Hace una década, la ambientalista Hunter Lovins publicó Natural Capitalism, escrito junto a ex-marido, Amory Lovins. El libro influenció a algunos líderes empresariales a adoptar lo que en su día era una idea contradictoria: que pasarse a lo verde podría ser una manera de ahorrar o ganar mucho dinero. Desde aquel entonces, ha pasado a establecer Natural Capitalism Solutions, una empresa con sede en Colorado que ayuda a empresas y gobiernos a volverse más eficientes y estar mejor preparados ante las amenazas mundiales relacionadas con el cambio climático. Hace poco escribió Climate Capitalism, un libro que saldrá esta primavera y que presenta la crisis climática como una oportunidad de negocio gigante.
TR: Si mira hacia atrás, a la tesis de Natural Capitalism, ¿qué ha cambiado y qué le ha resultado sorprendente desde aquel entonces?
HL: Hace diez años, nos dedicamos a observar aquello que hacían algunas pocas grandes empresas para poner en práctica la sostenibilidad de forma rentable. Y derivamos un conjunto de cuatro principios del capitalismo natural, el primero de los cuales es el uso de los recursos energéticos de forma dramáticamente más productiva. En los años siguientes, esto es lo que la mayoría de las empresas que se gestionan de forma verde, sostenible o responsable, han estado haciendo, y con un gran ahorro. Una sorpresa es la cantidad de ahorros que aún quedan por delante.
¿Cuáles son algunos ejemplos de ese tipo de ahorro?
Mi equipo entró en una empresa el año pasado con 6.300 ordenadores y monitores que se dejaban encendidos 24/7 a causa de algunos mitos urbanos: la vida del ordenador se acorta al apagarlo y encenderlo. Bien, pues no, eso no es cierto. O que el departamento de TI los necesita encendidos [para labores de mantenimiento]. No, eso tampoco es cierto. Una noche a la semana estaría bien. En esa compañía, sólo la publicación de una política para desactivar los malditos ordenadores cuando no se está sentado frente a ellos podría ahorrarles 700.000 dólares en el primer año. Ese dinero es gratis.
¿Qué empresa es?
No puedo decírselo, pero es algo endémico en toda la sociedad. En los Estados Unidos, desperdiciamos 2,8 mil millones de dólares cada año, dejando ordenadores encendidos sin nadie delante de ellos. Así que una sorpresa es que a pesar de que nosotros y muchas otras personas hemos estado diciendo todo esto desde hace 10 años, las oportunidades siguen existiendo, y en todo caso, son cada vez mejores.
Así que el principio número uno sigue siendo válido.
Sí, aunque un cambio en Climate Capitalism es que hemos redefinido el primer principio: ganar tiempo mediante el uso de los recursos de forma considerablemente más productiva.
¿Qué quiere decir con "ganar tiempo"?
Lo que le falta más al mundo es el tiempo para lidiar con los desafíos a los que nos enfrentamos. Cosas como la crisis climática. Algunos científicos opinan que ya es demasiado tarde.
¿Cree usted que sea demasiado tarde?
La respuesta corta es que no lo sabemos. Tal vez simplemente estoy siendo optimista, pero al fijarme a mi alrededor, creo que si las empresas del mundo hicieran lo que es manifiestamente en su propio interés económico, si implementasen todas las mejoras disponibles y efectivas en cuanto a costes, podríamos resolver la crisis climática y obtener beneficios.
Esa es la tesis de Climate Capitalism. Supongamos que la crisis climática es un engaño. Francamente, no vaya a apostar a Las Vegas pensando que algo así es cierto. Pero si usted fuera un capitalista de maximización de beneficios, haría exactamente lo mismo que si estuviera muerto de miedo debido al cambio climático.
¿Cuál es el otro principio que defiende?
Hace diez años, el segundo principio trataba sobre la biomimética—diseñar todo del modo en que lo hace la naturaleza. He redefinido este principio: Rediseñar la manera en que fabricamos y entregamos todo, utilizando varios métodos, como la biomimética, o de la cuna a la cuna [que consiste en el diseño de productos para que sus residuos puedan ser reciclados en el material para otro producto].
¿Puede darme un ejemplo de un buen proceso de rediseño de la cuna a la cuna?
¿Cómo hacemos el cemento hoy día? Cavamos la piedra caliza, la calcinamos usando una gran cantidad de energía, y como resultado la fabricación de cemento es una de las actividades más intensivas de la economía en cuanto a carbono. Hay una compañía en California llamada Calera. Tienen un enfoque mucho más inteligente: ¿Cómo hace productos parecidos al cemento la naturaleza? ¿Quién en la naturaleza hace algo como el cemento? Pues bien, los arrecifes de coral lo hacen. Las criaturas marinas con conchas lo hacen, creando cáscaras duras en el agua de mar. Así que imitemos todo eso. Para la naturaleza, el carbono es el componente básico de la vida. La naturaleza tiene formas de utilizar el carbono para hacer el tipo de cosas que necesita.
Sin embargo, ¿cómo llegar al punto de reducción de millones o miles de millones de toneladas de emisiones de carbono?
Necesitamos empresarios que se pregunten, ¿cuáles son los usos productivos de este recurso de carbono de modo que podamos absorberlo y poner el sistema en equilibrio? En ese sentido tenemos a Geoff Coates en la Universidad de Cornell, que utiliza dióxido de carbono para hacer plástico. O a todas las personas dedicadas a crear biocarbón, tomando materiales leñosos que ya han atrapado carbono pero que, en muchos casos, se pudrirían [y emitirían el carbono]. Al convertirlo en biocarbón para estufas sencillas que la gente en África tenga la posibilidad de obtener a buen precio, se utiliza parte del producto como combustible y parte vuelve al suelo, mejorando la fertilidad al tiempo que se captura el carbono.
¿Cree que los vehículos eléctricos son una solución primaria a la crisis climática?
Personalmente sí lo creo, y esa es una gran diferencia entre Amory y yo. Amory es un gran fan de lo que él llama el hipercoche (vehículos ligeros que funcionan con hidrógeno). No creo que el hipercoche tenga mucho sentido. No creo que vayamos a tener una economía basada en el hidrógeno. Creo que gravitaremos hacia los vehículos eléctricos y, en cierta medida, al híbrido de combustible flexible.
¿Cuáles son las consecuencias de no tener un impuesto sobre el carbono o un precio del carbono en los Estados Unidos a corto plazo?
Esa es la clave del libro. Que podamos resolver la crisis del carbono con beneficios pase lo que pase. Las entidades que se están haciendo cargo de solucionar la crisis climática son las grandes y pequeñas empresas, y por razones económicas muy buenas. Sin embargo, estamos nadando contra corriente, luchando contra las subvenciones a las industrias fósiles tradicionales. La Agencia Internacional de Energía calcula que 550 mil millones de dólares al año se destinan a las industrias fósiles de todo el mundo, algo así como 10 veces la cantidad de subvenciones que van a las energías renovables y la eficiencia. Eso es una locura.
Sin embargo creo que cuando Wal-Mart anuncie que su consumo de energía procede de fuentes 100 por cien renovables, y eso se extienda a lo largo de la cadena de suministro, algo así hará mucho más por la protección del clima que todo lo que el gobierno federal está haciendo.
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