martes, 4 de enero de 2011

Nueva "biopsia líquida" para detectar cáncer

Sangre sobre microchip (SPL)

La sangre es colocada sobre un microchip que detecta células cancerosas.


Científicos en Estados Unidos están desarrollando una nueva prueba "ultrasensible" que podría revolucionar la forma como se controla y ataca la propagación de cáncer.

Según los investigadores del Hospital General de Massachusetts, se trata de una "biopsia líquida" capaz de detectar en una muestra de sangre si las células cancerosas se han propagado o existen probabilidades de que se propaguen.

Asimismo, el análisis puede mostrar si el tumor está respondiendo al tratamiento y puede ofrecer a los especialistas un indicador de cuál es el mejor paso a seguir.

Células clave
La tecnología detecta las llamadas células tumorales circulantes (CTC), que se encuentran a niveles extremadamente bajos en la sangre y que ofrecen información muy importante para la detección temprana de la propagación del cáncer.

Los expertos afirman que una prueba que logre detectar estas células podría transformar el cuidado de los pacientes con cáncer.

Actualmente, para identificar la propagación y potencial progresión de un tumor se lleva a cabo una biopsia, que es la extracción con una aguja o con cirugía de tejido tumoral del paciente, que posteriormente es analizado bajo un microscopio para determinar la presencia o extensión de la enfermedad.

Asimismo, para estudiar si el paciente está respondiendo a los tratamientos por lo general se lo somete a escáneres de tomografía computada (TC), peros estos resultados pueden tardar semanas o meses.

"Si logramos determinar con rapidez que un fármaco está funcionando para continuar con él, o que no está funcionando y debemos tratar algo distinto, será algo realmente importante", comenta el doctor Daniel Haber, uno de los investigadores involucrados en el proyecto.

Eventualmente se espera que la prueba reemplace a las biopsias y pueda ser utilizada en lugar de mamografías o colonoscopías para diagnosticar nuevos casos de cáncer.

"Esta nueva tecnología tiene el potencial de facilitar una prueba de sangre fácil de administrar y no invasiva que nos permitiría contar las células tumorales y caracterizar la biología de esas células", afirma Robert McCormack, otro de los investigadores.

"Con la información contenida en estas células podemos desarrollar herramientas que nos ayuden a seleccionar tratamientos y a vigilar cómo responden a estos los pacientes", agrega.

Tal como señalan los científicos, la nueva prueba podría tener muchas ventajas sobre las técnicas actuales, principalmente porque con las biopsias con aguja, con las cuales se diagnostican muchos casos de cáncer, no se obtienen muestras suficientemente grandes para poder determinar si es probable que el tumor crezca.

Además, para medir la propagación o extensión del tumor, los pacientes por lo general son sometidos a escáneres de TC meses o semanas después de recibir los fármacos o radiación.

Tiempo crucial

Pero este lapso, dicen los expertos, es crucial para saber si las terapias funcionan y a menudo los pacientes empeoran antes de que puedan ser sometidos a un plan de tratamiento efectivo.

Con la nueva prueba, que requiere una cantidad equivalente a una cucharada de sangre, los médicos pueden determinar si las células CTC desaparecieron un día después de haber sometido al enfermo al tratamiento.

El análisis utiliza un microchip en cuya superficie están colocadas unas 80.000 cerdas microscópicas cubiertas de anticuerpos que pueden capturar las células cancerosas cuando pasa la sangre por el chip.

Posteriormente se aplica una sustancia fluorescente que permite contar y analizar las células en detalle.

Los científicos esperan probar el análisis con pacientes de cáncer en cuatro hospitales de Estados Unidos este año.

"La intersección de la bioingeniería, la biología molecular y la oncología clínica presenta una oportunidad para desarrollar una plataforma de última generación que nos ayude a detectar, definir y monitorear las células cancerosas de forma más efectiva", expresa el doctor Haber.

"Y esto hará una enorme diferencia en las vidas de muchos pacientes y de sus familias", añade.

La tecnología está siendo desarrollada conjuntamente con la empresa farmaceútica Johnson & Johnson con un costo de US$30 millones y, según los investigadores, si se confirma que funciona podría estar lista para ser utilizada en la clínica en unos cinco años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario