En un futuro próximo, los investigadores de escenas de un crimen podrían disponer de una nueva herramienta--ésta podría permitirles determinar la edad de un sospechoso o de una víctima a partir de una mancha de sangre.
Un equipo de investigadores de los Países Bajos ha desarrollado una prueba que cuantifica la cantidad de una molécula específica en la sangre para conseguir una aproximación de la edad de una persona dentro de un intervalo de nueve años arriba o abajo. Eso, obviamente, no es lo suficientemente específico para determinar el culpable de una lista. Sin embargo, Víctor Weedn, patólogo de la Oficina de del Examinador Médico de Maryland, señala que se trata de una aproximación lo suficientemente buena para ayudar a identificar personas desaparecidas y víctimas de desastres a gran escala.
"Para la identificación en grandes desastres, está claro que sería útil contar con la determinación de edad", señala Weedn. "Para las pruebas de criminalística, podría ayudar cuando se cuenta con dos sospechosos, uno mayor y uno más joven—piense en el francotirador de Beltway--, pero aún no tiene referencia directa para ellos."
Los investigadores ya pueden determinar la edad de una persona mediante el análisis de huesos y dientes. Sin embargo, lo más común es que unas manchas de sangre sean la única evidencia en la escena del crimen. Además, mientras que los científicos pueden analizar el ADN en la sangre para identificar características como el color de los ojos, el tono de la piel, y el género, la edad es un tema más complicado.
Manfred Kayser, director del departamento de biología molecular forense en la Escuela de Medicina Erasmus del Centro Médico Universitario de Rotterdam en los Países Bajos, señala que no hay marcadores de ADN para la edad. "Nos encontramos con un problema porque normalmente el ADN no cambia con la edad", explica Kayser. "Lo que sí cambia es la actividad de ciertos genes a lo largo de una vida, pero esto se ve reflejado en el nivel del ARN, y los laboratorios criminalísticos no están preparados para eso. Así que tuvimos que buscar un enfoque diferente."
Kayser y sus colaboradores minaron la literatura científica, en busca de evidencia de cambios moleculares en la sangre asociados con el envejecimiento. Se encontraron con un fenómeno relacionado con la edad en el timo, un órgano que produce una variedad de células inmunitarias llamadas linfocitos T, que circulan por la sangre para ayudar al cuerpo a combatir las infecciones y otros invasores extraños. Unas minúsculas moléculas llamadas círculos de señales conjuntas de escisión de TCR (sjTREC) facilitan la determinación del tipo de células T producidas en el timo. Desde el nacimiento, el timo comienza inmediatamente a contraerse, produciendo un menor número de células T y de moléculas sjTREC a medida que envejecemos.
Kayser tenía la hipótesis de que las sjTREC en la sangre podrían ser usadas como un marcador para la edad efectivo. Él y su equipo desarrollaron una forma de cuantificar la cantidad de sjTREC en la sangre, y analizaron 200 muestras de sangre de personas en un rango que incluye desde unas pocas semanas a los 80 años de edad. Determinaron que podían predecir fiablemente la edad de una persona, dentro de un intervalo de nueve años. Kayser tomó una segunda muestra de voluntarios y, después de almacenar las muestras durante un año y medio, las sometió a la misma prueba, con resultados similares.
"Los resultados fueron básicamente idénticos", afirma Kayser. "Queríamos demostrar que aunque la muestra de sangre sea antigua, esto no influye en la determinación de la edad de la persona de la muestra."
Los resultados se publican esta semana en la revista Current Biology.
"La ciencia detrás de esto es innovadora, y la prueba en sí es una buena adición al arsenal forense", afirma George Sensabaugh, profesor de ciencias biomédicas y forenses de la Universidad de California en Berkeley. "Sin embargo, es probable que ésta sólo sea útil en un número limitado de casos."
Kayser y su equipo están buscando otros signos de envejecimiento, tanto a nivel molecular como genético, para identificar más específicamente la edad de una persona.
"Las estimaciones de la edad, incluso en incrementos de 20 años, son valiosas", afirma Weedn. "Con más tecnología, podremos conseguir reducir esta ventana de 20 años. Éste es un comienzo."
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