John McCarthy, creador del lenguaje de programación Lisp y visionario de la computación como servicio, tenía 84 años.
John McCarthy, creador del lenguaje de programación Lisp y pionero del utility computing -un servicio de recursos computacionales, el antecesor de la computación en la nube actual- falleció el domingo pasado en Stanford, California (EE.UU.) Tenía 84 años.
McCarthy fue una figura importante en el campo de la inteligencia artificial (IA) y el diseño de lenguajes de computación.
Nació el 4 de septiembre de 1927 en Boston (EE.UU.). Obtuvo su licenciatura en matemáticas por Caltech en 1948 y un doctorado en matemáticas por la Universidad de Princeton en 1951. Cuatro años después fue el autor principal de una propuesta que acuñó el término “inteligencia artificial”.
“El estudio procederá sobre la base de la teoría de que todos los aspectos del aprendizaje o cualquier otra característica de la inteligencia pueden ser descritos con tal precisión que se pueda crear una máquina que los simules”, empezaba la propuesta. “Se intentará descubrir cómo conseguir que las máquinas utilicen el lenguaje, elaboren abstracciones y conceptos, resuelvan problemas que ahora están reservados exclusivamente para los humanos y se mejoren a sí mismas. Creemos que se pueden lograr avances significativos en una o más de estas cuestiones si un grupo cuidadosamente seleccionado de científicos trabajan juntos en ello durante un verano”. Los coautores de la propuesta eran, junto con McCarthy, Marvin Minsky, Nathaniel Rochester y Claude Shannon.
Esta investigación tuvo lugar en la Universidad de Darmouth (EE.UU.) en 1956. A lo largo de los siguientes cuatro años, McCarthy diseñó y puso en marcha Lisp, un potente lenguaje informático que sigue usándose ampliamente hoy en día. En 1965 fundó el Laboratorio de Inteligencia Artificial de la Universidad de Stanford (EE.UU.). En 1971 McCarthy recibió el premio Turing, considerado por muchos como el Nobel de informática, por su trabajo en IA.
McCarthy fue profesor en el MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts) de 1958 a 1962. Estando en el MIT, ayudó a lanzar el Proyecto MAC, que creó uno de los primeros sistemas en el mundo que proponía el tiempo compartido de uso de los ordenadores. Hoy, Proyecto MAC se conoce como el Laboratorio de Informática e Inteligencia Artificial del MIT (CSAIL en sus siglas en inglés).
McCarthy creía que el tiempo compartido, en el que múltiples usuarios pueden acceder a una potente computadora central era un paso hacia la computation utility. Este concepto, revolucionario hace 50 años, preveía que los ordenadores serían algún día un recurso disponible universalmente que sostendrían una economía de la información. La clave para lograr esa visión, afirmaba McCarthy, era dividir la atención del ordenador en muchos trozos para que una única máquina sirviera a las necesidades de muchos usuarios distintos.
“McCarthy era uno de los defensores del sistema, conseguir más gente para usar menos ordenadores, así es como lo vendíamos”, recuerda Minsky, cofundador del Proyecto MAC con McCarthy.
“Cuando comenzamos en el MIT, si tenías una idea para un programa, agujereabas un montón de tarjetones”, afirma Minsk. “Las metías en una tolva y en algún momento del día siguiente alguien metía esos tarjetones en un ordenador en algún sitio e imprimía los resultados. Así que pasaban dos o tres días entre tus pensamientos y el resultado. Si la teoría conllevaba 20 ó 30 pasos, ¿cuánto tardabas? Entre sesenta y noventa días. Había quien tenía prioridad y podía hacer dos o tres pruebas al día. Pero cuando instalamos el tiempo compartido, podías colocar un programa y pensar en él en 30 segundos, hacer algún cambio, editarlo y empezar de nuevo. Así que lo estabas haciendo cien veces al día en vez de dos veces cada tres días. Aceleró las velocidades de interacción multiplicándolas por cientos de veces. Todo eso tuvo lugar durante muy pocos años, entre 1960 y 1963”.
El profesor emérito del MIT Fernando Corbato, que trabajó con McCarthy, añade: “Inspiró el trabajo que yo y otros hicimos con su articulada y elocuente exposición de la visión de la computación interactiva y de los medios para logarla. La mente aguda e incisiva de McCarthy es lo que siempre recordaré”.
Hoy en día a McCarthy se le recuerda sobre todo por sus contribuciones a Lisp, un lenguaje informático en el que tanto los programas como los datos se describen con la misma notación. Esto hace que a los programas de Lisp les resulte fácil procesar, analizar y extender otros programas -o incluso a sí mismos. Los primeros investigadores de la IA creían que la capacidad para autoreferenciarse era un requisito fundamental para crear máquinas pensantes.
Una de las mayores críticas a la IA es que sus defensores sobreestimaron sistemáticamente lo que serían capaces de lograr y subestimaron lo largo que sería el proceso en realidad. A pesar de una sucesión rápida de éxitos en los años 60 y 70, con la creación de programas capaces de jugar al ajedrez, demostrar teoremas matemáticos e incluso imitar a un psiquiatra, los investigadores de IA nunca fueron capaces de crear un sistema que comprendiera una fotografía, pensara como un humano o aprendiese como un niño.
“Si mis expectativas de 1955 se hubieran cumplido, la IA de nivel humano se habría logrado antes de que muchos (¿la mayoría?) de vosotros hubieseis nacido”, afirmaba McCarthy enuna presentación de diapositivas que está colgada en su página web. La presentación, titulada “La IA a nivel humano es más difícil de lo que parecía en 1955”, sugiere que una de las razones por las que la IA no consiguió cumplir las promesas de sus creadores fue que “nosotros los humanos no somos demasiado buenos identificando la heurística que nosotros mismos usamos”.
Copyright Technology Review 2011.
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