- Desde los años 20 se fabrican productos para que tengan una duración limitada
- Acortan la vida de los productos para incrementar las ventas
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¿Nunca se te ha roto una impresora a los 2 años y 2 meses de haberla comprado? ¿Nunca un móvil ha dejado de encender sin razón aparente? En mi caso puedo hablar de dos impresoras de chorro de tinta, dos escáneres y un móvil que sin salir de casa ni utilizarlo, un día dejó de encender al agotarse la carga de la batería.
Es la obsolescencia programada, las oscuras técnicas de las empresas para hacer que sus aparatos tengan una duración determinada, cada día más breve, y que nos obliga a estar estemos renovando los productos tecnológicos o no tecnológicos, constantemente. Camisas que pierden el color a los pocos lavados, linternas que se funde la bombilla y para las que no hay repuesto, baterías que pierden su capacidad de carga, impresoras o móviles que dejan de funcionar de un día para otro…
Todo esto sin hablar del software, ya que tras unos años de adquirir un programa, primero te invitarán a comprarlo de nuevo dejándote de dar soporte, posteriormente tu programa no será capaz de leer los ficheros de los colegas que sí lo volvieron a comprar, por último tu programa empezará a dar problemas inexplicables.
Linux es un buen método anti obsolescencia programada. El factor más importante es porque es capaz de rentabilizar máquinas que quedaron obsoletas con otros sistemas operativos, continuando con el soporte y actualizando sin ánimo de que tu máquina caduque.
Pero no sólo por esto. Ciertas prácticas oscuras de las empresas fabricantes de hardware se apoyan en el software (drivers que no dejan de recordarte que tu cartucho de color está bajo, aún cuando tienes el de negro lleno y quieres imprimir en blanco y negro), impresoras que dejan de funcionar cuando detectan que el cartucho no es el original, bocadillos de avisos constantes, etc.). En Linux los drivers están creados por la comunidad y son mucho más ligeros, sin añadidos extra o prácticas oscuras.
Por último recordar que los programas para Linux evitan la obsolescencia programada, ya que siempre guardan la compatibilidad con versiones anteriores, o siempre es fácil migrar los datos. No hay intereses económicos en que renueves tu programa constantemente.
Por eso Linux es una apuesta de futuro, no sólo para empresas que verán reducidos sus costes de forma asombrosa, sino también para los simples consumidores, objetivo constante de las más diversas y oscuras prácticas de inducción al gasto constante.
DOCUMENTAL COMPLETO: "Comprar, tirar, comprar" un documental que nos revela el secreto: obsolescencia programada, el motor de la economía moderna.
Baterías que se 'mueren' a los 18 meses de ser estrenadas, impresoras que se bloquean al llegar a un número determinado de impresiones, bombillas que se funden a las mil horas... ¿Por qué, pese a los avances tecnológicos, los productos de consumo duran cada vez menos?
Rodado en España, Francia, Alemania, Estados Unidos y Ghana, Comprar, tirar, comprar, hace un recorrido por la historia de una práctica empresarial que consiste en la reducción deliberada de la vida de un producto para incrementar su consumo porque, como ya publicaba en 1928 una influyente revista de publicidad norteamericana, "un artículo que no se desgasta es una tragedia para los negocios".
El documental, dirigido por Cosima Dannoritzer y coproducido por Televisión Española, es el resultado de tres años de investigación, hace uso de imágenes de archivo poco conocidas; aporta pruebas documentales y muestra las desastrosas consecuencias medioambientales que se derivan de esta práctica. También presenta diversos ejemplos del espíritu de resistencia que está creciendo entre los consumidores y recoge el análisis y la opinión de economistas, diseñadores e intelectuales que proponen vías alternativas para salvar economía y medio ambiente
Una bombilla en el origen de la obsolescencia programada
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¿Nunca se te ha roto una impresora a los 2 años y 2 meses de haberla comprado? ¿Nunca un móvil ha dejado de encender sin razón aparente? En mi caso puedo hablar de dos impresoras de chorro de tinta, dos escáneres y un móvil que sin salir de casa ni utilizarlo, un día dejó de encender al agotarse la carga de la batería.
Es la obsolescencia programada, las oscuras técnicas de las empresas para hacer que sus aparatos tengan una duración determinada, cada día más breve, y que nos obliga a estar estemos renovando los productos tecnológicos o no tecnológicos, constantemente. Camisas que pierden el color a los pocos lavados, linternas que se funde la bombilla y para las que no hay repuesto, baterías que pierden su capacidad de carga, impresoras o móviles que dejan de funcionar de un día para otro…
Todo esto sin hablar del software, ya que tras unos años de adquirir un programa, primero te invitarán a comprarlo de nuevo dejándote de dar soporte, posteriormente tu programa no será capaz de leer los ficheros de los colegas que sí lo volvieron a comprar, por último tu programa empezará a dar problemas inexplicables.
