Los críticos del llamado modelo de riesgo compartido sugieren que las ganancias del sector asegurador, o para el caso las ganancias de cualquier otro actor del sistema, se dan a costa de los usuarios. La solución a los problemas del sistema, por tanto, es eliminar el sector asegurador, eliminar los beneficios y declarar magnánimamente que todos tenemos derecho a la salud. Y santo remedio: todos tendremos salud. ¡Y gratis! ¿Cómo no va a ser gratis si es un derecho?
El enfoque de la salud como derecho y la satanización de las ganancias en el sector salud no pueden llevar a soluciones duraderas a problemas de cobertura y calidad de servicios de salud ya que plantean una disyuntiva falaz entre ganancias privadas y beneficio social. Dado que creemos que la salud es algo importante y socialmente valioso, debemos promover que sea buen negocio, y en la medida en la que los actores del sector provean buenos servicios, es natural y deseable que hagan ganancias.
El problema general con la idea de los 'derechos económicos' es que la satisfacción de estos derechos requiere inversiones importantes en todas las etapas de producción: los médicos tienen que invertir en capital humano, los hospitales tienen que invertir en equipo e infraestructura, las farmacéuticas tienen que invertir en investigación para poder producir nuevas drogas, las aseguradoras tienen que tener un modelo de negocio viable para poder cubrir a sus asegurados cuando requieren servicios médicos.
Dada la cantidad de inversiones y los riesgos involucrados, y dado lo valiosos que son estos servicios para la sociedad, deberíamos celebrar la posibilidad de lucro en esta industria: no solo es un indicador de lo valiosos que son sus servicios, sino que también debe servir de incentivo para que haya más emprendimiento e innovación en el sector. El lucro no es sinónimo de explotación y el lucro no implica que haya un nivel insuficiente de servicio. Si queremos aumentar la cobertura, controlar costos, reducir precios y mejorar calidad, debemos analizar con más cuidado los factores que impiden que el mercado sea más competitivo y beneficie a más gente.
En particular, los mercados de servicios de salud tienen serios problemas de información asimétrica. Esto hace especialmente difícil su buen funcionamiento con problemas de selección adversa en el mercado asegurador, riesgo moral en el caso de los pacientes, riesgo moral de parte del prestador de servicios incluidos los médicos, y toda una gama de potenciales problemas en cada etapa de la cadena de prestación de servicios.
La naturaleza de los problemas de información asimétrica hace importante el uso del sistema de precios y la participación del paciente en el costo de sus tratamientos. La razón de ser de los sistemas de primas y co-pagos es precisamente mejorar la asignación de recursos de la salud al generar los incentivos para un uso más racional del sistema. Adicionalmente, al incurrir parte del costo de los servicios médicos, también se mejoran los incentivos relacionados con decisiones individuales de estilo de vida que pueden afectar la salud.
Es importante reconocer que la salud es el resultado de una variedad de factores incluyendo genética, nutrición, ejercicio, y servicios médicos. Todos estos elementos se combinan principalmente en los hogares lo cual implica que la salud estará primordialmente determinada por la capacidad de las familias de tomar decisiones acertadas que incluyen la capacidad de seguir tratamientos después de visitar al médico. Esta particularidad del sector, al igual que la complementariedad entre diferentes tipos de capital humano, induce una correlación altísima entre educación y salud, que es independiente del acceso a servicios médicos. Por los tanto no basta con aumentar los recursos públicos para el sector para tener un impacto en indicadores de salud.
Sin duda hay muchísimas falencias y retos en el sector salud siendo el mayor reto de todos mejorar los indicadores de salud de la población más vulnerable. El acceso a servicios médicos es solo uno de los factores que determinan estos indicadores y la mejor manera de mejorar el acceso es pensando juiciosamente en el diseño de instituciones que generen los incentivos para que el mercado asegurador y el sistema en general cubra a más gente a precios accesibles y con servicios de buena calidad. Puede haber un rol importante para el sector público en la provisión de servicios de salud, pero el rol del sector público no puede darse a costa de la eliminación de los incentivos privados.
John Cochrane, profesor de finanzas de la Universidad de Chicago, en su artículo “Health-Status Insurance: How Markets Can Provide Health Security” muestra cómo un mercado libre y competitivo en el sector salud puede generar la innovación necesaria para reducir costos y mejorar el acceso a servicios de salud. La respuesta no es acabar con el sector asegurador. La respuesta es tener un mercado más vigoroso y competitivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario