Busque en Internet, y encontrará cientos de aplicaciones diseñadas para ayudarle a colaborar con otras personas con mayor eficacia. Sin embargo, examine sus propios hábitos, y lo más probable es que encuentre sólo utiliza un programa para este fin: un cliente de correo electrónico.
Usted no es el único. Un reciente estudio de Forrester Research encontró que el 83 por ciento de los usuarios de negocios acostumbran a enviar correos electrónicos con archivos adjuntos a sus colegas en lugar de utilizar software de colaboración. Según una encuesta reciente de la empresa consultora de tecnología People-OnTheGo, el trabajador de la información promedio pasa 3,3 horas al día tratando con el correo electrónico, y el 65 por ciento de los trabajadores tienen su cliente de correo electrónico abierto durante toda la jornada.
Incluso Facebook, que en un momento pudo parecer un posible reemplazo del correo electrónico, por lo menos para los jóvenes y los usuarios avanzados, ha reconocido que el correo electrónico no va a ninguna parte. El lunes, la empresa anunció un nuevo servicio de mensajería que integra el correo electrónico externo con su propio sistema de mensajería interno--un reconocimiento del poder omnipresente del email, y un intento de mejorar su funcionalidad.
Otros fabricantes de software parecen haber aceptado que nunca conseguirán redirigir la atención de la gente fuera de la bandeja de entrada de su correo electrónico. En cambio, estos están trabajando para agregar al e-mail nuevas capacidades sociales y de colaboración.
"Está claro que el e-mail está siendo usado e incluso abusado" afirma Yaacov Cohen, director general de Mainsoft una empresa con sede en Tel Aviv, Israel, que vende una extensión llamada Harmon.ie. Esta extensión enlaza una aplicación de correo electrónico a una plataforma de colaboración, tal como Google Docs, y a los perfiles de una persona en las redes sociales, aplicaciones de calendario, software de voz sobre protocolo de Internet, y más. Para compartir un documento con Harmon.ie, el usuario lo arrastra desde una barra lateral sobre el cuerpo de un mensaje, donde se convierte en un enlace. Cuando el receptor hace clic en el enlace, es llevado al documento almacenado en el software de colaboración elegido. La colaboración, si se realiza exclusivamente por correo electrónico, crea confusión y sobrecarga las bandejas de entradas, afirma Cohen.
Otra startup, llamada Meshin, tiene planeado conectar por e-mail aún más fuentes de información. La empresa ha desarrollado una tecnología semántica que encuentra los temas clave de un mensaje de correo electrónico, como los nombres de personas y empresas, y seguidamente busca estos temas en otros lugares. Hasta el momento, Meshin ha desarrollado un prototipo de complemento de Outlook que analiza tanto los canales RSS como los mensajes de correo electrónico. En última instancia, la empresa planea extender el alcance a tweets, artículos de blogs, resultados de búsqueda, y mucho más. La tecnología nació de una investigación en procesamiento del lenguaje natural, realizada en el Centro de Investigación de Palo Alto.
No todos los ajustes al correo electrónico están sucediendo en el cliente. Isaac Saldaaa, director general de SendGrid, con sede en Boulder, Colorado, afirma que el correo electrónico también puede ser mejorado a medida que viaja entre el emisor y el receptor.
Actualmente, SendGrid utiliza su tecnología para filtrar el correo no deseado y ayudar a las empresas a asegurar que los mensajes relevantes no acaben en la papelera. No obstante, Saldaña asegura que la misma tecnología podría hacer mucho más. Por ejemplo, cuando alguien intenta transferir un archivo muy grande a través del correo electrónico—algo que actualmente a menudo causa que el mensaje sea rechazado—la tecnología podría desviar silenciosamente el mensaje a un servidor para archivos de gran tamaño.
Saldana señala que los usuarios podrían realizar la mayoría de sus tareas a través del correo electrónico con mayor eficacia, con el software de clasificación de SendGrid gestionando las cosas. Los mensajes enviados a unas direcciones de correo electrónico determinadas podrían indicar que el vídeo adjunto tiene que ser publicado en YouTube, o que el texto en el cuerpo del correo electrónico tiene que ser traducido a otro idioma.
A Saldana no le preocupa que estas funciones compliquen una herramienta atractivamente simple. "El correo electrónico está en todas partes," indica él, y pocas personas disponen del tiempo necesario para usar muchas aplicaciones diferentes para diferentes tareas. "Estamos viviendo en un momento en que tenemos que hacer demasiadas cosas", afirma Saldana.
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