Linux es un buen método anti obsolescencia programada. El factor más importante es porque es capaz de rentabilizar máquinas que quedaron obsoletas con otros sistemas operativos, continuando con el soporte y actualizando sin ánimo de que tu máquina caduque.
Pero no sólo por esto. Ciertas prácticas oscuras de las empresas fabricantes de hardware se apoyan en el software (drivers que no dejan de recordarte que tu cartucho de color está bajo, aún cuando tienes el de negro lleno y quieres imprimir en blanco y negro), impresoras que dejan de funcionar cuando detectan que el cartucho no es el original, bocadillos de avisos constantes, etc.). En Linux los drivers están creados por la comunidad y son mucho más ligeros, sin añadidos extra o prácticas oscuras.
Por último recordar que los programas para Linux evitan la obsolescencia programada, ya que siempre guardan la compatibilidad con versiones anteriores, o siempre es fácil migrar los datos. No hay intereses económicos en que renueves tu programa constantemente.
Por eso Linux es una apuesta de futuro, no sólo para empresas que verán reducidos sus costes de forma asombrosa, sino también para los simples consumidores, objetivo constante de las más diversas y oscuras prácticas de inducción al gasto constante.
DOCUMENTAL COMPLETO: "Comprar, tirar, comprar" un documental que nos revela el secreto: obsolescencia programada, el motor de la economía moderna.
Baterías que se 'mueren' a los 18 meses de ser estrenadas, impresoras que se bloquean al llegar a un número determinado de impresiones, bombillas que se funden a las mil horas... ¿Por qué, pese a los avances tecnológicos, los productos de consumo duran cada vez menos?
Rodado en España, Francia, Alemania, Estados Unidos y Ghana, Comprar, tirar, comprar, hace un recorrido por la historia de una práctica empresarial que consiste en la reducción deliberada de la vida de un producto para incrementar su consumo porque, como ya publicaba en 1928 una influyente revista de publicidad norteamericana, "un artículo que no se desgasta es una tragedia para los negocios".
El documental, dirigido por Cosima Dannoritzer y coproducido por Televisión Española, es el resultado de tres años de investigación, hace uso de imágenes de archivo poco conocidas; aporta pruebas documentales y muestra las desastrosas consecuencias medioambientales que se derivan de esta práctica. También presenta diversos ejemplos del espíritu de resistencia que está creciendo entre los consumidores y recoge el análisis y la opinión de economistas, diseñadores e intelectuales que proponen vías alternativas para salvar economía y medio ambiente
Una bombilla en el origen de la obsolescencia programada
Edison puso a la venta su primera bombilla en 1881. Duraba 1500 horas. En 1911 un anuncio en prensa española destacaba las bondades de una marca de bombillas con una duración certificada de 2500 horas. Pero, tal y como se revela en el documental, en 1924 un cártel que agrupaba a los principales fabricantes de Europa y Estados Unidos pactó limitar la vida útil de las bombillas eléctricas a 1000 horas. Este cártel se llamó Phoebus y oficialmente nunca existió pero en Comprar, tirar, comprar se nos muestra el documento que supone el punto de partida de la obsolescencia programada, que se aplica hoy a productos electrónicos de última generación como impresoras o iPods y que se aplicó también en la industria textil con la consiguiente desaparición de las medias a prueba de carreras.
Consumidores rebeldes en la era de Internet
A través de la historia de la caducidad programada, el documental pinta también un fresco de la historia de la Economía de los últimos cien años y aporta un dato interesante: el cambio de actitud en los consumidores gracias al uso de las redes sociales e Internet. El caso de los hermanos Neistat, el del programador informático Vitaly Kiselev o el catalán Marcos López, dan buena cuenta de ello.
África, vertedero electrónico del primer mundo
África, vertedero electrónico del primer mundo
Este usar y tirar constante tiene graves consecuencias ambientales. Tal y como vemos en este trabajo de investigación, países como Ghana se están convirtiendo en el basurero electrónico del primer mundo. Hasta allí llegan periódicamente cientos de contenedores cargados de residuos bajo la etiqueta de 'material de segunda mano' y el paraguas de una aportación para reducir la brecha digital y acaban ocupando el espacio de los ríos o los campos de juego de los niños.
Más allá de la denuncia, el documental trata de dar visibilidad a emprendedores que ponen en práctica nuevos modelos de negocio y escucha las alternativas propuestas por intelectuales como Serge Latouche, que habla emprender la revolución del 'decrecimiento', la de la reducción del consumo y la producción para liberar tiempo y desarrollar otras forma de riqueza, como la amistad o el conocimiento, que no se agotan al usarlas.
Más allá de la denuncia, el documental trata de dar visibilidad a emprendedores que ponen en práctica nuevos modelos de negocio y escucha las alternativas propuestas por intelectuales como Serge Latouche, que habla emprender la revolución del 'decrecimiento', la de la reducción del consumo y la producción para liberar tiempo y desarrollar otras forma de riqueza, como la amistad o el conocimiento, que no se agotan al usarlas.
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