Científicos estadounidenses descubrieron un fármaco que permitió a ratones no ganar peso independientemente de lo que comían.
El tratamiento desarrollado por el equipo liderado por Brad Barnett, del Departamento de Farmacología y Ciencias Moleculares de la Escuela de Medicina de Johns Hopkins cuyos resultados aparecen publicados en la revista científica Science, bloqueó la acción de ghrelin, la denominada "hormona del hambre", e indujo la pérdida de peso y otros efectos metabólicos beneficiosos en los ratones.
Se cree que el éxito del tratamiento en los experimentos en ratones se debe a que el fármaco afecta al metabolismo de los animales en lugar de tener como objetivo su apetito.
Se sabe que la conocida como "hormona del hambre", como moduladora de la glucosa, utiliza la estimulación del apetito y otros complejos mecanismos para promover el incremento de peso en los mamíferos.
La hormona del hambre
Sin embargo, la hormona del hambre sólo está activa si porta una cadena añadida por otra enzima denominada gherlin-O o GOAT, por sus siglas en inglés. De forma que los investigadores diseñaron un compuesto químico que inhibía GOAT y, por tanto, la actividad de la hormona del hambre.
"Hemos diseñado un compuesto sintético contra una encima llamada GOAT que tiene un papel muy importante en la regulación de la glucosa. Descubrimos que este compuesto era de una forma relativamente segura capaz de prevenir el aumento de peso en ratones que estaban en dietas con alta contenido en grasas", explica a BBC Mundo Philip Cole, del Departamento de Farmacología y Ciencias Moleculares de la Escuela de Medicina de Johns Hopkins.
El medicamento administrado a ratones mejoró la tolerancia de los mismos a la glucosa e impidió que éstos ganaran peso con independencia de los alimentos que ingerían.
Nuestro compuesto no se vio afectado por la ingestión de comida de los ratones, cuyo apetito era insignificante en los resultados
Philip Cole, del Departamento de Farmacología y Ciencias Moleculares de la Escuela de Medicina de Johns Hopkins
"Nuestro compuesto no se vio afectado por la ingestión de comida de los ratones, cuyo apetito era insignificante en los resultados, lo que nos permite asumir indirectamente que el metabolismo de los ratones aumentó, es decir, que eran capaces de quemar y romper más grasas. La otra forma de medir esto es que los efectos fueron notables en la masa de grasa, que es la zona más deseable para la pérdida de peso".
Los científicos sabían por estudios anteriores que al eliminar geneticamente esta enzima se incrementaba el metabolismo de los animales.
Sin embargo, esta es la primera vez que se desarrolla un medicamento que inhibe la actividad de la hormona del hambre tanto en células vivas como en ratones.
Y sería un enfoque distinto de todos los tratamientos que se han realizado hasta la fecha.
No obstante, el medicamento todavía no estaría listo para su aplicación en humanos, algo en lo que comenzará a trabajar el equipo de Cole "queremos mejorar el compuesto sintético en sus aspectos farmacológicos para que pueda ser administrado de forma segura en humanos, para tratar a personas que tienen problemas de sobrepeso o diabetes", declaró el investigador, quien afirmó que aún pasarían al menos dos años antes de que pudiese experimentarse en humanos.
Ante la pregunta de si existe la posibilidad de que un día podamos comer lo que queramos y tomar una pastilla que nos impida engordar, Cole afirma que es algo factible, pero que aún queda mucho camino por delante antes de que eso pueda ser una realidad.
Mientras tanto, no queda otra que seguir midiendo lo que comemos.
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