Por CHRISTOPHER WEAVER
David Washington se ha topado con un obstáculo que le impide recibir el tratamiento médico que necesita para volver a trabajar: no encuentra una máquina de resonancia magnética (MRI por sus siglas en inglés) lo suficientemente grande como para acomodar sus 286 kilos de peso.
El mecánico de 57 años se lastimó la espalda el año pasado pero dice que los cirujanos no lo pueden operar sin una resonancia para evaluar su lesión.
"Llevo un año buscando un MRI", relata, una saga que incluye numerosas llamadas frustradas a fabricantes de equipos de toma de imágenes, como Siemens AG y General Electric Co., y un viaje en balde de dos horas a una clínica ya que, una vez ahí, descubrió que era demasiado grande para la máquina.
Los fabricantes de equipos de resonancia magnética ven el problema de Washington como una nueva oportunidad de negocio, así como un desafío de ingeniería.
Conforme el porcentaje de estadounidenses obesos sigue creciendo, los hospitales necesitan máquinas más grandes y potentes que puedan acomodar a pacientes más voluminosos y penetrar en masas más grandes de tejido.
Los escáneres de mayor tamaño forman parte de una nueva tendencia en el sector de equipos médicos, que incluye agujas más largas y camas más resistentes para cubrir las necesidades de los pacientes obesos.
"Estados Unidos es nuestro mayor mercado, así que cada producto que fabricamos tiene en cuenta al paciente estadounidense obeso", dijo Bernd Montag, presidente de la división de resonancia magnética de Siemens AG, que hace tomografía computarizada, o CT, para servir a los pacientes que pesan más de 270 kilos, aunque sus máquinas de MRI siguen siendo más pequeñas. "Se ha convertido más o menos en un requisito de diseño", agrega.
General Electric, el gigante holandés Philips Electronics N.V. y otras compañías también han introducido en los últimos años máquinas más grandes para el escaneado de CT, resonancias magnéticas y otros equipos.
Actualmente, 28% de los estadounidenses son obesos, un alza frente a menos de 20% hace 15 años, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades. En ese lapso, el diámetro de los escáneres de CT ha aumentado desde un estándar de 60 centímetros a aperturas de 80 centímetros o más.
Las empresas han experimentado con diferentes diseños, incluyendo máquinas que permiten que los pacientes permanezcan de pie en vez de acostados y escáneres para partes específicas del cuerpo. Sin embargo, los radiólogos aseguran que esas configuraciones también tienen sus limitaciones.
A pesar de que los equipos médicos se están adaptando a los nuevos tamaños de los pacientes, los médicos dicen que sacar resonancias magnéticas de personas obesas sigue siendo complicado.
Los escáneres disponibles funcionan con casi todo tipo de pacientes, pero los equipos de rayos X y otras señales de toma de imágenes siguen pasando apuros para penetrar las capas de grasa y producir imágenes de calidad suficiente para el diagnóstico con las dosis habituales.
El problema es que el tejido absorbe y desvía las ondas de rayos X y las personas con sobrepeso tienen más, explica Georges Xu, director del programa de ingeniería nuclear del Instituto Politécnico Rensselaer, en el estado de Nueva York.
Este problema está haciendo que las compañías desarrollen software que produzca imágenes más nítidas con la dosis mínima de radiación y máquinas más potentes que puedan propagar rayos X por cuerpos más anchos y a distancias más grandes.
"La mejor solución a este problema es asegurarse de que nadie se haga obeso", dijo Raul Uppot, un radiólogo en el Hospital General de Massachusetts. "Pero como estadounidenses, constantemente encontramos problemas y en vez de adoptar la mejor solución, lo que hacemos es construir una máquina más grande", añadió.
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