En algunas oficinas de alta gerencia, 2010 fue el año de las salidas sorpresivas.
Algunos de los cambios de presidente ejecutivo de más alto nivel no fueron motivados por un mal desempeño sino por crisis que parecieron originarse fuera del área.
Por ejemplo, la salida en agosto del presidente ejecutivo de Hewlett-Packard Co., Mark Hurd, dejó perplejos a los inversionistas porque Hurd había tenido un sólido desempeño. La empresa citó violaciones de conducta empresarial derivadas de una relación con una contratista. Tony Hayward de BP PLC, anteriormente elogiado por liderar una reestructuración en el gigante petrolero, quedó en la cuerda floja luego de que la explosión de la plataforma Deepwater Horizon en el Golfo de México causara el mayor derrame de crudo en el litoral estadounidense.
De otro lado, a muchas juntas directivas les tembló la mano a la hora de reemplazar líderes por mal desempeño. A pesar de un crecimiento débil, sólo 34 empresas en el índice S&P 500 nombraron un nuevo presidente ejecutivo permanente durante los primeros nueve meses de 2010, la rotación más baja desde 2004, cuando la firma de reclutamiento corporativo Spencer Stuart comenzó a compilar los datos.
Irónicamente, la debilidad económica contribuye a que la rotación gerencial sea baja. Mucha juntas directivas de empresas multinacionales temieron cambiar de líder en medio de una economía aún débil y algunos presidentes ejecutivos de edad avanzada pospusieron la jubilación para dirigir a sus empresas a través de la recesión, afirman firmas de consultoría.
Otras importantes salidas de presidentes ejecutivos se derivaron de razones de idiosincrasia. En Pfizer Inc., el estrés del cargo llevó a Jeffrey Kindler a renunciar en diciembre.
El cambio en la cima de General Motors Co., en tanto, dejó de manifiesto la recuperación significativa de la empresa más que un traspié, en momentos en que la automotriz buscó presentar un equipo de liderazgo coherente antes de su regreso a la bolsa de valores.
Los siguientes son algunos de los mayores cambios de presidentes ejecutivos del año que acaba de terminar:
BP PLC
Hasta el 20 de abril, cuando explotó la plataforma petrolera Deepwater Horizon en un pozo de BP, Tony Hayward lideraba un cambio de rumbo aparentemente exitoso en las rezagadas operaciones de BP PLC. El anuncio, tres meses más tarde, de que se iba mostró cómo una crisis mal manejada puede empañar una carrera entera.
Hayward decidió dejar su cargo en julio luego de que una serie de errores desataran una vorágine mediática. "Un entendimiento profundo de las relaciones públicas y cómo se es percibido por el público debe estar entre las cinco tareas más importantes de cualquier presidente ejecutivo", afirma Sydney Finkelstein, un profesor de estrategias y liderazgo de la Escuela de Negocios Tuck, de la Universidad Dartmouth.
La junta directiva eligió en octubre a Robert Dudley para suceder a Hayward. El estadounidense pasó cinco años como presidente ejecutivo de TNK-BP, la empresa conjunta rusa de BP, que se convirtió en uno de sus negocios más rentables.
Su desafío será reformar las operaciones de la empresa en EE.UU., enmendar las relaciones con el gobierno de ese país y restablecer el precio de las acciones de la empresa.
Hewlett-Packard Co.
La salida de Mark Hurd de la cima de H-P en agosto sirve como recordatorio de que incluso los presidentes ejecutivos con un buen desempeño pueden perder la confianza de sus juntas directivas, afirma Michael Useem, profesor de gestión de la Escuela Wharton, de la Universidad de Pensilvania.
Hurd renunció tras una investigación interna que dejó en evidencia su relación con una ex contratista, Jodie Fisher. Aunque no se comprobó que Hurd hubiera violado la política de acoso sexual de la empresa, se descubrieron otras violaciones, como irregularidades en informes de gastos. Una investigación de The Wall Street Journal también estableció que Fisher alegaba haber recibido información confidencial de parte de Hurd. Los miembros de la junta perdieron la confianza en el ejecutivo.
En septiembre, H-P nombró a Leo Apotheker, ex presidente ejecutivo del gigante de software alemán SAP AG, como reemplazo de Hurd. Entre sus retos está la creciente rivalidad con Oracle Corp., donde Hurd es ahora copresidente.
General Motors Co.
El relevo en la presidencia ejecutiva de GM fue inesperado y rápido, pero libre de escándalos. De todos modos, la salida de Edward E. Whitacre Jr. y la llegada de Daniel Akerson pone de manifiesto un cambio significativo en la mayor automotriz estadounidense.
El nombramiento, anunciado en agosto, fue parte de un plan del directorio de la automotriz de permitirle a la empresa presentar a los inversionistas un panorama claro de su equipo gerencial cuando buscaba regresar a los mercados bursátiles. La eventual oferta pública inicial, en noviembre, coronó un regreso en el que GM emergió de la protección por bancarrota luego de ser rescatada por el gobierno estadounidense.
Whitacre recibió el crédito por conducir a la empresa durante su cambio de rumbo, enmendar sus relaciones con Wall Street y dar los primeros pasos para la salida a bolsa.
Akerson, miembro de la junta de GM antes de convertirse también en su presidente ejecutivo, tiene experiencia en telecomunicaciones y finanzas. Analistas afirman que su principal desafío será sostener el regreso de GM en medio de una recuperación económica aún dispareja.
Pfizer Inc.
En un indicio del costo que implica el cargo, el presidente ejecutivo de Pfizer Inc., Jeffrey B. Kindler, renunció en diciembre.
Kindler salió luego de cuatro años y medio en el máximo puesto de la mayor farmacéutica del mundo. Durante su gestión, el precio de las acciones de la empresa cayó y Pfizer aún debe desarrollar un medicamento que compense el vencimiento, este año, de la patente del exitoso medicamento contra el colesterol: Lipitor. La junta directiva de Pfizer estaba preocupada por la forma en que Kindler manejaba el estrés del trabajo, y él y los directores habían comenzado a buscar dentro de la empresa un ejecutivo que compartiera la carga de dirigir la compañía como su director general de operaciones. Pero Kindler decidió retirarse repentinamente, según una persona al tanto de la situación.
Ian Read, quien supervisaba las ventas y marketing de la empresa, fue nombrado como su reemplazo. Su mayor desafío será encontrar un nuevo medicamento exitoso.
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