Por JESSICA E. VASCELLARO
Cuando Apple Inc. y Samsung Electronics Co. se enfrenten en un decisivo juicio de patentes en Estados Unidos a partir de hoy, habrá un elefante en la sala: Google Inc.
Aunque los litigantes son los mayores fabricantes de teléfonos inteligentes del mundo, el caso sirve de extensión para una batalla más amplia entre dos compañías de Silicon Valley que se disputan el control del funcionamiento interno de los aparatos: Apple y Google.
Apple, que en 2007 transformó el mercado con su iPhone, ha lanzado un ataque global contra Samsung y otros fabricantes de celulares que usan el software Android, de Google. El juicio, que empezará hoy en una corte federal de San José, California, podría fortalecer o refutar la acusación de Apple de que el sistema operativo de Google copia ilegalmente funciones de sus aparatos.
Un dictamen de que el hardware de Samsung infringe patentes de Apple podría afectar el desenlace de otros casos, creando problemas para la compañía surcoreana y otros socios de Google en todo el mundo. Una derrota de Apple, por el contrario, podría impulsar la expansión de la competencia que ha convertido a Android en el principal sistema operativo para teléfonos inteligentes.
"Se siente más como Apple versus Google en vez de Apple y la empresa cuyo nombre aparece en la demanda", reconoce Brian Love, un profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad de Santa Clara que se especializa en patentes.
El enfrentamiento entre Apple y Google se extiende mucho más allá de las cortes, ya que ambas compañías compiten para desarrollar funciones, contenido digital, incluyendo libros y música, y servicios como mapas.
El capítulo legal de esta batalla comenzó cuando Apple demandó a la taiwanesa HTC Corp., uno de los socios de Google, en marzo de 2010 y a Samsung en abril de 2011. En una biografía autorizada de 2011, Steve Jobs, cofundador de Apple, se refirió a Android como "un producto robado". Ejecutivos de Google niegan haber robado diseños de Apple. Sin embargo, Apple no demandó a Google, optando en cambio por atacar a las empresas que fabrican teléfonos con Android. La empresa no reveló por qué.
Los abogados de patentes aseguran que es más sencillo buscar compensación monetaria de compañías que fabrican celulares y tabletas y los venden a los consumidores. Google, que genera la mayor parte de sus ingresos de la publicidad en línea, licencia el software a sus socios de manera gratuita. La estrategia de Apple también abre la posibilidad de conseguir que la Comisión de Comercio Internacional de EE.UU., que a menudo emite sus dictámenes más rápido que los tribunales federales, detenga las ventas de dispositivos que infringen las patentes de Apple.
El fabricante del iPhone asegura que tres patentes en el caso actual tocan funciones asociadas con Android, que al igual que el software iOS de Apple permite controlar aparatos con movimientos de dedos sobre una pantalla táctil, usar aplicaciones y presentar información mediante íconos. Sólo dos de esas, una relacionada al zoom y otra relacionada al desplazamiento en la pantalla, se encuentran en la versión actual de Android y podrían requerir modificaciones si la corte considera que Samsung las infringió.
Apple también sostiene que Samsung copió la apariencia del iPhone, incluyendo su forma rectangular con esquinas redondeadas. La empresa exige más de US$2.500 millones en daños.
Samsung niega las acusaciones y ha presentado algunas propias, asegurando que Apple viola sus patentes relacionadas a la forma en la que los teléfonos se comunican y tres ligadas al manejo de fotos y música.
Google seguirá de cerca el juicio. No se espera que sus empleados testifiquen, pero representantes legales de la empresa posiblemente asistan al juicio, según una fuente al tanto. Los abogados de Google han sido consultados por los fabricantes de aparatos que Apple ha demandado, sobre asuntos como la consecución de documentos internos relevantes al caso, dijo la fuente.
Los aparatos de Samsung en disputa están siendo o ya han sido descontinuados, pero los abogados dicen que el caso, y lo que se dictamine sobre ciertas patentes, podría establecer un precedente que afecte las batallas que se libran sobre productos actuales.
—Amir Efrati contribuyó
a este artículo.
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