Por: Tom C. Avendaño / El País
Una vez destronada de la cima del universo 2.0, la pionera red social MySpace comenzó en 2009 una delirante lucha por la supervivencia marcada por la determinación más pertinaz y el instinto de conservación menos atinado. A esta saga de fallidas resurrecciones y pérdidas millonarias, se suma ahora la hipótesis más desopilante que cabe imaginar: Justin Timberlake, ese cantante pop con tufillo a guaperas deboyband que ha devenido en actor serio gracias a su papel de gurú cibernético en La Red Social, la ha apadrinado con la intención de resucitarla una vez más.
Este inesperado giro de guión está preñado de aristas irónicas y mete la ya compleja relación de La red social con la realidad en terrenos casi dignos de Charlie Kauffman. Lo primero y más evidente es la inversión del método Stanislavski que hace Timberlake, asumiendo un rol digno de su personaje en la película e invirtiendo dinero personal en una red social por la que nadie da nada. "La gente inspira al arte y viceversa", ha justificado, muy críptico. "Me emociona ayudar a revitalizar MySpace usando su plataforma de social media para juntar a fans y artistas en la misma comunidad".
Hay otras ironías diegéticas. Por ejemplo, en la película, Timberlake encarnaba al fundador de Napster, Sean Parker, y ayudaba a montar Facebook, hoy el principal enemigo de MySpace. O, rizando el rizo, el verdadero Sean Parker también se plantea entrar en la industria musicala través de la compra del sello Warner.
No consta si, para prepararse para la película, Timberlake recibió un curso de visión empresarial. MySpace es, hoy en día, una web que se conjuga en pasado; una red social marginal con una vida gloriosa antes de que la devorara Facebook, que el mes pasado contaba con 34,8 millones de usuarios frentes a los 157,2 de la segunda. Forbes denunciaba hace poco que hasta los perfiles de sus dueños llevaban abandonados desde marzo de 2010. Dice mucho que Rupert Murdoch, su dueño desde que pagara por ella 580 millones de dólares en 2005, haya tenido que conformarse con venderla por 35.
La venta es, cuanto menos, poco ortodoxa. El nuevo dueño pasa a ser una agencia de publicidad estadounidense llamada Specific Media, que está especializada en estudiar el comportamiento de los internatutas para personalizar la publicidad que reciben en sus pantallas. Y el pago no se hará en efectivo, sino que gran parte del dinero se abonará en acciones de la agencia y de MySpace.
Precisamente la publicidad es el telón de Aquiles de MySpace: ya que entra poca gente en la página y los que lo hacen se quedan tan poco tiempo, la inversión publicitaria que la alimenta ha mermado de los 470 millones en 2009 (la web tocó techo en diciembre de 2008) a unos esperados 297 en 2011.
Sin embargo, según comScore, un anuncio en esta red social llega al 24% de los internautas. Es la única cifra que explica económicamente la intervención de Timberlake. Lo demás ya lo explicó Mark Twain en su día, cuando dijo aquello de que, "Claro que la realidad supera la ficción. La ficción tiene que tener sentido".
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