En el mostrador de comida rápida de un centro comercial de Abu Dhabi, los kebabs y la innovación financiera se sirven en el mismo plato. El cajero del restaurante Shamiana sólo acepta dos tipos de pago por una comida india: dinero o pago móvil, a través de una cuenta de MOBIbucks.
El uso generalizado de los teléfonos móviles —un 87% de la población mundial tenía una suscripción móvil a finales de 2011, según datos de la International Telecommunication Union—, ha hecho que los desarrolladores de esos aparatos decidieran introducir en ellos muchas de las capacidades propias de los ordenadores. El pago móvil es sólo uno de los numerosos mercados que esos aparatos han generado, y al igual que el desarrollo de aplicaciones y la navegación por Internet a través del teléfono, su crecimiento es impresionante: según Juniper Research, el mercado de pagos móviles alcanzará los US$ 670.000 millones en 2015.
MOBIbucks, empresa de Silicon Valley, ofrece a sus clientes una cuenta que les permite visitar, a través del móvil, sus gastos diarios, y para eso no necesitan proporcionar nada más que el número de su aparato y el PIN. La cuenta puede estar vinculada a una cuenta bancaria o puede estar aprovisionada con fondos. MOBIbucks acaba de entrar en Oriente Medio este año y pretende conquistar el mercado regional de pagos móviles, informa Jorge Fernandes, consejero delegado y fundador de la empresa.
Pero aunque los teléfonos móviles de hoy sean tan poderosos como un mainframe de hace 20 años, y las tabletas se hayan convertido rápidamente en verdaderos ordenadores, Fernandes no cree que las oportunidades en el segmento móvil se deban a la nueva tecnología. La llegada de la era de las transacciones móviles, tanto para pagos como de conocimiento, se debe, en gran medida, según Fernandes, al cambio ocurrido en todo el mundo gracias al confort que proporciona la vida digital, ya se trate en el área del aprendizaje o del consumo.
"Hoy tenemos un consumidor digital, nacido en un mundo digital, que llega al mercado y dice que quiere que se le alimente de forma digital", observa Fernandes. "Eso no tiene que ver con la tecnología. Hace cerca de siete u ocho años, tenía que ver con la cultura, ya que el consumidor comenzó a exigir que ciertas cosas se le suministraran de un modo coherente con el mundo en que había nacido".
El consumidor dominante
Fernandes dice que la tecnología que hace posible MOBIbucks ya existía de diferentes formas. Él recuerda un teléfono Nokia de 1995 que permitía al usuario coger una lata de Coca-Cola con tan solo acercarse a la máquina y presionar un botón del teléfono. "Por lo tanto, la tecnología ya existía, la idea estaba allí", dice. "Se necesitaban algunos ajustes, pero la única razón por la cual se ha vuelto más visible hoy en día es porque el consumidor ha empezado a exigirlo".
Fernandes dice que eso se volvió evidente para él cuando la empresa comenzó a probar la receptividad del producto entre el público de Mountain View, en California. "De la enseñanza básica al bachillerato, vi que el índice de aceptación sería de 100 a 1", dijo. "Y no me refiero sólo a la utilización del producto, sino también a la comprensión de su forma de funcionamiento. Yo necesitaría unos diez segundos para explicar a un consumidor joven de productos digitales cómo usar MOBIbucks, mientras que una persona mayor necesitaría unos 30 minutos para entender el sistema, y muchas veces ella se marcharía sin entender nada".
"El contexto en que uno trabaja marca la diferencia. Aquellos consumidores digitales de la época del bachillerato están convirtiéndose ahora en consumidores de verdad. Ellos dominan el consumo digital y esperan que todo se les ofrezca en ese medio".
Otros cambios facilitaron el crecimiento del número de aparatos móviles y sus mercados, dice Fernandes, entre ellos la buena disposición de las empresas, que ahora aceptan el pago digital; y los gobiernos, que facilitaron ese comercio. Fernandes lo ilustra diciendo que las empresas están distanciándose del procesamiento centralizado. "Es mucho más difícil para alguien decir ahora que va a configurar un servidor en California y canalizar allí todas las transacciones del mundo", dice él. "Crear soluciones locales que también sean globales es algo que está muy arraigado actualmente, no importa donde estés".
Con la sofisticación que ha traído la telefonía móvil, añade Fernandes, las empresas pueden ahora apartarse de la antigua necesidad de centralizar todas las operaciones, casi siempre a costes elevados. "Puedo colocar mi producto en su móvil. Eso significa que puedo sacar provecho de su infraestructura para procesar una información. Ese es otro cambio importante. La propia tecnología permite que sea distribuida".
¿Cambio de moneda? La idea de hacer pagos a través del teléfono saca a relucir algunas preguntas en torno al futuro de la moneda y de la seguridad de ese tipo de transacción. Fernandes resalta rápidamente que, a diferencia de otras monedas virtuales innovadoras, como BitCoin, los sistemas de pagos móviles, como MOBIbucks, están basados en moneda real. "No dejaremos de tener algún tipo de relación con la moneda papel", dice él. "El dólar no dejará de existir, ni el dirham [moneda de los Emiratos Árabes Unidos]. Simplemente cogemos esas monedas y digitalizamos su valor".
