a las empresas para ser su proveedor preferente, en vez de simplemente vender los derechos del campo de búsqueda. Él considera al comercio electrónico un canal maduro para ese tipo de estrategia. Pero Vishria admite que RockMelt, que sólo de forma reciente ha lanzado su versión beta, necesita la entrada de masa crítica de usuarios.
El mayor riesgo para RockMelt, y otros nuevos competidores, consiste en la posibilidad de que empresas de mayor tamaño adopten recursos semejantes. "Esas nuevas características 'sociales' pueden ser incorporadas a los tres principales browsers", destaca Hill. "De igual manera, si Facebook decide posteriormente entrar en el juego de los browsers, él podría fácilmente incorporar recursos sociales a la navegación".
Para David Hsu, profesor de Gestión de Wharton, es poco probable que Mozilla, Google y Microsoft, y otras empresas parecidas, cambien de estrategia a causa de una empresa novel. "Desde el punto de vista de los nuevos competidores, RockMelt espera que Google no entorpezca mucho su mercado. Es probable que las empresas ya consolidadas monitoricen RockMelt, pero no tendrán que cambiar de estrategia a causa de eso, por lo menos no en el futuro próximo".
RockMelt y otros nuevos competidores también tendrán dificultad para romper la inercia del consumidor. Los especialistas dicen que falta mucho tiempo para que el consumidor experimente un nuevo browser. "A la mayor parte de las personas ni siquiera les importa", dice Fader. "Al menos que haya recursos funcionales diferenciados de forma significativa, el browser no pasa de ser una commodity".
Hosanagar admite que el consumidor, por norma, opta por lo que ya conoce en vez de migrar a una nueva interfaz de navegación en la Web. "Dudo que el mercado de browsers se fragmente de forma exagerada más adelante", añade. "Creo que tendremos algunas pocas empresas importantes representando un 90% del mercado, tal y como sucede en el mercado de búsqueda".
Vishria, sin embargo, no se deja intimidar por las posibilidades. La historia del mercado de browsers está a su lado, dice él, destacando que el Chrome no existía hace dos años, y el Firefox de Mozilla consiguió arañar mercado a Microsoft. "La historia de ese mercado muestra que las empresas que tenían un producto mejor consiguieron vencer las barreras y reorganizarlo".
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