martes, 5 de abril de 2011

Internet, otra herramienta para la revolución


Por Miguel Ángel Medina / El País

¿Habrían sido posibles las revueltas en el Norte de África y Oriente Próximo sin Internet? Esa pregunta se escucha en cualquier debate que ponga el foco en los acontecimientos sucedidos desde diciembre en la región. De tanto escucharla, habrá quien piense que lo más importante es la Red. Sin embargo, este proceso es fruto también del trabajo de años de organizaciones en defensa de los Derechos Humanos y la libertad de expresión. Internet no es más que una herramienta. Un instrumento, eso sí, que está cambiando el paradigma informativo, porque la gente ya no siempre necesita a un intermediario -como los grandes medios de comunicación- para saber qué ocurre: ahora se puede acudir también a las redes sociales y a sitios como Ushahidi o Witness .

Estas son algunas de las ideas que motivan el debate Internet y las revoluciones sociales del siglo XXI, que organiza AERCO (Asociación Española de Responsables de Comunidad) y se celebra esta tarde en La Casa Encendida de Caja Madrid. Las conferencias podrán seguirse en Twitter, con el hashtag (tema) #isocialrev . "A la gente que trabajamos con las redes sociales, nos resulta preocupante el protagonismo que adquiere la propia herramienta, que llega a eclipsar el papel de la persona que está detrás", comenta Leila Nachawati, representante internacional de AERCO y una de las ponentes. "Se oye hablar de conceptos como revolución Facebook que, en mi opinión, oscurecen el análisis político de los conflictos y de qué es lo que nos ha llevado a este punto", añade.

Otro de los que pone 'peros' a los elogios a la Red es el bloguero iraquí Raed Jarrar, quien admite que la gente se ha ayudado de las redes sociales para movilizarse, pero también los gobiernos las han usado para reprimir, es decir, es un espacio al que puede llegar la represión de un régimen opresor. En su opinión, Internet no ha sido fundamental para las revueltas, como lo demuestran las movilizaciones en Irak, cuya penetración de Internet es menor del 2% de la población; y en Egipto, donde el Gobierno cortó el servicio de Internet, pero la revolución continuó e incluso más gente salió a la calle, lo que prueba que hay otras herramientas que siguen haciendo posibles las protestas.

Rescatando la voz de los bloggers

"Tal vez las revoluciones árabes no hubieran sido posibles sin Internet, pero eso no significa que la Red sea lo más importante", cuenta el tunecino Sami Ben Gharbia, director de Global Voices Advocacy. "En cualquier caso, cada revolución, cada cambio, necesita un medio para expandir su mensaje", continúa, y en este caso ha sido Internet. Ben Gharbia sabe bien a qué se refiere, ya que la organización en la que colabora es una red internacional de bloggers que traducen y defienden a los blogs y medios ciudadanos de todo el mundo.

De cualquier manera, el impulso a estos movimientos sociales no puede atribuirse únicamente a Twitter y Facebook. Dos de los expertos que participan en las jornadas de La Casa Encendida representan alternativas a las redes sociales mayoritarias, como son Witness y Ushaidi. Matisse Bustos, responsable de comunicación de la primera de las páginas, comenta que Witness (Testigo) es una organización internacional que defiende los Derechos Humanos y trata de documentar, a través de vídeos, si son vulnerados. Su reto es proteger la identidad de los activistas para garantizar su seguridad, así como tratar de que el mayor número posible de gente vea los vídeos para contrastar si se trata de una información real.

Por su parte, Ushahidi es una herramienta que permite crear mapas interactivos muy útiles en situaciones de crisis o peligro a partir de la información que envían los ciudadanos por medio de distintos canales, como correo electrónico, Twitter o incluso mensajes de móvil. Dale Zak, que ha participado en el desarrollo de esta tecnología, señala se trata de un proyecto de código abierto que sirve para desarrollar el periodismo ciudadano y que ha jugado un papel fundamental, por ejemplo, el reciente terremoto en Japón y la posterior crisis nuclear.

Con este impulso, los grandes medios informativos también están cambiando su percepción de la actualidad y utilizan cada vez más el periodismo ciudadano y las fuentes que proporcionan las propias personas. Un ejemplo de ello es Al Yazira, cuya cobertura de las revueltas -en la que ha participado Bilal Randeere, ponente en las jornadas- ha inspirado a otros medios por su búsqueda de testimonios a través de las redes sociales allí donde los periodistas no llegan. Pero también en este punto hay reservas. "La mayoría de los grandes medios tienen grandes intereses y en muchas ocasiones prefieren apoyar a los gobiernos en lugar de a los ciudadanos", dice el bloguero iraquí-estadounidense Raed Jarrar. "Por eso, hay que crear alternativas a los grandes grupos de comunicación".

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