Una empresa de California ha demostrado cómo reducir drásticamente la presión arterial en pacientes difíciles de tratar mediante la destrucción de unos minúsculos nervios del riñón.
Los nervios se encuentran dentro de las arterias principales que conducen a los riñones. Estos afectan la presión arterial mediante el control de la liberación de sodio y de una enzima llamada renina, y gestionando el flujo de sangre de los propios riñones.
El procedimiento fue desarrollado por Ardian, una empresa de dispositivos médicos con sede en Mountain View, California. Los estudios previos han demostrado que estos nervios son hiperactivos en muchas personas con presión arterial alta, indica Murray Esler, quien dirigió la nueva investigación. Al destruir los nervios de alrededor de 50 personas, Esler consiguió reducir la presión arterial descontroladamente alta de los pacientes arterial en casi un 30 por ciento. Un estudio que describe el trabajo ha sido presentado este mismo día en la Asociación Americana del Corazón, y el trabajo se ha publicado en la revista The Lancet.
Varias investigaciones anteriores han sugerido que la presión arterial alta aumenta dramáticamente el riesgo de muerte. Si nembargo, la medicación efectiva sólo puede reducir la presión arterial en un 10 por ciento, señala Esler, director asociado del Baker IDI Heart and Diabetes Institute, en Melbourne, Australia. Este es el primer ensayo controlado para explorar el impacto que la destrucción de estos nervios tendría sobre la presión arterial alta, destaca Esler.
En aproximadamente el 10 por ciento de los pacientes que se sometieron al procedimiento no se observó ninguna mejora. Esler indica que esta es una comparación positiva respecto a los fármacos típicos, que pueden tener una tasa de respuesta de sólo el 50 por ciento. Los pacientes de ambos grupos continuaron tomando la medicación durante los seis meses que duró el estudio, aunque se redujo las dosis de algunos de los que fueron sometidos a la cirugía. Ninguno de los pacientes involucrados en el estudio sufrieron efectos adversos significativos.
Los médicos insertaron un catéter en cada una de las dos arterias renales de los pacientes, y atacaron los nervios con suficiente calor para destruirlos, pero sin dañar la pared arterial a su alrededor. Algunos participantes han sido seguidos durante más de dos años y medio hasta la actualidad, y su presión arterial se ha mantenido baja, lo que sugiere que los nervios no vuelven a crecer y que la mejoría se mantiene a largo plazo, destacó Esler.
El procedimiento se puede realizar en una operación de 40 a 60 minutos con una estancia en el hospital de sólo una noche, destaca Andrew Cleeland, presidente y director general de Ardian. El coste aún no ha sido determinado, pero probablemente será del orden de los 10.000 dólares, indica Cleeland.
La empresa está a la espera de la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. para comenzar un ensayo de investigación similar en los Estados Unidos con 350 pacientes cuya presión arterial es descontroladamente alta aún y estando bajo medicación. La empresa ya ha obtenido el permiso para realizar el procedimiento en Europa, y comenzará su comercialización a principios de 2011, señaló Cleeland.
En próximas investigaciones también se explorará el beneficio potencial beneficio del Symplicity Catheter System en la diabetes, después que un estudio piloto sugiriera que la destrucción de los nervios también mejoraría los marcadores clínicos de la diabetes.
Randall Zusman, director de la división de hipertensión del Centro del Corazón del Hospital General de Massachusetts, se pregunta cuán grande es realmente el mercado potencial. Él indica que sólo una decena de sus 3.000 pacientes actuales son tan resistentes a los fármacos como los pacientes en la investigación de Esler. "Cuando se aplica un esfuerzo concertado--cinco o más medicamentos--se consigue tener a la gran mayoría de los pacientes bajo control", afirma Zusman.
Sin embargo, tanto Zusman como Aram Chobanian, un experto en hipertensión de la Universidad de Boston, destacaron que estaban impresionados por las dimensiones de la caída de la presión arterial, y esperan que se seguirá investigando.
"Los efectos sobre la presión arterial son muy notables", afirma Chobanian. No disponemos de ningún fármaco capaz de reducir tanto la presión arterial, comenta él. "Los datos iniciales mostrados aquí son muy impresionantes."
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