Potentes herramientas de diseño y técnicas como la impresión en 3D permiten a los fabricantes ser más ágiles, según Autodesk.
Por Tom Simonite
Autodesk, una multinacional de software con sede en San Rafael, California, crea programas para diseño en 3D usados ampliamente en Estados Unidos: desde los grandes fabricantes de automóviles hasta los estudios de cine de Hollywood. La empresa está convencida de que a partir de ahora estas herramientas digitales tendrán un papel aún más importante en lo que sucede en las fábricas, permitiendo a los productores desarrollar estrategias más flexibles que darán lugar a la fabricación de productos mucho más personalizados.
Buzz Kross, director del departamento dedicado a la industria, afirma que los fabricantes con los que trabaja ven la nueva tecnología como una oportunidad en un momento en el que sienten que el boom de la externalización de la fabricación a China ya ha tocado techo. “Siempre ha habido empresas que se diferenciaban basándose en su capacidad de fabricar con mayor eficacia y otras que se basaban en el diseño y la innovación. Es la diferencia entre GM y Tesla”, explica Kross. “Ahora muchos fabricantes se inclinan por el modelo del diseño”.
Kross asegura que el aumento de los costes de fabricación en una economía emergente como la China y problemas de relevancia con componentes fabricados en el exterior como por ejemplo los que sufrió Boeing con partes del 787, están haciendo que el modelo de producción basado en un gran volumen y un bajo coste producido en el exterior pierda gran parte de su atractivo. En consecuencia, una amplia gama de empresas se están planteando adoptar un enfoque más flexible y exclusivo respecto a la fabricación; un enfoque que antes se veía limitado a un sector relativamente pequeño. Kross intenta apoyar esa tendencia con software como Inventor, un programa que permite crear digitalmente y probar prototipos de diseños mecánicos y el programa Streamline, que permite a ingenieros, diseñadores y gerentes colaborar en la creación de un diseño. Ambos programas están creados con la intención de acortar tiempos en el paso del tablero de dibujo digital a la producción en fábrica.
“Ya no hay que centrarse en hacer millones de cantidades del mismo producto al precio más barato”, afirma Kross. Cita la creciente popularidad de un modelo denominado ETO (ingeniería a medida, por sus siglas en inglés), en el que las empresas que compran a los fabricantes hacen sus pedidos tomando como referencia una lista de reglas generales, no un catálogo y una lista de precios. Para cada pedido, el fabricante produce y monta un producto específico para las necesidades de cada cliente. Este enfoque también reduce costes porque no hay que mantener un stock de materias primas o recambios; se pueden comprar basándose en el pedido anterior. Además, por los productos hechos a medida se puede pedir un precio mayor que por un producto estándar, asegura Kross: “Así estas empresas se hacen con una parte mayor del dinero del cliente”.
Esta forma de producción convierte al proceso de diseño -y el software de diseño- en algo mucho más fundamental. Kross sostiene que la tecnología de impresión en 3D hará que las fronteras entre el diseño y la producción se difuminen aún más.
“Todo el mundo está usando ya la impresión en 3D para crear prototipos”, asegura Kross. “Ya se pueden imprimir partes móviles y componentes que no requieren montaje. Eso es algo muy útil, fabriques zapatos, trenes de alta velocidad o sillas”. Nike, cliente de Autodesk, hace prototipos de zapatos mediante una impresora que inyecta materiales con mayor o menor densidad dependiendo de cómo de elástica y flexible se quiere que sea cada parte de la suela.
El siguiente paso es que la impresión en 3D se convierta en el método de fabricación y no sólo en una herramienta para crear prototipos, sostiene Kross. Las empresas pequeñas ya lo están probando, pero los grandes fabricantes no tardarán en seguir el ejemplo. “Piensa en la marca de ordenadores Dell, que al comprar el ordenador te deja escoger todos los componentes”, Kross pone como ejemplo. “La impresión en 3D para fabricación te permitirá eso mismo, pero con opciones prácticamente infinitas”.
Este proceso puede que cueste a los fabricantes más que la producción en una fábrica convencional en el extranjero. Pero al igual que con el enfoque ETO, por los productos más personalizados se pagan precios más altos, afirma Kross. Los sectores de la joyería, los muebles y los aparatos electrónicos podrían beneficiarse todos de las nuevas técnicas, afirma. “A la gente no le gusta tener lo mismo que todos los demás y están dispuestos a pagar más por conseguir exactamente lo que quieren”.
Copyright Technology Review 2011.
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