Por Therese Poletti
MarketWatch
SAN FRANCISCO—Algunos inversionistas se disgustaron la semana pasada luego de que el nuevo presidente ejecutivo de Google Inc. y cofundador de la empresa, Larry Page, se sumara a la conferencia telefónica para informar sobre las ganancias de la compañía solamente por tres minutos, dejando que su director financiero tuviese que defender sus crecientes costos a un irritado contingente de inversionistas de Wall Street.
"Al menos apareció durante tres minutos de la conferencia, pero hubiésemos querido que Larry se quedara para la sesión de preguntas y respuestas", escribió Mark Mahaney, de Citigroup, en una nota enviada a los clientes, en la que explicó que rebajaba su opinión sobre la acción de "comprar" a "mantener". Mahaney dijo que Google ahora tiene que "mostrar" lo que está haciendo.
"Nuestra opinión es que la introducción de 370 palabras que fue dada por el presidente ejecutivo no incluyó ningún comentario respecto a cómo quería orientar la compañía y careció de brillo", dijo el analista de BGC Partners Colin Gillis, en una nota llamada "Dinero muerto hasta el verano". Dijo que mientras Page se concentra en el largo plazo, "también es razonable sugerir que el actual equipo gerencial no está enfocado en revertir las presiones de corto plazo sobre el precio de la acción". Desde enero, cuando Page fue nombrado para asumir como presidente ejecutivo a partir del 4 de abril, las acciones cayeron más de 12%.
Los inversionistas podrían querer releer la carta que los dos fundadores enviaron a los inversionistas antes de la oferta inicial de acciones llamada: "Un manual del dueño" para los accionistas de Google. Se inspiraron en ensayos escritos por la leyenda de la inversión Warren Buffett y su "Manual del dueño" dirigido a los accionistas de Berkshire Hathaway Inc.
Desde su fundación, y especialmente desde su salida a bolsa, Google siempre se describió a sí misma "no como una compañía convencional... no queremos transformarnos en una", como lo escribió Page con el otro cofundador, Sergey Brin, en 2004. Desde el comienzo, la compañía se presentó como "anti-Wall Street" y en ese momento la mayoría de los inversionistas se centró en su declaración de que Google no daría una guía sobre sus ganancias. La empresa aún mantiene esa postura.
"No vamos a evitar proyectos de alto riesgo y alta rentabilidad debido a las presiones de corto plazo sobre las ganancias. Algunas de nuestras pasadas apuestas han salido extraordinariamente bien y otras no. Debido a que reconocemos que la búsqueda de estos proyectos es clave para nuestro éxito a largo plazo, los seguiremos buscando", explican.
Pero la creciente preocupación de Wall Street es que "los otros proyectos" de la compañía nunca van a rendir y que Google seguirá siendo buena solamente en una cosa. Los inversionistas están preocupados de que el salto en los gastos operativos sea indicativo de una falta de disciplina. En el primer trimestre del año, los gastos operativos saltaron 54% a US$2.840 millones respecto a un año atrás. El incremento de los costos provino fundamentalmente de la contratación de alrededor de 1.900 nuevos empleados, adquisiciones inmobiliarias, alzas salariales y marketing para el software del navegador Chrome. Ese aumento llevó a la empresa no alcanzar por un pequeño margen las previsiones de ganancias, lo que hizo que las acciones de Google cayeran la semana pasada.
Alimentando todavía más el pesimismo sobre las acciones de Google está el hecho de que los ingresos de esos "otros" negocios fuera de su principal negocio de búsqueda y publicidad en Internet en realidad cayeron. "Otros" fue 3% del total de ingresos en el trimestre (US$ 269 millones), lo que supuso una caída frente al 4% (US$300 millones) de un año atrás.
"El asunto sigue siendo si los crecientes gastos que la compañía está realizando resultan en nuevas fuentes de ingresos significativas", agregó Gillis en su nota. "Google no tiene una historia de sacarles rendimiento económico a sus tecnologías más allá de la búsqueda".
Eso es una forma elegante de decirlo, pero lo que señala Gillis es algo respecto a lo cual los fundadores de Google trataron de advertir a los nuevos inversionistas hace alrededor de siete años antes de la oferta pública inicial.
"Por ejemplo, financiaríamos proyectos que tienen una chance de 10% de ganar US$1.000 millones a largo plazo", escribieron Page y Brin. "No se sorprendan si hacemos apuestas más pequeñas en áreas que parecen muy especulativas o incluso extrañas cuando se las compara con nuestros actuales negocios". En efecto, las extrañas inversiones de Google han ido desde un vehículo robótico sin conductor hasta una compañía de monorrieles movidos a pedal. El lunes, el gigante de las búsquedas en Internet fue parte de un grupo que invirtió US$500 millones en una granja eólica de General Electric Co.
Una de esas inversiones tempranas que al menos está dando algo de fruto es YouTube, el servicio para compartir videos. Los ejecutivos dijeron que los ingresos se estaban duplicando para YouTube, que comparte esos ingresos con más de 20.000 socios que producen contenidos. Mahaney dijo que esta táctica en realidad "crea un círculo virtuoso a medida que cuanto más dinero genera Google para sus socios, más videos de calidad suben a YouTube esos socios".
Pero los analistas como Mahaney también hacen notar cosas importantes que hace falta considerar, incluso por parte de aquellos inversionistas que han estado dispuestos a apoyar la postura "no convencional" que adoptó Google en el momento en que hizo su oferta inicial de acciones. Una es el hecho de que el entorno competitivo de Google "simplemente ya no es tan abierto como era para Google antes de la recesión", hizo notar el analista.
La compañía también está enfrentando un creciente control de los reguladores y temores respecto a su política de protección de la privacidad de los consumidores. Ese mayor escrutinio podría limitar sus opciones.
Otro riesgo es el temor de algunos inversionistas respecto a una recaída de la economía de EE.UU. "Mientras que la publicidad se ha recuperado en gran medida, las preocupaciones macro persisten debido al alto desempleo, el escaso crédito, las preocupaciones respecto a la deuda soberana y la inestabilidad política", escribió el analista de Benchmark Co., Clayton Moran. "Una recaída en la recesión es un riesgo para los negocios cíclicos como la publicidad en línea de Google".
Google también dijo que daría bonificaciones especiales a los empleados que sean capaces de integrar más características vinculadas a las redes sociales a sus productos. Pero hasta ahora, esos esfuerzos en los medios sociales han sido muy decepcionantes. El año pasado, como resultado de una demanda colectiva, creó un fondo de US$8,5 millones para las organizaciones que se centran en la privacidad en Internet, como consecuencia de hechos ocurridos con su función social Buzz de Gmail. El mes pasado, llegó a un acuerdo con la Comisión Federal de Comercio, que está requeriendo que sus prácticas de protección de la privacidad y de protección de datos sean auditadas en forma independiente, cada dos años y durante las próximas dos décadas.
Muchos inversionistas quieren que las compañías se concentren en el largo plazo, y Page claramente mantiene ese enfoque. Pero está por verse si la compañía todavía merece mantener su posición no convencional con respecto a Wall Street.
Therese Poletti es una columnista para MarketWatch en San Francisco.
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