Este martes, Interpol arrestó a 25 personas sospechosas de pertenecer al grupo de activismo digital Anonymous, la mayoría de ellos en América Latina.
En Argentina arrestaron a diez personas, en Colombia a cinco y en Chile a seis, entre ellos dos menores de edad y dos estudiantes de ciencias informáticas.
La filosofía detrás de Anonymous es que cualquier ciudadano del mundo puede ser parte de él. Aunque existe un grupo de fundadores con unas causas ideológicas concretas, hoy el fenómeno ha adquirido nuevas connotaciones y adeptos.
En Latinoamérica, Anonymous -pero también grupos y usuarios que dicen ser parte del movimiento- ha realizado ataques cada vez más frecuentes en los últimos años: atacaron a los carteles mexicanos, las empresas Petrobras y la Receita Federal en Brasil, el sitio web de Carabineros de Chile, la página del congreso peruano, el sitio web del senado argentino y los ministerios de Defensa y de Educación de Colombia.
Pero más allá de los ataques, ¿cuál es la presencia real de Anonymous en América latina, si es que en realidad la hay? ¿Qué tan organizados están? ¿Por qué sus ataques parecen ser tan eficientes en el continente?
BBC Mundo investigó y habló con varios expertos para contestar a estas preguntas.
Vulnerabilidad
Tal vez el argumento más sólido para pensar que Anonymous ha tenido una fuerza particular en Latinoamérica es que las páginas web de los gobiernos y empresas de la región son más vulnerables que en otras partes del mundo.
En enero de este año, la empresa de seguridad informática McAfee estimó cuáles son los países más avanzados en ciberdefensa.
Según el estudio, que tuvo en cuenta elementos como contrafuegos, protección antivirus y capacitación, entre otros, varios países latinoamericanos no están bien preparados para defenderse de ciberataques.
En un escalafón liderado por Finlandia y Suecia, países como México y Brasil estaban entre los últimos puestos de la muestra.
¿Predilección por Latinoamérica?
Si los sistemas de defensa de los sitios web en Latinoamérica son especialmente débiles, ¿que tan fuerte es la presencia de Anonymous en la región, comparado con el resto del mundo?
Para Pablo Mancini, autor de "Hackear el periodismo: manual de laboratorio", las acciones de Anonymous en América Latina han sido contadas: "deben ser un porcentaje pequeño del total de acciones que han realizado en el mundo".
Y Sebastián Bortnik, gerente de educación y servicios de ESET Latinoamérica, una empresa de seguridad, coincide: "A nivel global han tenido igual o más éxito".
Ambos destacan el hecho de que los ataques, si bien realizados en lugares determinados, responden a lógicas globales.
Heterogeneidad
"Los Anonymous de Latinoamérica son una adaptación local de los Anonymous originales", dice Camilo García, un profesor de periodismo digital en la Universidad Javeriana de Bogotá que prepara un libro sobre hacktivismo.
Estos ataques son denominados "denegación de servicio", dice: asaltos básicos que marcan una gran diferencia -no solo técnica, sino también organizacional y conceptual- con los ataques a Stratfor, Paypal o Sony.
Según Mancini, que también es gerente de servicios digitales en el Grupo Clarín en Argentina, Anonymous no tiene en Latinoamérica la densidad de activistas que tiene en Europa y Estados Unidos. Es un fenómeno reciente, que apenas empieza a utilizar estos nuevos instrumentos de protesta.
Mancini dice que en Latinoamérica la capacidad de los activistas para movilizarse, en términos físicos, es más difícil que en cualquier otra parte. Por eso, la gente ha encontrado en el hacktivismo una plataforma eficaz.
Mancini dice que es importante diferenciar entre las acciones de Anonymous, la organización, y las de gente que dice ser parte del grupo.
En Argentina, por ejemplo, la acción de Anonymous se ha reducido a criticar a la iglesia de la cienciología, el primer objeto de ataque que tuvo el movimiento desde su origen.
La cantidad de adeptos informales que tiene Anonymous es bastante más grande al número de miembros oficiales, que no son más de 10 ó 12 en Argentina.
"Pero si hablamos del número de seguidores, se trata de centenares o miles de personas", dice Mancini.
Según él, el ataque a la página del congreso argentino como represalia a una ley que buscaba aplicar un impuesto a dispositivos de almacenamiento digital fue obra de hackers espontáneos.
Una consecuencia de la heterogeneidad de Anonymous es que surgen rumores que el mismo movimiento ha tenido que desmentir.
Por ejemplo, el año pasado se dijo que Anonymous atacaría tres de los servidores más importantes del mundo para apagar internet, algo que es, según Mancini, tecnológicamente imposible. Lo mismo pasó cuando surgió el rumor de que atacarían a Facebook, lo cual fue desmentido por Anonymous.
Un problema de ignorancia
Bortnik dice que el relativo arraigo de Anonymous en Latinoamérica tiene que ver con el contexto: el continente tiene problemas sobre los cuales los activistas se quieren manifestar.
El problema, según Bortnik, es que mucha gente no sabe que hay prácticas ilegales en internet.
"Cada quien escoge sus formas de protesta", dice, "pero la falta de conocimiento sobre las reglas que hay en el internet, algo que tal vez no ocurre con la protesta pública en la calle, ha llevado a que se produzcan arrestos como los de esta semana".
Para Bortnik, que trabaja en proyectos para educar a la gente de estos peligros, este es un tema clave, sobre todo porque el activismo cibernético apenas se está asentando en la región y será un tema del que seguiremos hablando el resto del año.
García también menciona el carácter primario del fenómeno en Latinoamérica: "Acá apenas vamos en la 'Denegación de servicio' y eso se quedará así por mucho tiempo: lo que hacen es robo de bases de datos, explosión pública de información privada, defacement, entre otras. Esto apenas empieza, y el interés que han generado se debe a su extraña forma de actuar".
Libertad de expresión
García afirma que los efectos de Anonymous en sociedades donde hay limitaciones para tocar ciertos temas son enormes.
"Anonymous se han convertido en la voz de temas intocables, como la defensa de la libertad de expresión en Ecuador o la defensa de una educación universitaria universal en Colombia".
Mancini coincide: "cuando gobiernos como Venezuela o Argentina se den cuenta de la neutralidad que permite la red, también van a querer regularla, como hicieron con la televisión y la prensa".
Los arrestos en contexto
En el comunicado de Interpol no se menciona la manera como se llevaron a cabo los recientes arrestos en América Latina.
El operativo internacional, que integraron policías de varios países, se llamó Operation Unmask (operación desenmascarar) y fue lanzado a mitad de febrero. El operativo también decomisó 250 equipos de tecnología informática.
Los arrestos en países hispanos son parte de una historia. Cuando se dio el debate sobre la piratería a partir del la ley Stop Online Piracy Act (SOPA) en el congreso de Estados Unidos, supuestos miembros de Anonymous atacaron distintos sitios oficiales y privados en varios países, entre ellos el de el FBI.
Después de esto, Interpol efectuó un operativo en Nueva Zelanda en el que detuvo al propietario del sitio para compartir archivos Megaupload y a siete de sus empleados.
La presencia de Megaupload en Latinoamérica era importante: era el sector del mundo donde más tráfico generaba y, gracias a páginas como Cuevana y Taringa!, el sitio tenía reconocimiento en la región.
La detención de Kim Dotcom, creador de Megaupload, fue seguida por más ataques cibernéticos en la red hispana y ahora, por la detención de presuntos gestores de ciberataques.
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