Por EMILY STEEL y JULIA ANGWIN
Decenas de organismos policiales de todo Estados Unidos se aprestan a dotar sus fuerzas de aparatos manuales de reconocimiento facial a partir de septiembre, algo que ha generado controversia por su potencial para atentar contra la privacidad y las libertades civiles.
Con el aparato, que se adosa a un iPhone, un policía puede fotografiar un rostro desde una distancia de hasta 1,5 metros, o escanear los írises de una persona desde 15 centímetros, y hacer una búsqueda inmediata para ver si hay alguna correspondencia en una base de datos de personas con antecedentes penales. El aparato también recoge huellas digitales.
Hasta hace poco, esta clase de tecnología portátil estaba mayormente limitada a usos militares, por ejemplo para identificar posibles insurgentes en Irak o Afganistán.
El aparato no está aún en manos de la policía, y la base de datos, que incluye información recogida principalmente cuando personas son detenidas o puestas en libertad, todavía no está lista. Aun así, el arribo de nuevos aparatos, fabricados por BI² Technologies, de Massachusetts, es otra señal de que tecnologías futuristas de reconocimiento facial se están convirtiendo en realidad.
La introducción del aparato ha generado inquietud entre defensores de la privacidad sobre un potencial uso indebido. Un interrogante fundamental es si el uso del aparato en ciertas formas representaría una "búsqueda" que requiere de una orden judicial. Los tribunales no han emitido un fallo al respecto.
Es generalmente legal que cualquier persona con una cámara, incluso la policía, tome fotos de gente en espacios públicos. (Una excepción: algunos tribunales han limitado la vigilancia con video de protestas políticas, diciendo que viola los derechos de los manifestantes).
Sin embargo, una vez que un agente del orden para o detiene a alguien, puede aplicarse otra pauta, dicen expertos. La Corte Suprema de EE.UU. ha dictaminado que tiene que haber "sospecha razonable" para obligar a las personas a marcar sus huellas digitales. Como la tecnología de reconocimiento facial y del iris no ha sido sometida a una prueba legal similar, sigue siendo "una zona gris de la ley", dice Orin Kerr, profesor de derecho de la Universidad George Washington. "Puede ser necesaria una orden para obligar a alguien a abrir sus ojos".
BI² dice que tiene acuerdos con cerca de 40 organismos para entregar unos 1.000 aparatos, que cuestan US$3.000 cada uno. Algunos agentes del orden creen que el equipo podría ser una importante arma contra la delincuencia. "Vivimos en una era en la que mucha gente trata de pasar inadvertida, en la sombra, y evitar a la ley", dice el comisario Paul Babeu del condado de Pinal, Arizona.
Babeu equipará a 75 agentes con el aparato a fines de año para intentar identificar a personas que no cuentan con un documento con foto válida o verificar la identidad de personas arrestadas por un crimen, las cuales podrían estar cargando una identificación falsa.
Sin embargo, hay otros policías más cautelosos. A Bill Johnson, presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Organizaciones Policiales de EE.UU., le preocupa en particular el escaneo del iris, que debe hacerse a una distancia corta y podría considerarse una "búsqueda". Agrega que es una "responsabilidad moral" definir parámetros para el uso de la tecnología.
El comisario del condado de Plymouth en Massachusetts, Joseph McDonald, dice que les dirá a sus agentes que no usen el aparato a menos que tengan una sospecha razonable. Lo mismo sugiere BI².
La tecnología de reconocimiento facial se está popularizando, no sólo en la policía. Facebook Inc. hace poco lanzó esa tecnología para ayudar a sus usuarios a identificar a sus amigos en fotos. Gobiernos de Medio Oriente y Europa usan escaneos de irises para identificar pasajeros en aeropuertos y cruces fronterizos.
Las tecnologías de reconocimiento facial y del iris aún representan sólo 16% de la industria de la biométrica de US$4.300 millones, que está dominada por la tecnología de toma de huellas digitales, según International Biometric Group LLC, con sede en Nueva York.
BI² dice que su aparato, conocido como Moris, las siglas de Mobile Offender Recognition and Information System (Sistema Móvil de Reconocimiento e Información de Delincuente) sólo se venderá a organismos de las fuerzas del orden, aunque también evalúa fabricar variantes para el sector de cuidados médicos y el financiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario