lunes, 9 de mayo de 2011

La difícil tarea de romper el ciclo de pobreza

En India, un programa millonario para generar empleo rural está viciado por la corrupción. Los límites del auge económico


Por Tom Wright y Harsh Gupta

[India]Sanjit Das para The Wall Street Journal

En Rajastán, los trabajadores dicen que han visto poco beneficio del programa gubernamental de empleo, sin ninguna obra de infraestructura construida y poco dinero extra.















NAKRASAR, India—India tiene su propia versión del llamado Works Progress Administration, un gigantesco programa del gobierno estadounidense diseñado en el marco del New Deal para crear empleos mediante la construcción de infraestructura en las zonas rurales más atrasadas.

Pero a diferencia del programa de Estados Unidos de hace ocho décadas, el de India, afirman sus detractores, no ha ayudado en nada a los pobres.

El Programa Nacional de Garantía del Empleo Rural Mahatma Gandhi, como se conoce la iniciativa de US$9.000 millones, está viciado por la corrupción, según funcionarios gubernamentales de alto rango. Se ha completado menos de la mitad de los proyectos emprendidos desde 2006, incluyendo nuevas carreteras y sistemas de irrigación. Los trabajadores dicen que frecuentemente no reciben la totalidad de su pago o se ven obligados a sobornar a alguien para conseguir empleos. Además, no están aprendiendo nuevas habilidades que podrían mejorar sus perspectivas de largo plazo y romper el ciclo de la pobreza.

En Nakrasar, un grupo de poblaciones en el estado occidental de Rajastán, 19 proyectos inconclusos para captar el agua de lluvia y elevar el nivel freático es todo el resultado de un año de trabajo y US$77.000 en fondos del programa. No se han construido carreteras importantes, nuevas casas, escuelas ni hospitales.

Una tarde reciente, unos 200 trabajadores estaban sentados ociosos alrededor de un pozo reseco. "¿Cuál es el gran beneficio?", preguntó Gopal Ram Jat, un cultivador de 40 años. El jornalero dice que ha ganado suficiente dinero mediante el programa —unos US$200 en un año— para comprar alimento extra para su familia, pero no mucho más. "No se hicieron ningunos activos públicos de importancia".

Escenas como esta contrastan marcadamente con la imagen de India como una potencia capitalista global con un crecimiento pujante y una economía liberalizada. Cuando se trata de combatir la pobreza rural, el país parece más una reminiscencia de la vieja India: un estado de inspiración socialista fundado en ideales gandhianos de campesinado noble, autosuficiencia y desdén por la libre iniciativa.

Por ejemplo, los trabajadores del programa de empleo rural no pueden usar maquinaria y tienen que hacer excavaciones con picos y palas. La idea es generar todos los empleos posibles para trabajadores no calificados. Pero en la práctica, dicen quienes critican el programa, significa que nadie aprende nuevas habilidades, sólo se concluyen los proyectos básicos y los pobres siguen siendo pobres, dependiendo de pagos gubernamentales.

"De hecho, funciona contra el futuro de los pobres porque no les da ninguna solución de largo plazo a la pobreza", dice Gurcharan Das, autor que ha escrito sobre el desarrollo económico de India.

Funcionarios indios reconocen que el programa es defectuoso, aunque argumentan que ha brindado una importante red de seguridad para los 50 millones de hogares, que comprenden más de 200 millones de personas, que han participado en él durante el último año. Los partidarios del plan, entre ellos economistas izquierdistas y activistas, dicen que como los salarios con frecuencia son mejores que los ofrecidos por otros empleos rurales, los trabajadores tienen una herramienta de negociación para exigir mayores sueldos. Haciendo eco de los ideales gandhianos por los cuales se ha nombrado el programa, añaden que los trabajadores están mejor quedándose en sus pueblos, cerca de sus familias, en vez de mudarse a las ciudades en busca de trabajo y terminar en tugurios y zonas de invasión.

"El plan ha sido un gran éxito en la generación de empleo para habitantes rurales", dijo Sonia Gandhi, presidenta del gobernante partido del Congreso, en una reunión en febrero con funcionarios que administran el programa. "Sin embargo, ha habido también quejas de irregularidades y corrupción".

Niten Chandra, funcionario de alto rango del ministerio federal de asuntos rurales, dice que la meta nunca fue la construcción de grandes autopistas o infraestructura importante, sino crear empleos y subir salarios. Chandra reconoce que los gobiernos estatales, cuyo trabajo es vigilar los proyectos y asegurar la ejecución de auditorías, son culpables en muchos casos de no prevenir la corrupción y las obras sin terminar.

Algunas poblaciones se han quedado sin ideas de nuevos proyectos. En Churu, la capital de distrito a algunos kilómetros de Nakrasar, altos funcionarios dicen que los aldeanos simplemente cavan nuevos pozos de irrigación cada vez que los monzones destruyen los anteriores.

Las repercusiones trascienden los proyectos de irrigación. El fracaso de India de elevar las condiciones de vida de los pobres y mejorar la economía en zonas rurales —donde viven dos tercios de los 1.200 millones de habitantes del país, en su mayoría inmunes al auge— amenaza el crecimiento del país, dicen economistas. India hasta ahora ha dependido de su sector de servicios en las ciudades para crecer. Pero el país se está quedando sin trabajadores calificados y sus habitantes rurales no están preparados para cubrir el vacío. El éxito o fracaso de India en aumentar el tamaño de su clase media determinará el atractivo de largo plazo del mercado para inversionistas extranjeros.

Aun así, se espera que el número de personas que depende del programa ascienda después de que el gobierno este año decidió vincular los salarios al costo de vida, aumentando automáticamente el máximo de 100 rupias por un día de trabajo a alrededor de 125 rupias en muchos estados. Eso es mayor en algunos lugares que lo que gana un jornalero agrícola al día. El resultado es que millones de personas más se volverán dependientes del gobierno a pesar de una campaña de dos décadas para reducir el papel del Estado en la economía.

El gobernante partido del Congreso, que accedió al poder en 2004, ha cortejado en especial a los pobres rurales porque son un poderoso bloque de votantes. En esas elecciones, la creación de la ley de empleo rural fue una de las principales promesas de campaña de Gandhi. Cuando el partido fue reelegido en 2009, su plataforma central fue sacar al aam aadmi, o el hombre común, de la pobreza.

Un informe de 2008 del Instituto de Estudios de Desarrollo en la capital estatal de Jaipur, uno más de una variedad de informes encargados por el gobierno nacional para medir la eficacia del programa, reveló que pobladores influyentes en el distrito se inscribieron para trabajar y reclamaron el pago sin presentarse. Algunos líderes comunitarios usaron excavadoras mecánicas, que no se permiten, para terminar rápidamente el trabajo y luego reclamar el pago por más horas de las que en realidad trabajaron.

En otros estados, las auditorías no existen o han suscitado reacciones adversas. Grupos no gubernamentales que han tratado de hacer auditoría en Rajastán se han quejado de que los líderes de la población con frecuencia se rehúsan a entregar documentos acerca del programa de empleo.

De todas formas, en la oficina municipal de Nakrasar, la gente sigue inscribiéndose en el programa. Muchas son mujeres cuyos esposos se han ido a trabajar a las ciudades. Shilochandra Devi, de 37 años, dijo que podía comprar más especias gracias al programa. "De todos modos, no estamos haciendo otra cosa. ¿Por qué no?"

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