Un dispositivo capaz de medir la impedancia eléctrica única del portador podría hacer que los procedimientos médicos fueran más cómodos.
Un dispositivo que mide la respuesta específica de una persona a una débil señal eléctrica podía permitir que dispositivos médicos tales como los brazaletes de presión arterial identificaran automáticamente al usuario y enviaran las mediciones directamente a su historial clínico electrónico.
En la actualidad, las enfermeras, pacientes y médicos tienen que hacer malabares para controlar de forma adecuada la identidad de los pacientes. Sin embargo, el científico informático Cory Cornelio en el Dartmouth College de New Hampshire (EE.UU.), ha desarrollado un dispositivo en forma de reloj de pulsera que mide la 'bioimpedancia' de una persona para identificarla ante dispositivos de control médico.
Cornelio y sus colegas presentaron el lunes un prototipo de sensor en el taller de la Asociación Usenix de Sistemas de Computación Avanzada en Bellevue, Washington (EE.UU.). La impedancia individual varía porque la muñeca de cada persona, por ejemplo, es una mezcla única de huesos, carne y vasos sanguíneos. A medida que los instrumentos médicos e implantes están cada vez más informatizados y conectados, la seguridad y la autenticación se están convirtiendo en un problema. Varios investigadores han demostrado que los dispositivos médicos son vulnerables a la piratería.
"La idea de utilizar la bioimpedancia como biométrica es inteligente", afirma el científico informático Kevin Fu desde la Universidad de Massachusetts Amherst (EE.UU.), que estudia la seguridad de los dispositivos médicos.
La autenticación de usuarios de dispositivos médicos puede tener varias ventajas prácticas. Una familia podría compartir un dispositivo de seguimiento de ejercicio, por ejemplo, y la autenticación vincularía a cada miembro del hogar con sus resultados.
"Hemos hecho algunas pruebas iniciales en nosotros mismos", asegura Cornelius. Al final el equipo amplió el experimento para incluir a 46 voluntarios. Un electrodo del dispositivo envía una corriente alterna a través de la muñeca de su portador a un segundo electrodo. Mientras que la corriente pasa a través de la muñeca, los electrodos detectan la resistencia y la reactividad, que son componentes de la impedancia. Un procesador extrajo siete características del patrón procedente del electrodo, y el equipo utilizó una serie de cinco lecturas por usuario para entrenar al procesador a la hora de reconocer el perfil de bioimpedancia del usuario.
El equipo tomó más de 80 mediciones de impedancia de cada sujeto y las compararon con perfiles compuestos creados para poner a prueba la capacidad del dispositivo para reconocer individuos. Encontraron que si se subdividía el grupo de 46 voluntarios en grupos de tamaño familiar (dos a cinco personas), se podía identificar correctamente al usuario entre un 80 y un 90 por ciento del tiempo. La combinación de los datos de la bioimpedancia con una simple medición de la circunferencia de la muñeca mejora la precisión en un par de puntos porcentuales.
Ari Juels, director científico de RSA Laboratories en Cambridge, Massachusetts, en EE.UU, ve con escepticismo que la bioimpedancia pueda servir como sistema biométrico práctico. "Las tasas de falsas aprobaciones y falsos rechazos son considerablemente más endebles de lo necesario para cualquier aplicación en un escenario posible", indica. El reconocimiento de huellas digitales debe permitir que menos de una aprobación por cada 1000 sea falsa, afirma, y otras señales tales como los electrocardiogramas pueden ofrecer un tipo de biometría pasiva más fiable.
Copyright Technology Review 2012.
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