El pasado agosto el oncólogo Keith Flaherty y sus colegas en el Hospital General de Massachusetts publicaron un estudio que dio nuevas esperanzas a los pacientes con melanoma metastásico. Sin embargo las buenas noticias fueron atenuadas por una advertencia grave: en la mayoría de los pacientes, el fármaco dejaba de funcionar después de un periodo de tiempo que podía ir de meses a años.
Este problema de resistencia a los medicamentos ha plagado a la nueva generación de las así llamadas terapias contra el cáncer dirigidas, diseñadas para bloquear los efectos de las mutaciones genéticas que impulsan el crecimiento del cáncer. En dos nuevos estudios publicados la semana pasada en Nature, los investigadores del Dana Farber Cancer Institute en Boston y la Universidad de California en Los Angeles, pusieron al descubierto cómo luchan algunos tumores de melanoma contra estos fármacos. Afirman que estos conocimientos ayudarán al diseño de nuevos fármacos y combinaciones de fármacos que permitan a los tratamientos dirigidos funcionar durante más tiempo y tal vez hasta vencer la resistencia por completo.
"Si podemos llegar a entender y anticipar todo el espectro de formas en que el cáncer logra evitar estos fármacos, podremos crear fórmulas de combinaciones de medicamentos que podrían poseer un control permanente", afirma Levi Garraway, oncólogo y científico en el Dana Farber.
En un estudio, Garraway, Flaherty y otros colaboradores analizaron los efectos de 600 proteínas quinasas diferentes (unos tipos de enzimas) en células tumorales de melanoma cultivadas en una placa. Descubrieron que la hiperactividad entre nueve de las proteínas quinasas hizo que las células fueran resistentes al tipo de fármaco que resultaba tan prometedor en el estudio del melanoma de Flaherty. Una enzima nunca había estado previamente implicada en el cáncer. Los investigadores confirmaron los descubrimientos mediante el análisis de muestras de tejido de pacientes con melanoma que desarrollaron resistencia al medicamento.
No está claro aún cómo es de común este mecanismo particular de resistencia a los medicamentos. Sin embargo Flaherty asegura que, en base a los resultados, es muy optimista en relación a las terapias dirigidas. "No es el caos el que crea resistencia, son la misma célula racional y la biología molecular las que condujeron al desarrollo de estas terapias en primer lugar", afirma. "No necesitamos apelar a ningún tipo de biología de red extraordinariamente compleja para resolver esto".
En un artículo relacionado en Nature, Roger Lo, médico y científico del Centro Integral del Cáncer Jonsson de la UCLA, encontró cambios similares a los del estudio de Garraway. Lo está de acuerdo con que los resultados ayudarán a los científicos a calcular combinaciones de medicamentos más eficaces. Comparó el enfoque al utilizado para erradicar virus de difícil eliminación. "Se diseñaría un cóctel para cortar cualquier ruta de escape posible", explica. Sin embargo, "es más complicado cubrir todos los aspectos de una célula cancerígena," puesto que estas células tienden a ser muy "plásticas", o capaces de cambiar.
Lo también advierte que los investigadores han estudiado a relativamente pocos pacientes, por lo que no está claro con qué amplitud se aplicarán estos hallazgos a un número mayor de pacientes. (Uno de los problemas es que resulta difícil conseguir muestras de tejido—los investigadores necesitan tejidos del mismo paciente antes y después del tratamiento.) Los investigadores encontraron mecanismos de resistencia en un 40 por ciento de los pacientes resistentes a los medicamentos que estudiaron, y en la actualidad están en busca de explicaciones para el restante 60 por ciento.
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