Por BEN WORTHEN
Cuando Meg Whitman, de 55 años, regresó el año pasado de su semi-retiro para dirigir Hewlett-Packard Co. (H-P), asumió una tarea de grandes proporciones: salvar al atribulado fabricante de computadoras e impresoras.
Los últimos años no han sido fáciles para H-P, a medida que el mercado ha hecho la transición de las computadoras personales y portátiles a dispositivos móviles. Sin embargo, algunas de estas heridas han sido autoinfligidas, como la crisis desencadenada por el despido de dos presidentes ejecutivos en poco más de un año.
H-P dijo en mayo que su ganancia trimestral había caído 31% y su ingreso 3% interanual. El precio de su acción ha perdido 10% desde que Whitman asumió las riendas y se ha reducido a la mitad en los últimos dos años.
La ejecutiva, que revirtió la decisión de su antecesor de escindir la unidad de computadoras personales, ha puesto en marcha una masiva reestructuración que incluye la eliminación de 27.000 empleos, u 8% de su fuerza laboral, en los próximos años.
Whitman, que estuvo 11 años al frente de eBay Inc. y postuló sin éxito a gobernadora del estado de California en 2010, habló con The Wall Street Journal sobre la estrategia de H-P. A continuación, extractos editados.
WSJ: Los cuatro grandes negocios de H-P enfrentan vientos en contra. ¿Cómo mejora los negocios cuando las mareas se mueven en su contra?
Whitman: Nuestro negocio de PC asciende a US$40.000 millones. Si fuera independiente sería una de las primeras 50 empresas en la lista de la revista Fortune. En el segundo semestre de este año, obviamente estamos saliendo con una tableta con Windows 8. Tenemos que avanzar más rápido en el sector de las tabletas y eso es lo que haremos.
En relación con las impresoras, en realidad no creo que haya un declive. El cambio de la tecnología analógica a la digital es enorme. Las estimaciones son que habrá 200.000 millones de páginas adicionales pasando de impresión offset a —las grandes imprentas Heidelberg— a la impresión web. Por eso, soy realmente optimista sobre la impresión.
WSJ: Va a eliminar 27.000 empleos en los próximos dos años. ¿Cómo lidiará con el efecto sobre la moral?
Whitman: Uno nunca emprende una reestructuración sin pensarlo mucho, porque se trata de decisiones muy difíciles que afectan la vida de un gran número de personas. Pero estoy convencida de que no podemos darnos el lujo de esperar.
Pienso que la gente entiende lo que tratamos de hacer. ¿Habrá gente que se sentirá mal por eso? Por supuesto. ¿Encontraremos personas que estarán en desacuerdo con la estrategia? Sin duda. Pero no creo que sea demasiado audaz decir que la mayor parte de la gente de H-P entiende lo que estamos tratando de hacer y comprende que tenemos que cambiar la forma en que hacemos los negocios.
WSJ: ¿Cuánto tiempo cree que le tomará llegar hasta allí?
Whitman: La mayoría de las reestructuraciones en la industria estadounidense promedian entre cuatro y cinco años. Y estamos al comienzo del viaje. En última instancia, se desacelerará la caída de las ventas y se registrará un nuevo crecimiento, con la salvedad de que nuestros negocios de servicios pueden ser más pequeños pero más rentables.
WSJ: Los antecedentes del puesto que ocupa en H-P no son muy buenos. ¿Qué le hace pensar que podría cambiar el curso?
Whitman: Tengo que ofrecer un liderazgo consistente para la compañía sobre una estrategia que pienso tiene sentido. Al final, los presidentes ejecutivos son juzgados por sus resultados.
WSJ: Hace un año, la junta directiva de H-P, de la que usted formaba parte, decidió que la compañía necesitaba reinventarse. ¿Ha cambiado algo?
Whitman: Bueno, el presidente ejecutivo ha cambiado y obviamente los presidentes ejecutivos tienen diferentes opiniones sobre la dirección que debe tomar la empresa. Mi conclusión es que estamos en negocios magníficos y deberíamos estar orgullosos de que nos encontramos en estos sectores. No voy a transformar a H-P en una empresa de software. No creo que sea lo correcto y no creo que sea posible.
WSJ: ¿Cuál fue el papel de la junta en la decisión de salir del negocio de las PC?
Whitman: El trabajo del presidente ejecutivo de cada empresa es conducir la estrategia para establecer el curso futuro. En tanto, la máxima autoridad de la junta es decidir si tiene al presidente ejecutivo adecuado para liderar la compañía. Y yo creo que lo que se vio hace un año es que la junta decidió que se necesitaba un cambio en la presidencia ejecutiva.
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