jueves, 2 de diciembre de 2010
¿Es posible detener la información en Internet?
La filtración de cables diplomáticos realizada por WikiLeaks ha creado una tormenta en el mundo y otra más en internet.
Desde horas antes de su publicación, los servidores que alojaban los documentos fueron víctimas de un ataque y desde entonces WikiLeaks se ha visto obligado a mover los archivos de un lado a otro a fin de seguir difundiéndolos.
Pero a pesar de tanto movimiento, los documentos siguen en la red y cualquiera puede consultarlos. Y aunque tengan que mudarse otra vez la situación es transparente para el usuario que sólo ingresa una dirección de internet en el navegador.
El último intento por frenar la difusión de la información vino de un inesperado jugador: Amazon.
WikiLeaks había movido su información a los seguros servidores de la empresa, tras recibir un ataque de negación de servicio (o DOS por sus siglas en inglés).
Y al parecer la idea no le cayó muy bien al senador de EE.UU. Joe Lieberman, presidente del Comité de Seguridad Interior del Senado, quien influyó hasta lograr que Amazon decidiera desalojar a WikiLeaks de sus servidores.
Según dicho Comité, lo único que hicieron fue llamar a Amazon para saber si la empresa estaba "al tanto" de que que tenía a Wikileaks entre sus miles de clientes. Amazon les regreso la llamada diciendo que habían cerrado la cuenta.
Al parecer la razón detrás de la acción era que WikiLeaks violaba sus términos y condiciones del servicio. Es difícil saber a qué cláusula podría referirse Amazon pero es probable que sea a aquella que advierte que podría "prohibir actividades ilícitas" u otro que asegura que podría rechazar el servicio a contenido "que dañe la reputación de sus usuarios".
"Un proceso sin fin"
"Los servidores de WikiLeaks en Amazon han sido desalojados", dijo el sitio de filtraciones en Twitter, "nuestro dinero se gastará ahora empleando a gente en Europa" en alusión al hecho de contratarían servicios en la nube en el viejo continente.
Además añadieron: "Si Amazon se siente tan incómodo ante la primera enmienda, deberían renunciar al negocio de vender libros".
Pero Kevin Banston, un abogado de la Electronic Frontier Foundation -organización que defiende la libertad en la red- le dijo al sitio Talking Points que aunque la decisión de Amazon no violaba la primera enmienda constitucional de EE.UU., si era "decepcionante".
Sin embargo, en la era de la información cortar un cable en un mar de conexiones parece una tarea infructuosa. WikiLeaks no sólo sigue funcionando en Europa -principalmente en servidores en Francia y Suecia- sino que además los documentos que filtró ya son "torrents" lo que los hace prácticamente irrefrenables.
Los torrents son archivos compartidos por miles de usuarios en internet. Cada que alguien quiere descargar algún contenido de este tipo, en realidad obtiene una pequeña fracción de cada uno de los usuarios hasta que "arma" el archivo completo. Es como un rompecabezas.
Y detener la difusión de torrents parece imposible.
Quizá por ello Leslie Phillips, director de comunicaciones del Comité de Seguridad Interior del Senado de EE.UU. le dijo a la revista Fast Company que se traba de "un proceso sin fin".
Pero Phillips dejó en claro que lo que intentaron hacer con Amazon era enviar un mensaje a otras empresas para que se abstengan de alojar la información de WikiLeaks.
Pero como los usuarios de torrents parecen demostrar, si las empresas de internet rechazan las filtraciones, hay internautas dispuestos a alojarlas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario