Por Pui-Wing Tam
The Wall Street Journal
David Williams está ayudando a atizar el frenesí en las acciones tecnológicas. El ex ejecutivo de Silicon Valley recientemente pagó US$500.000 por 25.000 acciones de la compañía de juegos sociales Zynga Inc., de capital cerrado.
"Diez años atrás, no había posibilidad de comprar acciones de una compañía como Netscape" antes de que cotizara en bolsa, dice Williams, de 45 años, quien invirtió unos US$2 millones durante el año pasado en acciones de Zynga, Facebook Inc. y LinkedIn Corp. Esas tres firmas ahora constituyen 80% de su cartera de inversión.
En un eco de la década de 1990, cuando los operadores se apresuraban por entrar y salir de acciones tecnológicas, inversionistas particulares ricos como Williams están acudiendo a una nueva camada de compañías de Internet predilectas, haciendo disparar sus valuaciones.
Esta vez, empero, las acciones más candentes son de empresas de capital cerrado y que aún no cotizan en mercados bursátiles grandes como la Bolsa de Nueva York o el mercado electrónico Nasdaq. Se espera que el volumen de tales transacciones llegue a US$6.900 millones este año, un alza de 50% desde 2009, según Nyppex Holdings LLC, que pone en contacto a compradores y vendedores de acciones de empresas que no cotizan en bolsa. Los inversionistas particulares generan hasta 20% del negocio, calculan algunos corredores.
Es fácil ver por qué más y más inversionistas están dispuestos a hacer la vista gorda a los riesgos que conlleva el volcar dinero en compañías de capital cerrado que no revelan siquiera detalles financieros básicos. LinkedIn debutó en la bolsa el jueves y su acción se disparó casi 110%, cerrando a US$94,25.
La oferta pública inicial produjo enormes ganancias para los inversionistas que acumularon acciones de LinkedIn antes de la operación, haciendo las compras en bolsas de compañías de capital cerrado como SharesPost Inc. y SecondMarket Holdings Inc. Otros compradores obtienen los títulos mediante vehículos de inversión en una sola compañía, que juntan dinero de inversionistas para comprar y retener acciones de nuevas empresas tecnológicas específicas, en tanto otros adquieren títulos directamente de ex empleados o asesores de dichas firmas.
LinkedIn no respondió a pedidos de comentarios.
El pujante mercado encara una posible investigación de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés), que está preocupada por la falta de transparencia, exiguos volúmenes de negociación y riesgos de uso indebido de información privilegiada. Los funcionarios de la SEC también están considerando revisar las reglas de oferta de acciones para atizar una mayor compra y venta de acciones de compañías de capital cerrado.
"Ahora hay un montón de gente en la mesa de bacará", señala Marc Goldstein, de 49 años, un emprendedor de San Francisco que ha negociado acciones de compañías que no cotizan en bolsa. "Se está volviendo más como de operadores del día, y sé que tengo parte de culpa en ello".
Los compradores de tales acciones insisten en que no están jugando a la ruleta o infringiendo reglas. Muchos de los inversionistas son ricos y quieren subirse al vagón de las nuevas compañías antes de que salgan a bolsa, al igual que las firmas de capital riesgo han hecho por décadas. Las normas de la SEC exigen que compradores y vendedores de títulos de empresas de capital cerrado tengan activos financieros de al menos US$1 millón o un ingreso familiar anual superior a US$300.000.
"Considero Facebook un vehículo (de inversión) seguro", afirma Sizhao Yang, de 28 años, un ex ejecutivo de Zynga que el año pasado puso más de US$250.000 en un fondo de Facebook gestionado por EB Exchange Funds, de San Francisco.
Yang, quien recientemente ayudó a lanzar una nueva empresa en Los Ángeles, explica que los riesgos son pequeños dado el tamaño e ímpetu de Facebook. La compañía de redes sociales vale alrededor de US$70.000 millones, según transacciones privadas recientes, frente a US$35.000 millones a fines de 2010.
Es probable que Facebook comience a divulgar información financiera o adopte medidas para salir a bolsa tan pronto como el próximo año, conforme a las reglas de la Comisión de Bolsa y Valores que gobiernan la cantidad de accionistas en una compañía de capital cerrado.
Un portavoz de Facebook se negó a hacer comentarios.
Algunas compañías de capital cerrado han restringido las negociaciones ejerciendo el "derecho de primer rechazo" a las ventas de sus acciones. Incluso cuando se llega a un acuerdo para la venta de acciones, normalmente las compañías aún pueden recomprar los títulos dentro de los 30 días, lo que les da otra forma de poder de veto.
Williams, un ejecutivo de la compañía de búsqueda en Internet Excite@Home Inc. antes de que se acogiera a la ley de bancarrota en 2001, ahora es un inversionista ángel que pone pequeñas sumas de su propio dinero en compañías tecnológicas, alimentándolas a medida que crecen. Comenzó a comprar acciones de compañías que no cotizan en bolsa el año pasado, tras decidir que empresas establecidas como Facebook diversificarían su portafolio.
En febrero de 2010, Williams compró 10.000 acciones de LinkedIn a US$18 cada una a un amigo, a quien se negó a identificar.
Ese acuerdo lo alentó a abrir una cuenta en SharesPost, donde apostó entre US$14 y US$15 por acción por 25.000 títulos de Zynga. Pero la compra se frustró cuando Zynga ejerció su derecho de primer rechazo. Williams dice que no se le dio ninguna explicación.
En un comunicado, Zynga dijo que el "mercado secundario para acciones que no cotizan en bolsa han aumentado la complejidad del cumplimiento de leyes, particularmente allí donde compradores y vendedores tienen información asimétrica".
Resuelto a engordar su cartera, Williams recurrió a Larry Albukerk, socio gerente de EB Exchange. Albukerk refirió a Williams a un ex asesor de Zynga que quería desprenderse de 25.000 títulos a entre US$16 y US$18 cada una. La venta se completó.
Desde entonces, Williams compró 35.000 acciones de Facebook y adquirió otras 10.000 de LinkedIn por US$21 cada una, en transacciones separadas. Según el precio de cierre de LinkedIn el jueves, sus acciones valen cerca de US$1,5 millones más de lo que él pagó por ellas.
Aun así, si logra una compra más de acciones de Zynga, Williams planea hacer una pausa en la adquisición de títulos de compañías de capital cerrado. "Creo que las valuaciones se están volviendo justas", explica. "Algunos dirían que son una locura".
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