Quienes vieron en el cine "La red social" -película nominada a ocho premios Oscar 2011-, podrían pensar que la eclosión de sitios como Facebook empezó hace unos pocos años.
Pero para encontrar el verdadero origen de las redes sociales hay que ir mucho más atrás que 2004. Berkeley (California), centro de la contracultura de los años '60 y '70, bien podría ser la tierra natal del fenómeno.
Frente a lo que una vez fue una tienda de discos, el ex científico informático Lee Felsenstein cuenta como en 1973, con unos colegas, instaló un computador junto a una cartelera de música, una de las normales, de las análogas.
Luego invitaron a transeúntes, casi todos estudiantes de la Universidad de California, para que escribieran un mensaje en la computadora.
En ese entonces, era la primera vez que alguien que no estaba haciendo un estudio científico podía acercarse a una máquina de ese tipo.
"Estamos usando una computadora"
"Pensamos que habría bastante reticencias a que las computadoras invadieran lo que era, como nosotros lo veíamos, dominio de la contracultura", explica Felsenstein.
Con la palabra 'computadora', se les iluminaban los ojos, brillaban y decían: ¡vaya!, ¿puedo usarla?
Lee Felsenstein
"Estábamos equivocados. La gente subía las escaleras y apenas teníamos unos pocos segundos para preguntar: '¿querrías usar nuestra cartelera electrónica?, estamos usando una computadora'".
"Y con la palabra 'computadora', se iluminaban los ojos, brillaban y decían: ¡vaya!, ¿puedo usarla?".
Pronto la máquina estaba llena de mensajes, desde un poeta que promocionaba sus versos y músicos organizando conciertos, hasta discusiones sobre el mejor sitio para comprar dulces.
El proyecto, que se llamó Memoria de la Comunidad, sobrevivió con altos y bajos durante más de una década mientras se fueron instalando más computadoras en San Francisco. Pero no fue sino hasta 1980 que la multitud nació a la vida en línea.
Crisis de las redes
WELL, otra comunidad californiana, fue el resultado del matrimonio entre hippies y hackers, contracultura con cibercultura.
Nació como resultado del encuentro de Larry Brilliant, médico que trabajaba para la Organización Mundial de la Salud (OMS), y Stewart Brand, autor de la primera biblia hippie, The Whole Earth Catalog.
Brilliant, de alguna forma, había juntado una red de personas para conseguir un nuevo motor para el helicóptero que la OMS usaba para reconocimientos en el Himalaya.
Con una de las primeras computadoras de Apple, que le había dejado su amigo Steve Jobs, se las arregló para hacer la que quizás fue la primera teleconferencia en línea.
"Steve me había prestado un módem acústico. Y nos pusimos a mover contactos hasta que, de repente, conseguimos que nos donaran un motor de un viejo Aeropsatiale. Pan Am se ofreció para llevarlo hasta Katmandú y un voluntario de la RAF para hacerlo llegar hasta el helicóptero caído. En 72 horas estaba en Nepal".
Decidió que esto podría ser la base de un negocio y le planteó la idea a Stewart Brand.
Pronto, el The Whole Earth Catalog, con un juego de palabras en inglés se convirtió en Whole Earth 'Lectronic Link, WELL (que significa bien).
"Descubrimos cuán poco se necesita para empezar algo en la red", le dijo Brand a la BBC.
"Uno puede lanzar un proyecto como ese con una máquina alquilada, un programa de computador común y ya", agrega.
La organización unió a hackers, hippies y escritores de la bahía de San Francisco en conversaciones en línea sobre casi cualquier tema: tecnología, política o el sentido de la vida.
Después de encontrarse en línea, acababan organizando fiestas. El mundo real y el virtual podían converger.
"A diferencia de Facebook, teníamos que conocernos en línea antes de vernos cara a cara", comenta Howard Rheingold, quien se inventó la frase "comunidad virtual" y es escritor y destacado miembro de WELL.
"Tanto contacto directo hizo nacer relaciones. Algunos se casaron, otros rompieron matrimonios, quienes se enfermaban recibían ayuda...".
Aldea global
WELL ganó impulso al convertirse en el lugar de encuentro de los Deadheads, los fans de la banda de rock estadounidense Greatful Dead.
Además, le sirvió de introducción a las comunidades en línea al liricista de la banda, John Perry Barlow, quen pasó a fundar la Electronic Frontier Foundation.
Facebook parece más los barrios globales que una aldea global. Lo que dices en Twitter perdura 20 minutos. Si Cristo hubiera tuiteado, el sermón de la montaña se hubiera olvidado al ponerse el sol
John Perry Barlow
Tras de 30 años en ese mundillo, Barlow no cree que ninguna superara al original.
"Facebook parece más los barrios globales que una aldea global. Lo que dices en Twitter perdura 20 minutos. Si Cristo hubiera tuiteado, el sermón de la montaña se hubiera olvidado al ponerse el sol", le dijo a la BBC.
Para él, la única que se acerca a la idea de la aldea global es WELL.
Pero no fue sólo en California donde cuajó la idea de encontrarse y socializar en línea. En el Reino Unido, Presel and France Minitel le dio a millones de usuarios de teléfono su primer contacto con la comunicación en la red.
En muchos otros lugares, el movimiento del Sistema de Carteleras (BBS, en inglés) se convirtió en foco de intensa comunicación sobre cualquier cosa para cualquiera que pudiera permitirse tener una computadora y un módem.
"Hay mucho margen para mejorar"
Jason Scott, que era adolescente cuando a finales de los '80 usaba el BBS en Nueva York, comenta que es incorrecta la idea de que los usuarios de BBS eran unos inadaptados.
"Las computadoras eran un medio para lograr algo. Las llamadas de larga distancia eran tan caras, pero el BBS terminaba siendo local. Podías comunicarte con otros, mandar mensajes, subir archivos y era inevitable que alguien dijera: 'hey, nos vemos en la pizzeria'".
Como muchos usuarios de las primeras redes sociales, Scott es un entusiasta de las actuales, hasta el punto que su gato Sockington es una de las mascotas más populares de Twitter.
Pero los pioneros no creen que hayamos llegado al fin de la historia.
Felsenstein, que se autoproclama con el pionero de todo, dice que las redes sociales cambiaron su vida. Conoció a su esposa en línea y además hizo de la informática su profesión.
"Hay mucho margen para mejoras. No creo que lo que vemos es lo mejor de lo que podríamos tener".
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