No hace muchos años, el cine nos mostraba como Terminator recibía a través de su sistema de visión, información adicional sobre el entorno que le rodeaba, en forma de capa de datos que se superponía al “mundo real”. Ahora, lo que en aquellos tiempos resultaba una propuesta novedosa se ha convertido en una realidad: ya es posible crear una capa virtual en un entorno real, cuyos elementos se combinan para crear ese híbrido llamado “realidad aumentada”.
Las posibilidades de aplicación de esta tecnología son inabarcables. Así, desde el ámbito de la publicidad, una marca de relojes, Tissot nos propone probarnos sus modelos en su página sin necesidad de salir de casa y ver el que mejor se ajusta a nuestra muñeca. Algunas marcas de bebidas (alcóholicas o no) se han valido de este recurso al presentar packagings o “ediciones especiales”, como el vodka Absolut o el agua mineral Bezoya, tanto en Internet como en anuncios de prensa.
Muchos otros entornos ya están trabajando en darnos soluciones con esta ya no tan nueva tecnología. Los móviles, mediante las aplicaciones de mapas, se van a llenar de información adicional para hacernos la vida más fácil. La realidad aumentada también ha encontrado un hueco en la medicina, dónde en muy pocos años veremos, por poner un ejemplo de aplicación, nuestro informe clínico con capas virtuales que nos mostrarán nuestras pruebas diagnósticas.
En el ámbito de la educación, la Universidad Politécnica de Valencia ha puesto en marcha la unidad LabHuman, del instituto I3BH, con el propósito de investigar los aspectos psicológicos y médicos de una misión de larga duración como sería un viaje a Marte.
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