Por WSJ
"Google no es una compañía convencional. No pretendemos serlo". ¿Recuerda esas palabras audaces? Datan de 2004 y provienen del "manual para propietarios" emitido por los cofundadores Larry Page y Sergey Brin como parte de la oferta pública de Google.
Pero en los años posteriores, al crecer y prosperar Google, comenzó a sonar bastante convencional. Los analistas de Wall Street escrutaban cada detalle de sus informes, emitiendo cálculos de ingresos y ganancias, y clamando por resultados predecibles.
Bajo el mandato del ex presidente ejecutivo Eric Schmidt, un experimentado ejecutivo de tecnología, Google entregó lo que Wall Street quería, y Wall Street recompensó a Google con precios crecientes de acciones y entusiastas recomendaciones de "comprar". El manual del propietario, si alguien lo recordaba, parecía una reliquia pintoresca e idealista de una era acabada.
Hasta este mes. El 14 de abril, Page, en su primer anuncio de ganancias desde que sucedió a Schmidt como presidente ejecutivo, dijo que la compañía tuvo un "trimestre impresionante", pero luego reveló ganancias inferiores a los cálculos de Wall Street debido a costos crecientes.
En lo que fue ampliamente interpretado como un desaire a los analistas, permaneció en la conferencia telefónica durante unos pocos minutos antes de partir abruptamente sin dignarse a contestar ninguna pregunta. El veredicto de los inversionistas fue rápido y duro: las acciones de Google tuvieron una caída resonante, de US$47,81 —alrededor de 8%— al día siguiente.
Como accionista de Google de larga data, absorbí el golpe financiero. ¿Mi reacción? Bien por Page. Era hora de que Google volviera a sus principios fundacionales.
Reconozco que un rápido curso de buenos modales podría ser bueno para Page. En el futuro, un poco de humildad y cortesía podrían ser de gran provecho. Pero los inversionistas no deberían confundir estilo con sustancia.
Sobrepasar los cálculos
Lo que Page y el director financiero Patrick Pichette dejaron en claro fue que Google está resuelto a hacer a un lado la burocracia esclerótica y volcar dinero en inversiones grandes, potencialmente de alto rendimiento, sin importar las consecuencias inmediatas para las utilidades trimestrales.
Como accionista, estoy deleitado con que Google tenga grandes proyectos que cree que vale la pena emprender, en vez de sentarse pasivamente sobre una montaña de dinero. Como dijo Pichette: "Estamos erigiendo negocios de miles de millones de dólares, y confiamos en que este es el momento de invertir". Y los inversionistas parecen haber ignorado el hecho de que las ventas de Google crecieron 27% en el primer trimestre, sobrepasando los cálculos de Wall Street.
Nada de todo esto debería ser una sorpresa para los inversionistas ahora que Page está a cargo. Coincide totalmente con lo que él y Brin promovían en 2004. Releer el manual para propietarios me recordó por qué invertí en Google en primer lugar: "Si aparecen oportunidades que podrían ser motivo de que sacrifiquemos resultados de corto plazo pero que son del mejor interés de largo plazo para nuestros accionistas, aprovecharemos tales oportunidades. Tendremos el valor de hacerlo".
En otras palabras, los especuladores a corto plazo deberían buscar ganancias en otra parte, como evidentemente hicieron este mes después de desprenderse indiscriminadamente de las acciones de Google. Como dice el manual: "Nuestro entorno empresarial cambia rápidamente y necesita inversiones de largo plazo".
¿Cuán rápidamente está cambiando el entorno competitivo de Google?
La búsqueda convencional, que Google domina, está bajo presión de las redes sociales, los celulares o aparatos de mano y la computación de almacenamiento en Internet, sectores en los que Google tiene que esforzarse enérgicamente o correr el riesgo de volverse obsoleto.
Para ayudar a retener sus talentos, Google les dio a todos sus empleados un aumento salarial de 10% en enero, lo cual puso presión sobre los costos y alarmó a algunos analistas. Pero Google enfrenta una intensa presión competitiva por talentos en un sector donde el capital intelectual lo es todo. "Nuestros empleados… son todo", dice el manual, y agrega: "Los recompensaremos y trataremos bien".
Probablemente el pasaje más famoso —y ridiculizado— en la declaración de oferta de Google era el siguiente: "No seas malvado. Creemos firmemente que en el largo plazo, estaremos mejor recompensados —como accionistas y en todo sentido— por una compañía que hace cosas buenas por el mundo aun si renunciamos a algunos beneficios de corto plazo".
Pero esa fue la razón por la que hice una oferta y compré acciones en la oferta pública de Google. Si la toma de las riendas por parte de Page ha de significar algo, espero que represente un compromiso renovado con las premisas fundacionales de Google.
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