Por MARTIN PEERS
No quedan dudas de que los accionistas de Apple, sin mencionar a los leales clientes de la compañía, deben prepararse para un mundo sin el motor que impulsaba a la empresa.
La noticia de la renuncia de Steve Jobs al cargo de presidente ejecutivo es algo que los inversionistas han evitado pensar desde que decidió solicitar una licencia médica en enero. Aunque seguirá como presidente de la junta, el comunicado de Jobs, en el que dice que "ha llegado el día" en el que "no puedo continuar con mis labores y expectativas como presidente ejecutivo de Apple" solo confirman los peores temores sobre su salud.
El reto es evaluar el impacto a largo plazo. Aunque claramente el impulso de Apple no sufrirá a corto plazo, ya que la compañía sigue siendo muy fuerte en el segmento de tabletas, obtiene la mayor parte de sus ganancias con los teléfonos inteligentes e incluso está ganando participación en las computadoras personales, no hay garantías de que eso pueda mantenerse en los próximos años.
Algunos mercados siguen sin conquistarse, principalmente Hollywood. Sin las conexiones de Jobs allí, Apple podría pasar apuros para lograr avances.
Otro asunto clave es si el nuevo presidente ejecutivo, Tim Cook, puede prevenir un éxodo de altos ejecutivos en el próximo año. El elevado precio de la acción de Apple probablemente ha hecho millonarios a muchos de ellos.
Dicho eso, las preocupaciones sobre la salud de Jobs ya están incluidas en el precio de la acción. Incluso antes del anuncio del miércoles, los títulos, excluyendo su efectivo, eran una ganga a 9,2 veces sus ganancias esperadas para el año fiscal 2012. Después de bajar 5%, la acción se encontraba en 8,6 veces sus ganancias.
Pese a que Jobs deja una perspectiva sólida a corto plazo, la pérdida de su importante presencia como presidente ejecutivo podría significar que la acción bajará aún más de precio en el futuro.
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