Por Stephanie Simon
Eric Topol sintió un poco de nostalgia cuando dejó de utilizar su fiel estetoscopio. Aunque la tristeza no le duró mucho.
Este cardiólogo de San Diego carga ahora consigo un aparato portátil de ultrasonido que tiene aproximadamente el tamaño de un teléfono celular. Cuando lo coloca sobre el pecho de un paciente, el aparato le permite observar directamente el corazón, incluyendo el músculo, las válvulas, el ritmo y el flujo sanguíneo.
El Vscan, que cuesta US$8.000 y es fabricado por GE Healthcare, una división de General Electric Co., es una más de la serie de innovaciones que está llegando al campo de la salud. Topol es el director académico de Scripps Health, una red médica sin fines de lucro, y dice que las aplicaciones de los teléfonos inteligentes, los sensores inalámbricos y otras herramientas innovadoras tienen "potencial transformador".
Topol y otros médicos dicen que la tecnología puede no solamente mejorar los diagnósticos y tratamientos, sino también revolucionar la forma en que doctores y pacientes piensan respecto al cuidado de la salud. Las herramientas móviles permiten a los médicos monitorear los signos vitales, detectar cambios en los niveles de actividad y verificar si el paciente está tomando sus medicinas, sin siquiera verlo cara a cara.
Esto implica menos visitas a los consultorios y menos hospitalizaciones, dado que incluso a los pacientes muy enfermos se les puede hacer un seguimiento en forma remota. Por su parte, los pacientes pueden monitorear su salud en tiempo real, obteniendo acceso a una cantidad sin precedentes de datos que les permitirá "asumir el control de su propio cuidado", explica Topol.
Kelly Morris, una madre de Alabama, ve el potencial de estas tecnologías más claramente en una etiqueta roja que adhiere con un clip a la blusa de su hija cada mañana. En un lado se lee: "En caso de emergencia". El otro tiene instrucciones para enviar por texto un PIN al número 51020. Quien lo haga recibirá un mensaje de vuelta que ofrece indicaciones detalladas para el cuidado de Michaela, su hija de 13 años. Sabrá, por ejemplo, que su particular tipo de epilepsia no responde bien a las medicinas más comunes para tratar estos ataques y que algunas la vuelven maníaca.
Otra característica de este servicio que cuesta US$10 al año permite a médicos, que han recibido códigos de acceso especiales, tener acceso a un lista preprogamada con los contactos de emergencia del paciente. El doctor puede notificarles a todos rápidamente —por texto, correo electrónico o llamada telefónica— que el paciente está siendo llevado a un hospital específico.
La tecnología llamada "brazalete invisible" fue desarrollada por Docvia LLC de Tulsa, Oklahoma.
Los paramédicos de emergencia también están en la primera línea de otra innovación: un sistema de monitoreo inalámbrico para ambulancias desarrollado por GlobalMedia Group, una empresa de hardware y software, con sede en Arizona.
El sistema TransportAV, que cuesta alrededor de US$30.000, utiliza una pequeña cámara de video, un estetoscopio digital y un micrófono montado sobre una camilla para transmitir imágenes en vivo del paciente al equipo de tratamiento que está esperando en la sala de emergencias del hospital. Los paramédicos y las enfermeras en la ambulancia pueden enviar imágenes cercanas de una herida, videos en tiempo real de la respuesta del paciente a los distintos tratamientos y audio de los latidos del corazón y de la respiración.
Cuando el paciente está en el hospital y el doctor en camino, se necesita un tipo diferente de seguimiento a distancia. El sistema Mobile MIM permite a los doctores utilizar sus iPhones para ver imágenes de pruebas hospitalarias sofisticadas. Desarrollado por MIM Software Inc., de Cleveland, la aplicación reproduce lo escaneado con suficiente claridad y fidelidad como para que los médicos puedan hacer un diagnóstico a través de sus teléfonos inteligentes.
Yuko D'Ambrosia, una obstetra de Denver depende de su iPhone para seguir el trabajo de parto de sus pacientes. Usa una aplicación llamada AirStrip OB que envía esa información a su teléfono. Con un par de toques en la pantalla puede ver, en tiempo real, todos los datos de los sensores adheridos al vientre de la paciente. Si detecta peligro puede ordenar una cesárea por teléfono, de forma que la paciente puede estar preparada para la cirugía en el momento en que D'Ambrosia llega al hospital.
EverOn es un tapete con sensores que se coloca bajo los colchones de los pacientes. Las enfermeras programan el aparato para que las alerte si alguno de los signos vitales bajan a un nivel preocupante. Si eso ocurre, EverOn transmite una alarma que va a la sala de enfermeras y a sus teléfonos inteligentes.
"Hemos tenido muchas situaciones críticas", dice Jamie Terrence, el director de gestión de riesgo del California Hospital Medical Center, de Los Ángeles. El sistema ha permitido que las enfermeras lleguen al paciente justo antes de que entre en falla cardiaca.
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