Las amenazas de Reino Unido de limitar el acceso a redes sociales como Twitter o Facebook le han valido al gobierno del conservador David Cameron comparaciones con las restricciones impuestas en algunos de los países protagonistas de la primavera árabe.
Cameron ha señalado a las redes sociales como los medios a través de los que fueron organizados los saqueos y desórdenes de la última semana en Inglaterra.
Ante los parlamentarios dijo el jueves que "nada debe estar fuera de consideración" a la hora de prevenir futuros disturbios en Reino Unido.
El primer ministro dijo que está considerando "si sería correcto impedir que los usuarios se comuniquen a través de estos sitios webs cuando es sabido que ellos están llamando a la violencia, al desorden y a la criminalidad".
Su advertencia ha suscitado un debate sobre la viabilidad de ese bloqueo y las consecuencias jurídicas para la libertad de expresión.
Además, otros expertos se han preguntado si tendría alguna efectividad perseguir a los agitadores en las redes sociales debido a la gran velocidad a la que circula la información por estos medios.
Colaboración
El venezolano Juan Pedro Di Polo, de la agencia digital Wikot, señala en conversación con BBC Mundo que hay dos vías por las que podría actuar el gobierno británico: una es la colaboración entre empresas y autoridades y otra es el cierre unilateral del acceso a esos websites.
La primera de ellas es la que está aparentemente sobre la mesa.
Representantes de Facebook, Twitter y Research in Motion, el fabricante canadiense de BlackBerry, fueron convocados a Londres para discutir con la secretaria de Interior sobre sus obligaciones en tiempo de disturbios.
Las restricciones podrían limitarse a una "expulsión" de esas redes de los usuarios que incitan a la violencia o ir más allá y suponer un cierre temporal de esos sitios.
Twitter ha declarado que "estará encantado" de tratar el asunto, pero la empresa estadounidense es conocida por su oposición a todo límite a la libertad de información de sus usuarios, una idea que el cofundador Biz Stone ha expresado con la frase "The tweets must flow" (Los tweets deben fluir).
Facebook, por su parte, ha sido más propenso hasta ahora a colaborar con los gobiernos, según los analistas, y cuenta con un equipo de moderación que rastrea palabras clave y elimina mensajes y cualquier tipo de contenido considerado inapropiado.
En cuanto a Blackberry, el control de la información que los usuarios comparten en su chat privado, es más complicado porque está encriptado.
Una caracteristica que le ha creado problemas en Arabia Saudita e India, donde los gobiernos aseguran que la impenetrabilidad de los mensajes podría ser aprovechada por grupos extremistas para organizar acciones contra sus países.
India estudia seguir el ejemplo saudita y forzar a que RIM establezca servidores en el país, para poder tener acceso a la información que circula entre los usuarios de Blackberry.
"Velocidad de la luz"
Di Polo señala que si las empresas no se prestan a colaborar, un gobierno puede intentar cerrar por la fuerza el acceso a determinadas webs, o incluso, si se lo propusiera, frenar por completo internet.
Fue lo que intentó Egipto a principios de año tras varios días de protestas contra el régimen de Hosni Mubarak -que acabaría siendo derrocado- pero algunos expertos señalan que no tuvo éxito porque los canales a través de los que accedemos a internet son diversos y un gobierno no puede cerrarlos todos.
Diego Beas, experto el estudio de los nuevos medios y el impacto de las tecnologías de la información en la gestión pública, duda que un gobierno como Londres o Wasghington pueda bloquear con éxito absoluto internet y se pregunta si es viable usar las redes sociales para parar la violencia en las calles una vez que ésta ha estallado.
"Twitter podría eliminar los 'tweets' que convocan a saqueos pero los mensajes podrían reproducirse muy rápidamente", le dijo a BBC Mundo.
En este sentido, algunos expertos se han referido al tipo de protestas que sacudieron a Londres y otras ciudades como "crisis a la velocidad de la luz" y advierten que es más útil que las autoridades usen las redes sociales de forma preventiva.
Pero toda intervención de un gobierno democrático en el libre flujo de las comunicaciones es vista con sospechas. En Reino Unido, activistas de derechos civiles advirtieron de las consecuencias para una sociedad que se precia de democrática y de valorar la libertad de información.
En el fondo, destaca Beas -autor del libro "La reinvención de la política"- la manera cómo Reino Unido gestione la crisis puede tener consecuencias más allá de sus fronteras.
"Estamos en una fase de improvisación en la que aún no hay nada regulado y lo que haga el gobierno británico puede servir de precedente equivocado".
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