Fernandes dice que hay un aspecto crucial en que el pago móvil es más seguro que otras formas de pago utilizadas por las personas, como cheques y tarjetas de crédito. "Cuando alguien hace un cheque, expone todo lo que tiene en su cuenta, pero cuando se trabaja con una cuenta de MOBIbucks, expone sólo parte de ella".
La gestión de su dinero se hace en tiempo real. Es como si fuera una cartera. ¿Cuanto dinero lleva en la cartera? Todo lo que usted esté dispuesto a perder. La tendencia no apunta hacia una nueva moneda, el dinero no dejará de existir, pero quedará resguardado por un tipo de pago que lo protegerá, y permitirá que alguien administre sus gastos.
"Como la gestión de la cuenta móvil se hace en tiempo real, añade Fernandes, será mucho más fácil descubrir errores y fraudes. El cliente de MOBIbucks va a decir cuánto quiere de fondo en su cuenta, y cuánto podrá gastar cada vez. Con la tarjeta de crédito, un posible fraude continuaría hasta que la administradora de la tarjeta interrumpiera las compras. Es importante señalar, dice Fernandes, que ya hay medidas de seguridad para las operaciones bancarias online y otras opciones de pago. "El funcionamiento del sistema ya está comprobado, y va a expandirse", dice.
El pago móvil tiene otras ventajas en el caso de los países en desarrollo, explica Fernandes, ya que el transporte personal de dinero ofrece riesgos para la seguridad del individuo, inclusive en las zonas rurales. Y siempre que los gobiernos intentan implantar algún programa, el pago en dinero queda fácilmente a merced de los fraudes.
"El pago móvil mejora la vida de la comunidad, porque las personas tienen a su disposición una suma de dinero que existe de forma real. Ese dinero real, que podría generar problemas, deja de preocupar y se vuelve seguro cuando pasa a la forma digital. En especie, puede desaparecer. Lo que comienza con buenas intenciones puede acabar en abuso".
Analgésicos frente a vitaminas
El mercado de pagos móviles aún es incipiente en los países en desarrollo donde falta infraestructura, como es el caso de las naciones africanas. Aunque las poblaciones de esos países no sean tan ricas como las de Occidente, no por eso el mercado deja de atraer empresas importantes: en marzo, France Telecom-Orange se asoció con Visa en su servicio de pagos móviles, Orange Money, que beneficiará a los clientes de la empresa en Oriente Medio y en África del Norte. Ya son 3,5 millones de suscriptores en África.
Fernandes dice que buena parte de la innovación dirigida a esos países tiene que ver con la atención de las necesidades locales y a la mejora de la calidad de vida. Él compara la innovación a la diferencia que hay entre ofrecer un analgésico o una vitamina a alguien.
"Todo negocio tiene que ver con el dolor", dice. "No quiero vitaminas; quiero analgésicos. Las personas aparecen con una buena idea, pero es pura vitamina. Es bueno para usted, tal vez sea bueno para su salud, pero no acaba con el dolor. El grado del dolor es mayor en los países en desarrollo, por eso sólo va a hacer negocios si es capaz de acabar con el dolor. En otras palabras, hay que crear un negocio que sea más rápido y que dé beneficios, porque cuanto mayor es el dolor que se alivia, más podrá cobrar en términos relativos. Mientras que, en el mundo desarrollado, lo que se necesita es vitaminas. En EEUU, puedo pagar de diez maneras diferentes: en dinero, con tarjeta, por el móvil, por PayPal. Por lo tanto, para los mercados de EEUU, el pago móvil es vitamina".
Pero esa innovación pronto encontrará su espacio entre los consumidores occidentales, prevé Fernandes. "En breve va a cambiar, porque habrá más demanda, y todos tendrán que seguirla. La velocidad de la innovación en todo el mundo indica cambios, pero no creo en eso, un delta allí es más pronunciado que en Occidente. Las personas están olvidándose de que si algo es un analgésico en algún lugar, podrá ser vitamina en Occidente. Sí, hay mucha innovación, hay más innovación ocurriendo en otros lugares, pero los parámetros son totalmente distintos".
Fernandes prevé también que el mundo en desarrollo se beneficie de los aparatos móviles no sólo porque se trata de algo bueno para el comercio, sino también para la enseñanza. "A través del móvil y de las tabletas, podemos tener un impacto social mucho mayor, debido al tipo de cosas que se pueden enseñar y gestionar de forma remota", dice.
"Si alguien puede enseñar a un niño de un año y medio a usar un iPad, extrapole eso al mercado mundial. El nivel de diseminación del conocimiento está más allá de nuestra imaginación, porque puede ocurrir de forma instantánea, con tal de que proporcionemos entrenamiento básico", añade.
Ese potencial es la razón por la cual las transacciones móviles ganarán cada vez más importancia, dice él. "A fin de cuentas, tendrá que haber un cambio de valores del receptor al proveedor. Es ahí donde entra el mercado, lo que considero muy interesante. De un lado se quiere facilitar el pago; del otro, se quiere que el producto llegue al consumidor. Si no se tiene la infraestructura, el pago se convierte en el parámetro a través del cual tiene lugar toda la digitalización".
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