Por LIZETTE CHAPMAN
Hace unos años, los emprendedores del sector tecnológico tardaban unos dos años en crear un producto, contratar personal y determinar si realmente había un mercado real para su servicio. Sin embargo, hoy en día todo ese proceso lleva apenas unos cuantos meses dado que los fundadores de empresas tienen la oportunidad de moverse más rápido entre diferentes ideas hasta que encuentran una que cuaja.
Un ejemplo reciente es el caso de Kevin Systrom de Instagram, que empezó siendo un sitio de registro virtual y se transformó en un servicio de intercambio de fotos.
Systrom, de 28 años, creó hace dos años una compañía con la idea de darle un giro al llamado registro virtual (foursquare es el servicio más popular). Su compañía, que llamó Burbn Inc., permitía a las personas dejar mensajes a través de sus celulares cuando se registraban virtualmente en un lugar, como el Museo Metropolitano de Nueva York, o Hamburguesas el Corral en Bogotá. Cuando otras personas se encontraban en la misma ubicación, podían tener acceso a dichos mensajes.
En los meses posteriores, la idea evolucionó, y pronto Systrom aprovechó el concepto de una aplicación móvil que permitía a la gente tomar fotos, alterarlas visualmente y compartirlas. Esa aplicación se llamaba Instagram. A principios de abril, Systrom y su socio vendieron la compañía a Facebook Inc. por US$1.000 millones.
Systrom forma parte de una nueva generación de emprendedores jóvenes que estratégicamente prueban nuevas ideas, las abandonan si no funcionan y pasan a la siguiente, algo que en inglés se conoce como pivoting. Las compañías de estos ejecutivos están por lo general en los sectores de telefonía móvil y de Internet, donde es relativamente barato ensayar con diferentes software y crear rápido nuevos productos.
Los inversionistas dicen que los emprendedores que hacen cambios radicales a sus ideas originales generalmente tienen más experiencia y menos miedo al fracaso. Los creadores de empresas que cambian de productos y de mercados entre una y tres veces recaudan más dinero que los que no, según Startup Genome Compass, una firma de San Francisco que hace seguimiento a 13.000 empresas nuevas de Internet.
"Uno cambia de dirección tantas veces como pueda y tan rápido como pueda, hasta que se acabe el dinero", dice Evan Kuo, un emprendedor de 27 años e ingeniero de la Universidad de California, Bekerley. Kuo está trabajando ya en la segunda versión de un sitio web llamado Curious.me.
Patrick Chung, socio de la firma de capital riesgo New Enterprise Associates (NEA), de Menlo Park, California, dice que lo que antes llamaba inversiones semilla fallidas ahora lo denomina como experimentos. Y ahora está respaldando financieramente más de ellos. Hace poco, NEA lanzó en la Universidad de Harvard un Fondo Experimental para invertir en compañías en fase muy temprana de desarrollo del área de Boston.
Muchos de estos empresarios jóvenes han cometido errores, pero al mismo tiempo han ganado experiencia que puede aumentar sus probabilidades de tener éxito en su próxima aventura empresarial, dicen inversionistas.
Estos tipos de saltos se han vuelto más fáciles de hacer gracias a la popularidad de plataformas sociales como Twitter y Facebook y la aparición de tiendas que distribuyen aplicaciones. Los avances han reducido drásticamente los costos de distribución, lo que hace más económico sacar rápido productos al mercado.
"Es una de las mejores metodologías que el sector tecnológico se ha inventado. Empezar algo, determinar que no funciona y luego sacar provecho de aspectos de esa tecnología (y aplicarlas a otras ideas) es altamente poderoso", señala Tony Conrad, socio de la firma de capital de riesgo True Ventures.
Incluso después de lo que puede parecer un fracaso, la capacidad de adaptarse es considerada una habilidad clave entre los creadores de empresas.
Cuando Kuo estaba en la incubadora de empresas tecnológicas 500 Startups, fundó CrowdRally, una red de seguidores de Facebook, que registró 40 millones de visitantes. El emprendedor decidió cerrarla luego de que abogados de Facebook lo contactaron, argumentando que el sitio tenía algunos usos inapropiados.
Con el mismo equipo, Kuo hizo rendir durante ocho meses de experimentación los US$150.000 que 500 Startups había invertido en CrowdRally. Probó varias ideas antes de decidir crear una versión del sitio de preguntas y respuestas Quora.com para estudiantes universitarios.
En cuatro semanas armó un prototipo de Curious.me, lo lanzo, consiguió reacciones de estudiantes y presentó la idea a NEA, que pronto invirtió US$400.000.
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